sábado, 9 de mayo de 2015

La bebida energética de los gladiadores no era ni la cebada ni el Red Bull


En el siglo I a. C. en uno de los anfiteatros romanos y después de una encarnizada lucha, podíamos ver al esclavo tracio Espartaco, el famoso gladiador, ingerir una bebida tonificante al igual que hacen nuestros deportistas de élite. Como si fuera un Rafa Nadal, un Ronaldo o un Usain Bolt (bueno este último quizás no lo necesite), muchos de los gladiadores romanos se recuperaban del esfuerzo de la lucha o del agotador entrenamiento en la  escuela de gladiadores, con una misteriosa bebida. ¿Pero qué es lo que contenía? ¿Acaso Red Bull ya se comercializaba por aquellos tiempos?

Nada más lejos de la realidad. Un reciente estudio del departamento de Medicina Forense de la Universidad de Viena junto con la Universidad de Berna, y publicado por la revista Plos One, ha demostrado lo que ya nos decían los textos antiguos, entre ellos Plinio el Viejo en su Historia Natural al afirmar que tras los combates ingerían una bebida de “ceniza”. Según Fabian Kanz, uno de los autores del artículo, la bebida misteriosa a la que se referían los clásicos se componía según sus propias palabras de:

“(…) ceniza obtenida en la quema de madera de cedro, pino y roble,  mezclada con vinagre y agua y endulzada con miel”. 

La ciudad de Éfeso, en la costa occidental de Turquía, era la capital de la provincia romana de Asia y contaba con casi un cuarto de millón de habitantes. En la ladera de una colina se erigía un imponente anfiteatro con capacidad para 25.000 personas donde se realizaban combates de gladiadores. En el año 1993 se descubrió en el recinto arqueológico de la ciudad, un cementerio con docenas de esqueletos y algunas tumbas. El estudio mediante espectroscopía permitió medir en 40 esqueletos el nivel del colágeno, la proporción de estroncio y el calcio de los huesos por un lado, y la de los isótopos de carbono, nitrógeno y azufre, por otro. Se compararon con los esqueletos de la población normal también encontrados allí y los resultados sorprendieron a todos.

Las fuentes históricas informaban que los gladiadores tenían una dieta especial a base de frijoles y granos, y tras comparar los huesos de los guerreros con los del resto de la población se pudo afirmar que su alimentación no era mucho más diferente, básicamente vegetales y poca carne. Pero algo llamó la atención de los científicos, los altos niveles de estroncio en los huesos de los gladiadores, concluyendo que consumían más minerales procedentes de una fuente rica en estroncio y calcio, la “ceniza” ahora descubierta.

No sé si ese Red Bull les daba alas pero esta bebida debía ser tan similar como la del calcio y el manganeso obtenido en nuestras farmacias, y de lo que no hay mucha duda es que, la ciencia, una vez más, ayuda a mostrarnos esa Historia tan lejana, tan misteriosa, tan apasionante.

Autor: www.franciscojaviertostado.com