sábado, 26 de septiembre de 2015

La tumba de Cleopatra cada vez más cerca de ser descubierta


Dión Casio y Plutarco relatan detalladamente (aunque también de manera muy literaria) cómo fue el último día y la muerte de Cleopatra. Lejos de si murió envenenada por la mordedura de una serpiente o no (lo más probable es que el suicidio fuera ocasionado tras la ingesta de algún tipo de veneno) los historiadores no mencionan el lugar exacto de su mausoleo.  Actualmente estamos más cerca que nunca de hacer uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes gracias al esfuerzo y tenacidad de la Dra. Kathleen Martínez Berry, una abogada de profesión y arqueóloga que lleva más de 15 años buscándola en un lugar secreto de Alejandría, el templo de Taposiris Magna.

Tras la victoria del general Marco Agripa contra Marco Antonio en la batalla de Actium en septiembre del año 31 a. C. el destino de la reina estaba escrito. Al año siguiente las tropas romanas rodearon la capital egipcia, y a pesar de los desesperados intentos de resistencia de Marco Antonio, este acabaría suicidándose con su propia espada acompañado por un esclavo. Cleopatra, atrincherada con sus tesoros y más fieles servidores en el edificio más seguro de su complejo palacial, probablemente el mausoleo de los reyes lágidas, solo le quedaba una oportunidad para salvar su vida: pedir clemencia a Octaviano para ella y su hijo, Cesarión, el vástago que tuvo con Julio César, proposición insalvable pues era demasiado peligroso para Octaviano dejar con vida a alguien que podría ser un rival en el futuro.

Viéndose perdida se clavó un puñal en el pecho, hiriéndose solo. Octaviano quería llevarla viva a Roma para exhibirla como trofeo de su gran victoria y decidió trasladarla al palacio de Alejandría poniéndola bajo custodia. La reina dejó de comer y solicitó una nueva entrevista con Octaviano. En este punto las versiones de lo que ocurrió son dispares pero la reina nunca conseguiría su demanda. Más tarde le entregaría un mensaje sellado en el que hacía constar la voluntad de ser enterrada junto a su amado. El 12 de agosto del año 30 a. C. los soldados se presentarían en las estancias de la última reina de Egipto comprobando que yacía muerta con una de sus sirvientas moribunda a sus pies y la otra a punto de derrumbarse mientras le colocaba bien la diadema sobre su cabeza.

Los historiadores coinciden en decir que Octaviano respetó su voluntad permitiendo que fuera enterrada junto a Marco Antonio en un mausoleo que la propia reina mandó construir, pero no dicen dónde. Sus restos han sido siempre un enigma. Lo más probable es que Cleopatra habría sido momificada, al contrario que su amado que, por no ser ni faraón ni egipcio no habría sido conservado como ella.

Algunos arqueólogos, entre los que se encuentra el francés Franck Goddio, creen que puede estar bajo las aguas de la bahía de Alejandría, en el lugar donde se hallaba la isla de Antirrodos, residencia de Marco Antonio. Pero los restos arqueológicos encontrados en el templo dedicado a Isis, Taposiris Magna, parecen indicar que es allí donde hay que buscarlos, siendo la primera valedora de esta idea la Dra. Martínez Berry, que convenció en 2005 a Zahi Hawass de la necesidad de excavar en dicha zona.

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