jueves, 7 de enero de 2016

ABC:Grecia, obligada a abandonar el litigio por los mármoles del Partenón


El pasado 8 de diciembre, el ministro de Cultura griego, Aristidis Baltás, declaró ante el Comité de Asuntos Educativos del Parlamento que en este momento «la inclinación (del Gobierno) es de no continuar la reclamación legal de los frisos del Partenón porque, fundamentalmente, corremos el peligro de perder en el tribunal». Esta declaración significaba que el Gobierno griego no seguirá, por el momento, su reclamación legal ante los tribunales internacionales para conseguir el regreso de las preciosas esculturas de mármol provenientes de los distintos templos de la Acrópolis, que se encuentran expuestas desde el siglo pasado en el Museo Británico.

Estaba previsto que la reclamación legal se presentara, hace más de un año, a través de un importante bufete de abogados británico, Doughty Street Chambers, especializado en temas internacionales y derechos humanos, en el que trabaja, desde hace años, la abogada Amal Alamuddin, esposa del actor estadounidense George Clooney. Este bufete está dirigido por el reputado abogado australiano Geoffrey Robertson y, en los primeros meses del año pasado, dio a conocer su opinión, que en inglés se describe como «counsel», a las autoridades griegas a través de su embajada en Londres, con una factura de 200.000 libras (unos 270.000 euros) que fue abonada por un griego patriota residente en Inglaterra.

La opinión del bufete dirigido por Robertson era que Grecia debía acudir de inmediato a los tribunales internacionales. El entonces ministro de Cultura griego, Nikos Xidákis, dio a entender que el nuevo Gobierno prefería seguir la vía «diplomática y política», recordando que «no se puede ir a juicio sobre cada tema y en los tribunales internacionales el resultado es incierto y las cosas no son fáciles».

Sin embargo, ha sido ahora cuando ha salido a la luz la verdadera razón de dicha decisión: el coste de una reclamación oficial a nivel internacional es altísimo y no puede asumirlo en este momento el Estado heleno y, mucho menos, su Gobierno, que está preparando una difícil reforma del sistema de pensiones. Además, todos saben que si la decisión es contraria a los griegos (es decir, al regreso de las esculturas que se encuentran en el Museo Británico), habría que acatarla y no se podría apelar.

El que fuera ministro de Cultura durante el Gobierno de coalición entre conservadores y socialistas, Costas Tassúlas, ha reaccionado a la decisión del Gobierno heleno asegurando que la negociación actual es «inaceptable». Tassúlas considera que cuando se decidió acudir al tribunal internacional con un gran bufete de abogados, mientras él dirigía el Ministerio de Cultura, tres diputados británicos habían solicitado, a su vez, ante el Parlamento inglés que las mencionadas esculturas regresaran a Grecia. De ese modo, según el diputado, se consiguió concentrar la atención y la simpatía internacional en favor del argumento griego de que las esculturas regresaran a Atenas para juntarse con las restantes en su hábitat natural, siendo expuestas todas ellas en el magnífico nuevo Museo de la Acrópolis para ser admiradas como un conjunto. En este sentido, Tassúlas también ha criticado la actitud derrotista del ministro Baltás, que considera que Grecia puede perder el caso en los tribunales internacionales cuando, de hecho, el país tiene alegatos sólidos y apoyo internacional a su favor.

Negociaciones políticas y diplomáticas
Las autoridades culturales griegas han preferido seguir negociando y luchando por el regreso de las esculturas de la Acrópolis de otra manera: en Naciones Unidas y ante la UNESCO. Negociaciones laboriosas y diplomáticas, pero efectuadas por funcionarios griegos y por la embajadora de buena voluntad ante la UNESCO, Mariana Vardinoyani, con el apoyo de los múltiples comités, extraordinariamente activos, a favor del regreso de estas esculturas a su cuna, tanto en Grecia como en Inglaterra y el resto del mundo.

La última victoria griega tuvo lugar en la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado mes de diciembre, cuando, por unanimidad, se adoptó una decisión a favor del regreso de las esculturas del Partenón a Grecia. La resolución seguía una iniciativa griega anterior sobre «La Restitución o Regreso de Propiedad Cultural a su país de origen», que incluye una referencia directa al regreso de los mármoles griegos. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de 74 países, que incluyen a muchos europeos, hispanos, árabes y africanos, y es especialmente importante en un momento en el que Oriente Medio sufre, a diario, la destrucción de su patrimonio cultural, viendo como el contrabando ilegal de bienes culturales se utiliza como forma de financiación del terrorismo.