lunes, 8 de febrero de 2016

La Vanguardia:La lenta peregrinación de la Dama de Elche


Este lunes hace exactamente 75 años que España recuperó el elemento más representativo del arte íbero peninsular: la Dama de Elche. Fue hallada de forma casual en unos trabajos agrícolas en 1897 -los locales le dieron poco valor y la llamaban ‘Reina Mora’- y poco después el propietario de la finca la malvendió a un arqueólogo francés por 4.000 francos de la época. A través de éste fue a parar al Museo del Louvre de París, donde se le puso el nombre actual y adquirió la fama merecida.

Las reacciones de disgusto tras la venta no se hicieron esperar y surgió una campaña periodística y científica que pedía su regreso. Pero no volvió hasta el 8 de febrero de 1941, cuarenta años después de haber marchado, fruto de un intercambio artístico entre Franco y el gobierno colaboracionista de Vichy. En plena Segunda Guerra Mundial, la debilitada Francia buscaba el acercamiento político con España: en las negociaciones, Pétain planteaba la participación española en la guerra junto a la Alemania nazi.

A cambio de ello, Franco logró un insólito triunfo en recuperación de patrimonio artístico: de esta manera consiguió traer de vuelta la Inmaculada Concepción de los Venerables de Murillo -expoliada durante la ocupación francesa-, las coronas y cruces visigodas del tesoro de Guarrazar, el Archivo de Simancas y el busto de la Dama de Elche. Franco, por su parte, donó el tapiz de Goya La riña, el retrato de Antonio de Covarrubias de El Greco y el de Mariana de Austria de Velázquez y dibujos del siglo XVI de Nicolás Monel.

Tras estos intercambios, muchos franceses se sintieron humillados, algo que se refleja en que el propio Museo del Louvre no volvió a establecer contacto institucional con España hasta 1965. Franco utilizó esta ‘victoria’ artística como una táctica propagandística sobre el patriotismo español y como exhibición de una diplomacia audaz.

Y ahora... ¿Madrid o Elche?

El dilema de si la Dama de Elche debe permanecer en Madrid o volver a su lugar de descubrimiento se reabre cada vez que entra un nuevo gobierno, señala la Cátedra Dama de Elche de la Universidad Miguel Hernández (UMH), partidaria de su vuelta desde “el consenso y la humildad”.

Cuando volvió a España en 1941, el busto se trasladó al Museo del Prado, donde permaneció tres décadas. Hasta que fue cedido en 1971 al Museo Arqueológico Nacional (MAN). En todos estos años, tan solo ha visitado su ‘ciudad natal’ en dos ocasiones y de forma temporal: en 1965 y en 2006.

La asociación Real Orden de la Dama reivindica constantemente la vuelta del busto a Elche, al considerarla una de las “señas de identidad” de la ciudad. Así lo ha solicitado también el equipo de gobierno municipal, de todos los signos políticos. En 2015 el actual conseller de Cultura, Vicent Marzà, visitó el busto en Madrid y pidió su retorno para “descentralizar los iconos culturales”. La Conselleria matizaba que hay que abrir un debate serio en torno a qué patrimonio pertenece a las comunidades autónomas y cuál sería de propiedad estatal.

Una de las vías a estudiar, sugerida por el alcalde de Elche, Carlos González, y por la UMH, sería convertir el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) en subsede del MAN para convertirse en el principal centro de arte íbero de España. La UMH recuerda que no sería nada nuevo en el panorama cultural español: en Mérida existe el Museo de Arte Romano y en Cartagena, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática, ambos subsedes del MAN.

La Dama de Elche está considerada una obra maestra del arte ibérico, que los expertos datan en torno al siglo V a.C., aunque no se ha conseguido identificar a quién representa. Hay teorías que defienden incluso que no se trataría del busto de una mujer, sino de un guerrero al que se quería rendir homenaje.