viernes, 26 de febrero de 2016

Ladrillos de un acueducto romano del siglo I d.C. para una obra doméstica


Iba a hacer una pequeña obra en su casa y no se le ocurrió otra cosa que usar como material los restos de un acueducto romano del siglo I después de Cristo. Ha sucedido en la localidad de Osuna, donde un vecino de 64 años de edad ha sido detenido por la Guardia Civil por desmontar, pieza a pieza, ladrillo a ladrillo, un antiguo acueducto de la época romana y único en toda Andalucía. Luego trasladó los ladrillos en una furgoneta hasta su casa y allí los colocó en una pared, unos hechos por los que está acusado de un delito contra el patrimonio histórico.De la destrucción del acueducto alertó el arqueólogo municipal de Osuna, quien denunció ante el instituto armado que el yacimiento del paraje Cortijo de Girón había sido totalmente expoliado y que la estructura de factura romana había quedado destruida al desaparecer los ladrillos de barro que la constituían.Los agentes de la Guardia Civil comprobaron mediante una inspección ocular que, en efecto, la obra de ingeniería del siglo I después de Cristo había sufrido daños irreparables. El expolio, según los indicios que hallaron, se produjo desde el margen derecho del río Blanco, sobre el que el autor, o autores (aún se desconoce si fue una sola persona o más), colocó una vieja puerta de madera y tapaluces, así como un trozo de moqueta verde encima, a modo de pasarela sobre la que trasladar los ladrillos, que fueron cargados en una furgoneta de color blanco y con los cristales posteriores tapados, según contaron testigos de la zona.En la orilla del río y en los aledaños aún se apreciaban marcas de los ladrillos y huella de pisadas aún frescas, lo que hizo suponer a los agentes de la Guardia Civil que el expolio se había producido apenas unos días antes.La furgoneta que los testigos vieron en el lugar resultó determinante para localizar al sospechoso. El vehículo lo encontraron en el interior de las instalaciones de una empresa de materiales de obra abandonada a sólo cinco kilómetros del yacimiento y permitió identificar a M.G.R., que condujo a los agentes hasta una parte de los ladrillos, en concreto 31 piezas de barro que se ocultaban entre un montón de arena, apareciendo otros ocho entre depósitos de fertilizantes. Otros quince, contó, los había colocado en una obra doméstica que había hecho él mismo en su vivienda.Igualmente, en las cercanías de la empresa aparecieron escondidos más ladrillos, en concreto otros 45 en un olivar en el paraje Castilla de Doña Laura y otros 116 en una chatarrería abandonada.Todos los ladrillos los ha depositado la Guardia Civil en el museo de Osuna, mientras que las diligencias las lleva el Juzgado de Instrucción 1 de Osuna.