viernes, 17 de junio de 2016

Descubren el arma definitiva de los legionarios romanos para aterrorizar a sus enemigos


Al parecer, no todo en la Antigua Roma era destrozar a los enemigos a espadazos de «gladius», sino que los legionarios también usaban la psicología para enfrentarse a sus enemigos. Al menos, así lo atestigua un tipo de munición con 1.800 años encontrada en un yacimientos de Escocia que, además de poder ser lanzada con una honda contra los enemigos, contaba con un pequeño agujero que hacía que silbase fuertemente al surcar el aire. ¿Su finalidad? Aterrorizar a aquellos contrarios a los romanos para que se agachasen y no combatieran.

Según ha desvelado la web especializada «Live Science», estos restos han sido hallados por un grupo de arqueólogos dirigidos por Jhon Reid (de la Trimontium Trust -la sociedad histórica escocesa que dirige las excavaciones en el yacimiento-) en Burnswark Hill (Escocia). «Son un arma odeada para causar terror. Con ellas, en batalla no solo tendrían balas silenciosas que causaban muertos, sino que lograrían que los defensores se agachasen cuando las oyeran. Una gran ventaja, y muy ingeniosa», ha explicado Reid a «Live Science».
La municón del terror

En palabras de Reid, esta curiosa munición elaborada en plomo cuenta con la misma forma y diseño que la que tradicionalmente se usaba en las hondas. Sin embargo, cuentan con un agujero en el centro de unos cinco milímetros, lo que hace que pesen apenas 30 gramos y provoca que, al ser lanzadas, silben de una forma característica. A su vez, los investigadores creen que estas «balas» podrían haberse lanzado en grupos de dos o tres a la vez para generar mayor pavor en sus contrarios. Aunque en este caso debían ser arrojadas cerca del enemigo para que pudieran impactar de forma segura sobre él.

Este hallazgo supone una auténtica revolución para los arqueólogos, quienes ya habían encontrado en el yacimiento (en el que se sucedió una antigua batalla romana) munición con formas de limón y bellota (esta última, diseñada así por ser un símbolo de suerte). Las más grandes pesan en torno a 60 gramos, en palabras de Reid. A su vez, y siempre según el experto, un 20% de las encontradas hasta ahora en Burnswark Hill están perforadas. Algo llamativo si se considera que era sumamente costoso hacer un agujero en la época y la munición no se volvía a recoger una vez disparada.

Un tipo de munición similar a esta (aunque elaborada en piedra, y no con plomo) fue encontrada hace años en Grecia, sobre el asentamiento de una batalla sucedida entre los siglos II y III D.C. En palabras de Reid, hasta ahora se consideraba que estos agujeros eran para introducir veneno y asegurar la baja por parte del hondero. Sin embargo, tras hacer casi 100 réplicas de estas balas han llegado a la conclusión de que eran «armas del terror». «Los agujeros son demasiado pequeños, y no hay garantía de que pudieran penetrar en la piel, Además, no se introduciría en el cuerpo porque con el agujero pierden el impulso y no vuelan tan rápido», añade el experto.

Mortales
Durante la batalla de Burnswark Hill, esta munición fue utilizada por los «Auxilia», tropas auxiliares (en este caso de honderos) reclutadas para combatir junto a las legiones romanas. Curiosamente, los honderos más famosos provenían de las Islas Baleares, unos combatientes que dispararon por Julio César cuando este invadió Gran Bretaña. «Eran honderos expertos que habían estado entrenándose toda su vida», explica Reid. En manos de un soldado experto, estas balas pueden llegar a alcanzar 160 kilómetros por hora y, literalmente, incrustarse en el interior de la cabeza de una persona.