lunes, 10 de octubre de 2016

ABC:Los tesoros perdidos de Siria renacen en el Coliseo


Reviven en el Coliseo de Roma algunos de los tesoros de Siria e Irak, concretamente de Palmira, Ebbla y Nimrud, destruidos o dañados durante la guerra o por la furia alocada del terrorismo. La exposición se llama «Renacer de las destrucciones» y abre hoy sus puertas hasta el 11 de diciembre. Pero, como demostración de la importancia de la exposición y del compromiso de Italia por salvar la cultura siria, la muestra se presentó ayer con la presencia del jefe del Estado, Sergio Mattarella, y de los ministros de Exteriores, Paolo Gentiloni, y el de Cultura, Dario Franceschini.

Gracias a una reconstrucción a escala real realizada en Italia, es posible admirar tres monumentos destruidos o dañados: El Toro androcéfalo que ya no existe del Palacio Noroeste de Nimrud (Irak), la Sala de Archivo de Ebbla (Siria) que custodiaba 17.000 tablillas cuneiformes y que se encuentra en grave estado de abandono, o una parte del techo destruido del milenario templo de Bel en Palmira (Siria).

El objetivo de la exposición es sensibilizar a la opinión pública internacional en el conocimiento de la cultura y salvaguardia de los lugares y monumentos que son patrimonio de la humanidad. Además, se quiere favorecer el debate sobre la reconstrucción de lo que se destruye y acerca de la restauración de cuanto queda dañado.

El renacer de estos tres monumentos ha sido posible gracias al trabajo muy especializado de tres empresas italianas, con el recurso de las nuevas tecnologías en 3 D, bajo la guía de un comité científico de arqueólogos e historiadores del arte. El público puede así admirar la grandiosidad de estos monumentos únicos.

Originales
Junto a estas reconstrucciones, se exponen dos altorrelieves originales procedentes directamente de Palmira y dañados por el terrorismo. Concluida la exposición, estas dos obras que representan a un hombre y una mujer, esculpidas en piedra, serán restauradas en Italia y después serán devueltas al Museo Nacional de Damasco. «La cultura es un patrimonio común y también un signo de civilización contra el oscurantismo», ha dicho el presidente Mattarella, quien ha rendido también homenaje al famoso arqueólogo asesinado en Palmira, Khaled Asaad, calificado de «héroe», porque «con otras personas salvó una gran cantidad de obras maestras que son patrimonio de la humanidad», dijo Mattarella. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Paolo Gentiloni, subrayó la importancia de la preservación de este patrimonio cultural y de símbolos de la civilización antigua: «Se defiende algo de extraordinario valor como es el pluralismo, la realidad plural de los territorios que hoy son objetivo de guerras y conflictos».

De la exposición sorprende el hecho de comprobar que la reconstrucción de obras destruidas es factible. En estos casos se ha partido de diseños y análisis, usando las pocas filmaciones y fotos existentes, transformándolas en imágenes en 3 D. La exposición, por tanto, ha supuesto un desafío técnico-científico, además constituir un gran instrumento de comunicación.

Resulta imponente el Toro androcéfalo de Nimrud, de cinco metros, la primera capital del imperio asirio. Decoraba originalmente la pared de la fachada externa de la sala del trono del Palacio Noroeste del rey Assurnasirpal II. Su objetivo era ahuyentar las fuerzas enemigas contra la residencia del soberano. La obra fue destruida en la primavera de 2015, cuando el estado islámico abatió con explosivos buena parte de este edificio histórico.

El templo de Bel fue destruido completamente por las milicias terroristas del Daesh en el verano de 2015. Se ha reproducido parte del techo del templo dedicado a la deidad suprema de Babilonia. La tercera obra reconstruida, la Sala del Gran Archivo de Ebbla, contenía documentos muy importantes, entre ellos el Tratado internacional entre Ebbla y la ciudad de Abarsal, que constituye «el primer tratado internacional de la historia».

Destrucciones
En definitiva, tres lugares condenados a muerte por el terrorismo islámico, que pretende cancelar la identidad religiosa y política de un pueblo, renacen en el Coliseo. En Siria han muerto más de 270.000 personas, entre ellas más de 13.000 niños. En ciudades destruidas como las obras famosas de Ebbla, Nimrud y Palmira.

Desde el 2014, Daesh ha destruido importantes sitios arqueológicos, mezquitas y santuarios islámicos, fundamentalmente en Siria e Irak y también en Libia. En el primer país, además de Palmira ha sufrido también destrucciones la ciudad de Raqqa, capital de Daesh. En Irak, se han visto destruido importante patrimonio artístico en Ninive, Mosul, Nimrad, Tikrit y Hatra. Finalmente, en Libia se han abatido santuarios próximos a Trípoli. Cabe destacar que desde junio de 2014 Daesh ha realizado una destrucción sistemática de las iglesias y santuarios de los territorios que controlaban sus milicias terroristas. Por ejemplo, en Tikrit, a 140 kilómetros de Bagdad, destruyeron la Iglesia Verde (s. VII), uno de los monumentos más antiguos de la cristiandad en Oriente Medio.