domingo, 30 de abril de 2017

La Vanguardia:Aparece un pequeño tesoro romano bajo un viejo cuartel


Miden algo más de 12 centímetros. Son dos refinadas cabezas de mula esculpidas en bronce y con toques de plata que decoraban lo que debía ser un lujoso lectus triclinaris, la típica cama con respaldos en los laterales que los romanos usaban en sus banquetes. En este solar que ocupaba el antiguo cuartel de la Guardia Civil de Tarragona –y donde está previsto construir treinta viviendas– los arqueólogos han localizado cuatro grandes habitaciones de lo que debió ser una espléndida residencia de Tarraco. También han hallado restos de cerámica de piezas de vajilla, de ánforas y otras pequeños objetos como un anillo.

La joya de la corona de esta primera fase de la excavación son las dos cabezas de mula, de gran realismo y en actitud dinámica, que coronaban la estructura de la cama. “Hay piezas similares documentadas en la zona del Vesubio, pero no en la península Ibérica”, explica la directora de la excavación, Judit Ciurana. El hallazgo se produjo hace un par de meses. “Destaca su gran calidad técnica y artística, es un trabajo minucioso en bronce fundido a la cera perdida, con detalles de plata adosada en los ojos o en los collares de la mula”, explica Pau Arroyo, que ha restaurado las dos piezas. El símbolo de la mula está ampliamente documentado en la decoración de estas camas y en la iconografía dionisiaca. Tanto los sátiros Silé como Dionisio aparecen cabalgando mulas y los romanos atribuían a estos animales unos comportamientos sexuales extraños y un carácter juguetón, cosa que encaja con el ambiente dionisiaco. “Las dos piezas se encontraron en una habitación que por laguna razón quedó abandonada, y aparecieron sin ningún otro objeto relacionado”, explica la arqueóloga, que sitúa las piezas entre el siglo I a. C y el I d.C.

A unos dos metros bajo la superficie se han localizado cuatro estancias, dos de ellas con restos de pavimento hidráulico. “No hemos encontrado el patio central de la casa, porque la estructura sigue por debajo de los edificios actuales”, apunta Ciurana. También se han hallado un espacio con pilares que podrían aguantar la estructura de madera de la cubierta y una zona funeraria, probablemente del s. III –hallazgo que se hizo público en enero– con el esqueleto de un joven. El descubrimiento obligará a adaptar el futuro edificio para conservar el yacimiento.

La concejal de Patrimonio, Begoña Floria, explicó que las dos piezas podrán verse del 2 al 5 de mayo en horario matinal en el Museu d’Història de la Ciutat. Luego se entregarán al Museu Nacional Arqueològic de Tarragona.

sábado, 29 de abril de 2017

La Vanguardia:La ciudad que lleva siglos sumergida en el Mediterráneo


El pasado de Kekova, isla turca en el mar Mediterráneo, es muy problemático. Sus distintos nombres son testigo de esas luchas antiguas por su dominio. Este pedazo de tierra deshabitada fue una vez cuna de la civilización.

Después de la ocupación italiana de Castelrosso (1923), pequeña isla griega del archipiélago del Dodecaneso, Kekova -habitada en verano para la recolección de leña- fue motivo de disputa entre Italia y Turquía. Finalmente fue concedida a los turcos en 1932. Su historia, sin embargo, se remonta a muchos años antes.

En el siglo II, la ciudad de Licia, ahora parcialmente sumergida, era un pequeño pueblo de pescadores situado en la parte norte de la isla. Y más adelante se convirtió en un puesto avanzado de los Caballeros de Rodas. Parte de la antigua ciudad está situada en tierra firme y sólo es frecuentada por los pescadores aún hoy en día. Pero la mezcla de historia antigua, medieval y moderna está convirtiendo a Kaleköy (el nombre moderno de Licia) en uno de los lugares más visitados en Turquía.

Para visitar las zonas más antiguas y sugerentes, sin embargo, los visitantes tienen que quitarse los zapatos y ponerse unas gafas y un tubo. La mitad de Licia quedó bajo el mar’ hace veinte siglos por culpa de un terrible terremoto. El pueblo fue destruido casi por completo y los restos que terminaron destruidos se pueden ver hoy en día a través de las cristalinas aguas.

Kaleköy fue reconstruido para convertirse en un importante puerto en el período bizantino y luego fue abandonado por completo a causa de las incursiones árabes. Pero aún hoy se puede admirar el castillo de los Caballeros de Rodas y la necrópolis de Licia con vistas al mar, ambos rodeados de olivos. Un poco más lejos, una escalera desciende directamente al agua, conectando la parte continental con las ruinas sumergidas.

Toda la región de Kekova fue declarada bien protegido por el gobierno turco en 1990. Entonces se prohibieron las inmersiones y la natación. Hasta hoy, cuando se han levantado las restricciones y se puede visitar una parte limitada de las ruinas sumergidas de Licia.

viernes, 28 de abril de 2017

Bajo el techo del faraón Tutmosis III


El cartonaje, decorado con vivos azules, rojos, verdes y amarillos, solo tiene un milímetro de grosor. Está muy bien conservado, pero es tan frágil que con solo tocarlo con el dedo podría romperse. En su interior, separada de la superficie por un vacío de unos cinco centímetros, descansa la momia de quien en los siglos XI o X antes de Cristo ostentó el preciado título de Sirviente de la Casa Real. “No sabemos cuál era exactamente su función pero era un alto funcionario llamado Amon Renef. Los rayos X han revelado que conservaba la dentadura completa y probablemente era una persona joven, con todos los huesos en su sitio”, relata la arqueóloga Myriam Seco (Sevilla, 1967), recién llegada al Museo Egipci de Barcelona, donde el lunes impartía un seminario sobre los últimos hallazgos de la misión arqueológica del Templo funerario del faraón Tutmosis III, conocido como el Napoléon egipcio, que dirige tenazmente en Luxor desde el 2008.

El hallazgo de este cartonaje, “de una calidad y un colorido increíble”, ha sido premiado como uno de los 10 descubrimientos del 2016 en Egipto por la revista ‘Luxor Times’. “Estaba en un nicho muy pequeño y estrecho y para no romperlo tardamos ocho días en poder sacarlo con garantías –cuenta Seco-. Lo resguardaba un sarcófago antropomórfico que estaba totalmente comido por las termitas, solo quedaban la cara y los pies. Sobre él había una guirnalda de flores”.

AMULETOS PROTECTORES

La radiografía reveló que la momia de Amon Renef no tenía amuletos en su interior. “Seguramente porque el cartonaje está decorado con muchas divinidades protectoras, como Isis y Neftis, la cobra del disco solar, los cuatro hijos de Horus, una cabeza de carnero y otra de halcón y Anubis”, continúa la arqueóloga, mientras señala una pieza expuesta en el Egipci, de la misma época, el Tercer periodo intermedio, y con trazos similares, aunque con colores mucho menos vivos y sin el cuerpo de la noble dama que lo ocupó en su día.

La tumba de este relevante sirviente real lleva a Seco a pensar que puede haber otras alrededor, pues el proyecto del templo de Tutmosis III, patrocinado por la Fundación Botín, Cajasol, Cemex y Santander-Universidades, no para de dar sorpresas datadas a lo largo de “1.000 años de historia”. En septiembre iniciará la décima campaña con un equipo de más de 30 especialistas -egiptólogos, topógrafos, fotógrafos, dibujantes…-, la mayoría españoles, y 150 ayudantes egipcios y calcula que dentro de unos siete años el macrocomplejo podrá por fin visitarse como un museo al aire libre.

Cuando en el 2008 la arqueóloga sevillana inició el proyecto, los muros del templo estaban completamente cubiertos de arena y a su alrededor descubrieron lo que debió ser como el “basurero”, con toneladas de restos de cerámica de ofrendas -vasijas, ostracas, fragmentos de estelas...-. Ahora, en el perímetro del templo (de 100 metros de fachada por 160 de fondo) del próspero Tutmosis III, hijastro de la reina Hatshepsut, han hallado un complejo religioso posterior, de un sacerdote, Jonsu, que veneraba aún al faraón conquistador en la época de Ramsés II.

NECRÓPOLIS

Otra de las sorpresas de estos años ha sido el hallazgo, debajo del templo, de una necrópolis del Imperio Medio (2000 - 1800 a.C.), a finales de la dinastía XII, con 20 tumbas hoy ya excavadas. En ellas, recuerda Seco, aún fascinada, el descubrimiento de un ajuar de lujosas joyas de una mujer joven que pertenecía a la nobleza. “El techo se había hundido y había aplastado su sarcófago así que cuando los ladrones llegaron no pudieron saquearla y nos ha llegado hasta hoy. Era una tumba de alto ‘standing’ con un colgante en forma de concha, un amuleto cilíndrico, dos tobilleras y dos pulseras de oro de nudo de rizo", (iguales a la que la arqueóloga luce en la muñeca y que se hizo reproducir en plata). Ahora están expuestas en el Museo de Luxor.

También ha aparecido otra necrópolis, de la más desconocida dinastía XI (2150 a 1990 a.C), con tumbas sencillas de gente humilde que no habían sido saqueadas, y tumbas de la época tardía (siglos VIII-VII a.C) con 120 momias en distintos estados de conservación.

ÁRBOLES SAGRADOS

Sobre Tutmosis III, el objetivo inicial del proyecto, apunta que, aunque la información sobre su vida aparece de momento muy fragmentada, sí puede hablar de una querencia por los jardines y los árboles. En el patio, cuenta, "había un jardín con ocho agujeros de 9,5 metros de fondo por 2,5 de ancho que llegaban hasta la capa freática y donde plantaban árboles en tierra fértil del Nilo". En concreto, las raíces y hojas halladas en su interior eran perseas, “árboles sagrados”, que también colocaron ante los pilonos de la entrada del templo, en lugar de las habituales estatuas monumentales.

Volviendo al presente, Seco, que vive buena parte del año en El Cairo, sigue muy preocupada por el hecho de que el terrorismo y la convulsa situación política haya “arruinado el sector turístico”. “Egipto necesita que el turismo regrese. Actualmente hay mucho turismo chino, pero los europeos siguen, en general, sin elegir como destino los países árabes. No creo que haya una situación de inseguridad especial en Egipto -opina-. Tal como está el mundo, el peligro terrorista está presente en cualquier sitio”.

jueves, 27 de abril de 2017

El País:Livia recupera su cuerpo


De Livia Drusila se decía que no pasaba desapercibida. Y, aunque vivió hace 2.000 años, la madre del emperador Tiberio ha demostrado en Cádiz que, aún hoy, es capaz de seguir acaparando atenciones. La primera fue cuando apareció de forma casual un busto suyo (junto a los de sus nietos Germánico y Druso Menor) en Medina Sidonia, durante unas obras en 1960. Los tres retratos acabaron expuestos en el Museo Provincial. La segunda sorpresa que Livia se guardaba ha sido descubierta por dos investigadores: han encontrado el cuerpo al que correspondía el busto de Livia. Apareció en la misma excavación de 1960, pero nadie deparó entonces en la coincidencia. Ha estado 57 años guardado en los almacenes del Museo hasta que esta semana busto y cuerpo han vuelto a unirse y ya se exhiben perfectamente encajados.

“Fue una sorpresa muy agradable, aunque estaba dentro de lo lógico, pocas veces ocurre”, explica José Beltrán, catedrático de la Universidad de Sevilla y artífice del hallazgo junto a la investigadora María Luisa Loza, del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH). Investigaban sobre la importancia de Asido (actual Medina Sidonia) y las esculturas romanas, cuando encontraron una referencia a la excavación de 1960. “Se hablaba que los bustos aparecieron junto a un cuerpo. Indagamos y resultó que estaba en los fondos del Museo”, relata Beltrán.

Era la pieza de inventario 7.028, representaba un cuerpo femenino togado y datado entre los años 14 al 16, la misma época de la cabeza. “Nos permitieron llevarlo hasta el busto expuesto y vimos que encajaba”, explica Beltrán. Gracias a la restauración de Luis Carlos Zambrano, el cuerpo, fragmentado por las rodillas, se expone desde este pasado martes. “Es una gran satisfacción para todos, engrandece los fondos del Museo”, reconoce su director, Juan Alonso.

Livia Drusila vivió del 58 a. C. al 29 d. C. y fue una admirada personalidad romana. Fue esposa de Nerón, con el que tuvo a Tiberio y Druso. Posteriormente, se casó con el primer emperador romano Augusto. Livia desempeñó un destacado papel como consejera de su esposo y acabó siendo deificada como Diva Augusta, después de su muerte. Su fama la llevó a ser representada en multitud de esculturas.

La de Asido se enmarca en los inicios de esta veneración, justo cuando, en el año 14, se aprueba el culto imperial a su familia. Los investigadores creen que su retrato y el de sus nietos acompañaban a los de Augusto o Tiberio, en un desaparecido templo. “El paralelismo más cercano está en Narona (Croacia), donde se encontraron 20 esculturas de la familia”, relata el catedrático.

No es el único valor que resalta Beltrán: “La de Asido es de las mejores representaciones de Livia de la Hispania Romana”. El descubrimiento ya evidenció la importancia que debió tener Medina Sidonia en el imperio. Su cuerpo ahora aporta más detalles: está realizado con mármol local, a diferencia de la cabeza que, presumiblemente, fue traída de talleres romanos. Al haber estado preservada de la luz, conserva policromía de la toga, en tono azul y ribetes dorados. “No es algo común encontrar estos pigmentos”, reconoce Beltrán. Por ello, el IAPH ya está realizando una representación en tres dimensiones con los colores primigenios de la escultura, ahora sí de cuerpo y cabeza.

miércoles, 26 de abril de 2017

ABC:Encargan un nuevo proyecto para cubrir los valiosos mosaicos romanos de Azuara


El Gobierno aragonés ha retomado el proyecto para proteger con cubiertas los valiosos mosaicos romanos que se conservan en Azuara (Zaragoza), en un yacimiento descubierto en el año 1986. Se trata de los restos de lo que fue una lujosa villa privada, denominada «La Malena», que es singular por la cantidad de mosaicos que tenía y que se conservaron enterrados.

La villa tenía una superficie de unos 2.500 metros cuadrados de planta. Los mosaicos suman una extensión de unos 1.000 metros cuadrados. De ellos, el más valioso es el que representa una escena de la mitología clásica, las bodas de Cadmo y Harmonia. Se localiza en el suelo de la denominada «estancia 26» de esta villa romana y es el que será objeto de las primeras obras de cubrimiento. Se instalará una estructura con tejado para protegerlo de las inclemencias meteorológicas, pero diseñada de forma que permita a los arqueólogos seguir trabajando en esta porción del yacimiento.

La redacción del proyecto acaba de sacarlo a licitación el Gobierno aragonés. En realidad será el segundo que se contrata con el mismo fin, ya que en el año 2011 el Ejecutivo autónomo pagó por otro proyecto -elaborado en aquel momento por el gabinete Sicilia y Asociados-, que finalmente quedó aparcado por considerar excesivo el coste de las obras que proponía llevar a cabo.

Ahora se va a encargar un nuevo proyecto que, aprovechando en parte aquel estudio del año 2011, planee unas obras que se puedan hacer por fases y que resulten más baratas.

Para la redacción de este nuevo proyecto, la Consejería de Cultura del Gobierno aragonés ha previsto un coste máximo de 28.400 euros. Una vez redactado el documento quedará licitar y adjudicar las obras, que en la primera fase se centrarán en la instalación de una estructura prefabricada que cubra con un tejado ese valioso mosaico de la «estancia 26».

Los restos de la villa romana «La Malena» de Azuara salieron a la luz en el año 1986. En 1991 fueron declarados como Bien de Interés Cultural (BIC). A lo largo de los años se han ido realizando diversas campañas de excavación que han permitido descubrir buena parte de lo que fue la planta de esta lujosa villa particular, que contaba con abundantes mosaicos, una rica decoración interior e incluso con termas privadas incorporadas a este conjunto residencial que data de entre los siglos III y IV después de Cristo.

Los restos de esta villa romana se encuentran en Azuara, en una localidad situada a solo 16 kilómetros de Belchite y a 13 kilómetros de Fuendetodos, la localidad natal de Goya.

martes, 25 de abril de 2017

National Geographic:Centenares de piezas de la antigua Numancia regresan a España con motivo de una exposición


Se habla de resistencia numantina cuando se resiste con tenacidad, hasta el límite y en condiciones precarias. La actitud de los numantinos, una población celtíbera que durante varios años repelió los continuos ataques romanos, impresionó a Roma y a sus escritores, quienes mitificaron a Numancia, cuyo yacimiento arqueológico está situado actualmente en el norte de la ciudad de Soria. A mediados del siglo XIX, Eduardo Saavedra descubrió el emplazamiento de las ruinas de Numancia sobre el cerro de La Muela en Garray, pero hay que atribuir al alemán Adolf Schulten (1870-1960) la excavación del impresionante cerco que Escipión Emiliano levantó a su alrededor para consumar la victoria en el siglo II a.C. La toma de Numancia y su legendaria resistencia al invasor romano no pasaron desapercibidas para el joven profesor alemán, quien hizo de su supuesto descubrimiento la piedra angular de su carrera.

La exposición Schulten y el descubrimiento de Numancia, hasta el 9 de julio de 2017 en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid (Alcalá de Henares), presenta por primera vez en España las piezas que fueron excavadas por el propio Schulten en el cerro de La Muela y que él mismo depositó en el Museo de Mainz. Esta exposición, que se celebra primero en Alcalá y después en el Museo Numantino de Soria, supone el retorno de casi 500 piezas. En total se exhiben casi 700 piezas que reflejan la vida cotidiana de los soldados en los campamentos que se construyeron para el asedio, la realidad indígena y fondos documentales y bibilográficos de gran variedad y riqueza. Algunas piezas destacables: el vaso celtibérico de la doma del caballo, el diario de excavación de Schulten y sigilatas romanas procedentes de los yacimientos de Numancia, cedidas pr el Museo Arqueológico Nacional.

De esta forma, el Museo Arqueológico Regional (MAR) conmemora los acontecimientos que se desarrollaron en la ciudad de Numancia hace 2.150 años. Un audiovisual, que recibe al visitante, presenta la ciudad de Numancia y la intervención que Schulten realizó en 1905. "Polémico y renovador, de fuerte y narcisista personalidad, odiado por unos y considerado un sabio por otros, lo cierto es que el legado de Schulten ha sido una larga sombra en el panorama académico español, hasta el punto de que muchas de sus conclusiones tras excavar el cerro de La Muela siguen vigentes o no han conocido una revisión hasta hace poco", indica el MAR en una nota de prensa.

lunes, 24 de abril de 2017

ABC:Nerón «incendia» Roma por segunda vez


Roma se dispone a vivir un verano con el polémico emperador Nerón (37-68 d. C.) como gran protagonista. Su vida se convierte en un gran musical que «incendiará» Roma a partir del 1 de junio. «Divo Nerón-Opera Rock» es el título de la obra que se presenta como «el musical más ardiente de la historia». Se está montando ya un imponente escenario en los Foros Imperiales, exactamente en los lugares donde tuvo lugar la historia, los fastos imperiales de la época neroniana, en el Colle Palatino, a unos pasos la Domus Aurea (Casa Dorada). El musical cuenta 14 años de la vida del tirano, con amores e intrigas y sus múltiples facetas: poeta, cantante, actor, escritor, auriga, curioso de la ciencia y la técnica. El elenco artístico es realmente excepcional: 24 bailarines y acróbatas, 12 cantantes-actores con otros 100 profesionales trabajando en un escenario de gran impacto visual: mide 36 metros de ancho, 27 de profundidad y 14 de altura, una estructura que divide a la ciudad.

Algunos consideran que es la última locura de Nerón, mientras otros aplauden, sobre todo porque en el proyecto, ideado por Franco Migliaci, ganador de dos Grammy y productor discográfico de fama mundial, que ha embarcado a cuatro premios Oscar de fama mundial: el escenógrafo Dante Ferretti, los decorados son de Francesca Lo Schiavo, amada en Hollywood; Gabriella Pescucci ha diseñado el vestuario, y la música es de Luis Bacalov, pianista y compositor argentino.

Seguramente los historiadores Tácito y Suetonio no habrían compartido mucho del renacimiento que vive la figura de Nerón, porque en parte contrasta con la detallada descripción que ellos hicieron de su delirante megalomanía, paranoia, carácter caprichoso, extravagante y locura hasta llegar a cometer matricidio. Pero, sin absolverlo de las atrocidades que cometió, para el emperador romano que subió al trono a los 17 años (54 d.C.) bajo la guía del filósofo, político y escritor Séneca, están llegando en los últimos años nuevas aportaciones sobre su biografía.

Nuevos documentos
Estudiosos reescriben su figura a través de convenios internacionales y publicaciones, con aportaciones de nuevos datos. Marisa Ranieri Panetta, arqueóloga y estudiosa de Nerón, que participó en una gran exposición en el Coliseo con nuevos documentos sobre el último emperador de la dinastía Claudia, advierte: «Nerón no fue un personaje negativo 360 grados. Ni Suetonio y Tácito pueden callar su gran popularidad, la fidelidad de los soldados -Nerón nunca puso pie en un campo militar porque detestaba la guerra- y munificencia o generosidad al gobernar. Desde el punto de vista arquitectónico y urbanístico, Nerón dio una impronta grandiosa y escenográfica a Roma. Sus termas, próximas al Panteón, eran famosas por el lujo y confort. Para sí mismo pretendió le mejor. Se construyó la Domus Aurea. Tenía además un gran sentido de la propaganda».

En este último campo Nerón fue un adelantado de los tiempos. Precisamente, el corazón de las nuevas investigaciones se centra en el área arqueológica de la Domus Aurea, el palacio de Nerón en el Colle Oppio, una de las siete colinas de Roma, donde se está sacando a la luz la «cenatio rotunda», famoso refectorio circular, descubierto en 2009, que giraba día y noche para imitar el movimiento de la Tierra e impresionar a los invitados.

Roma, dividida

En este delicado contexto arqueológico, simbólicamente muy ligado a la Domus Aurea, se ha montado el gran escenario del musical sobre Nerón. Se ha construido además la Domus Arena, con 3.025 puestos, subdividida en los mismos órdenes que las antiguas Arenas romanas: Platea Senadores con 480 sillas (180 euros es el coste del billete) y tres tipos diversos de gradas (a 125, 80 y 45 euros), que permiten una bella perspectiva del anfiteatro. Teniendo en cuenta la especial ubicación, un parque arqueológico único en el mundo, tuvo que dar su aprobación el ministro de Bienes Culturales, Dario Franceschini. Pero Roma se divide y se ha generado una gran polémica ante esta imponente estructura para el musical de Nerón, justo en el área donde vivía en la antigua Roma y desde la que se divisa el Coliseo y los Foros Imperiales.

Vittorio Emiliani, presidente del Comité para la Belleza de Roma, considera que se trata de «una locura»: «Se pueden usar estructuras antiguas cuando existen, como el teatro de Ostia antigua, pero construir expresamente uno nuevo en un lugar delicado como Vigna Barberini, en el Colle Palatino, no está ni en cielo ni en tierra», afirma Emiliani. Contrario es también el profesor de Historia del arte Tomasso Montanari, quien estima que «un musical no da valor al patrimonio». Otros expertos subrayan que las alarmas suscitadas son excesivas. Francesco Prosperetti, superintendente del área arqueológica de Roma, ha tenido que salir al paso de las críticas: «El musical no tendrá impacto en el delicadísimo contexto del Palatino. He visto las pruebas y es un musical de alta calidad. El canon de utilización del área es de 250.000 euros, además del 3% de los ingresos por entradas, que servirán para la restauración de la Domus Aurea». Su apertura definitiva al público está prevista para 2020.

Nueva imagen
¿Servirá el musical para, si no rehabilitar, al menos dar una nueva imagen de Nerón? Para el arqueólogo Alessandro D’Alessio, responsable científico de la Domus Aurea, se trata de una operación necesaria para restituir justicia a esta figura: «Se trata de proyectar de nuevo de manera diversa los focos sobre un personaje que la literatura, pero también el cine, nos han transmitido con una determinada imagen». Cabe recordar a este respecto «Quo Vadis» (1951), en la que Peter Ustinov encarna a un histriónico Nerón, una película que alimentó su imagen de emperador cruel y despreciable. Su nombre está ligado al terrible incendio de Roma, iniciado en la noche del 18 de julio del 64 d. C., que duró varios días y destruyó gran parte de la ciudad. Tácito recuerda que, de los 14 barrios de la ciudad, solo se salvaron 4, un dato confirmado por recientes excavaciones. «Hoy sabemos que Nerón no incendió Roma», afirma el arqueólogo D’Alessio, quien añade: «Él se encontraba en Anzio (en esa ciudad, a unos 60 kilómetros al sur de Roma, tenía un gran palacio) y volvió de inmediato a Roma para organizar las ayudas. Sucesivamente hizo reformas positivas en obras y urbanismo. Fue un emperador muy cercano al pueblo». Nerón no incendió Roma, pero sí ha vuelto a «incendiarla» musicalmente, con una ópera rock sin precedentes. Se espera que la aventura ayude al turismo de Roma.

domingo, 23 de abril de 2017

Descubierta una inscripción del siglo II que revela el nombre de un poderoso edil de la Dianium romana


Se llamaba Quintus Sulpicius Cratus. Vivió en Dianium, la Dénia romana, a mediados del siglo II. Era aedilis, el equivalente romano a la actual figura de edil o concejal. Era pues un personaje poderoso, que decidía buena parte de la vida  comercial de la ciudad como la seguridad de los mercados, el control de pesos y medidas de las mercancías o la organización de juegos o fiestas. Su existencia era hasta ahora desconocida. Pero ya no. De forma fortuita, unos trabajos de limpieza en l’Hort de Morand, donde se enclavó hace dos milenios el foro de Dianium, han descubierto su nombre inscrito en un bloque tallado de piedra caliza procedente del Montgó.

El trascendente hallazgo, presentado este jueves por el arqueólogo municipal, Josep Antoni Gisbert, y por el concejal de Cultura, Rafa Carrió, vuelve a demostrar así la gran importancia histórica de l’Hort de Morand, cuyo destino y conservación siempre han sido inciertos. Gisbert explicó que el bloque formaba parte de un monumento epigráfico de dimensiones mayores –pudo ser el pedestal de una estatua– cuya inscripción acaba de ser transcrita con el siguiente resultado:

Q. SVLP. (ligadura LP) CRATV[S]
AED D (hedera) D

Estas son las letras han aflorado ahora tras tantos siglos. Y que permiten establecer que nuestro protagonista era «un personaje de las elites municipales de Dénia, Quintus Sulpicius Cratus, que ejercía el cargo de AED(ilis) y que había donado y dedicado (eso significan las dos D mayúsculas) el monumento a otra persona o institución cuya identidad, eso sí, se desconoce, ya que la inscripción que ha salido a la luz está incompleta.

El Municipivm de Dianivm fue fundado por el emperador Augusto y, desde entonces, gozaba de la organización propia de un municipio romano que funcionaba a pleno rendimiento en la época de nuestro protagonista, que vivió en la segunda mitad del siglo II, en la época de los Antoninos o de los Severos, según se desprende del tipo de grafía de la inscripción.

Ahora bien,  este bloque de piedra correría con el devenir del tiempo más andanzas. Las caras laterales del mismo se encuentran fuertemente erosionadas por la acción marina y la parte anterior presenta restos de una argolla de hierro anclada. Todo eso demuestra que la piedra, tras ser utilizada para la inscripción de nuestro edil, habría sido fragmentada y reutilizada aún en época del Imperio Romano como anclaje o bolardo  para amarrar buques en el muelle del cercano puerto de Dianium.
Una ciudad amenazada por los temporales

¿Por qué ha vuelto entonces a aparecer la piedra en el foro romano? Gisbert aclaró que «mientras la ciudad actual se ha dedicado a ganarle terreno al mar, en la época del Imperio Romano sucedía lo contrario: Dianium se hallaba asentada en un marjal muy próximo al puerto y sufrió continuos temporales o transgresiones marinas en las que el mar volvía a ganarle terreno a la urbe, engullendo una parte de la misma». Así, «este bloque parece haber  sido desplazado hasta este lugar por una de esas transgresiones en los siglos siguientes, durante el periodo de actividad de la ciudad romana que no cesa hasta el primer tercio del siglo VI».

Más allá de esta cronología histórica, el descubrimiento viene a atesorar una vez más la importancia de l’Hort de Morand y de los posibles restos que aún contiene. «Este espacio se ha de considerar sagrado para los dianenses», subrayó Gisbert. De hecho, los trabajos que ahora han desencadenado en el hallazgo, y que han podido llevarse a cabo gracias a una subvención del Servef, han venido a adecentar un espacio que se encontraba prácticamente abandonado y repleto de matojos desde 2008, cuando se frustró un proyecto para ponerlo en valor pese a contar con subvención europea.

sábado, 22 de abril de 2017

EL Mundo:Un nuevo coloso resucita en el templo de Luxor


El templo de Luxor, engullido por el entramado y el ruido de la ciudad, luce desde esta semana nueva fachada. La reconstrucción de un coloso de Ramsés II, al que hizo añicos un terremoto hace 1.700 años, ha modificado el acceso a uno de los santuarios dedicados a Amón Ra en el callejero de la Tebas faraónica.

El Ministerio de Antigüedades egipcio ha anunciado el final de los trabajos de restauración que durante los últimos meses han reanimado a la estatua, emplazada en el primer pilón de un templo conocido por los antiguos egipcios como el santuario privado del sur, consagrado a las formas de Amón centradas en la fertilidad, Amenemope y Kamutef. La figura ahora recuperada y zurcida por un equipo egipcio de restauradores resultó dañada durante un demoledor seísmo en el siglo IV a.C. Durante siglos permaneció en tinieblas hasta que en 1958 una expedición local desenterró la figura, rota en 57 fragmentos. Un rudimentario puzle, apuntalado por listos de maderas, albergó a las piezas que habían sobrevivido a las vicisitudes del tiempo en la ribera oriental de Luxor, a unos 600 kilómetros al sur de El Cairo.Ahora, tras una labor de investigación y reconstrucción que arrancó el pasado noviembre, el coloso ha sido remontado y colocado en su posición original, a las puertas de un templo establecido durante la XVIII dinastía que reúne en su perímetro sucesivas construcciones de Hatshepsut y Tutmosis III -los faraones que levantaron su núcleo- así como reformas y añadidos decorativos de Amenhotep III, Tutankamón, Horemheb o Ramsés II.El coloso, de 11 metros de altura y 75 toneladas, representa a Ramsés II (1279-1213 a.C.) de pie portando la doble corona -símbolo de su poder sobre el Alto y Bajo Egipto- con su pierna izquierda ligeramente adelantada. Esculpido en granito negro, la escultura se completa con una pequeña estatua de 1,5 metros de su esposa, la reina Nefertari.Según los artífices del remozado, la mole resucitada compartía fachada con otras cinco. De ellas, tres presentaban al monarca de pie y otras dos en posición sedente. A Ramsés II también se deben los obeliscos que decoraban los accesos y de los que sólo queda uno. El monarca guerrero, que amplió los confines del imperio egipcio hasta Siria, ordenó modificaciones de la decoración interior.El complejo estaba conectado con el vasto templo de Karnak, plantado a unos dos kilómetros, a través de una avenida jalonada de esfinges que edificó Nectanebo I y cuyo esplendor -sepultado bajo las casas- las autoridades egipcias tratan de recuperar. Una vez al año, durante las celebraciones de Opet, el rey y las estatuas de Amón, Mut y Jonsu desfilaban a pie o en barco desde Karnak hasta Luxor.La presentación en sociedad del nuevo coloso de Ramsés II coincide con el anuncio del hallazgo de una tumba de un noble egipcio en la ladera de Dra Abu el Naga, en la ribera occidental de Luxor. La sepultura y otros dos enterramientos contiguos contienen decenas de estatuas, ataúdes y momias.

viernes, 21 de abril de 2017

El País:Ronald Syme, lecciones de la Roma Antigua


RONALD SYME (1903-1989) fue un latinista improbable. Nació en Nueva Zelanda, un país cuya existencia ni siquiera se sospechaba cuando Roma dominaba el mundo, y fue agente de la inteligencia británica durante la II Guerra Mundial en Turquía. Sin embargo, es autor de la obra de estudios clásicos que muchos expertos consideran la más importante del siglo XX: La revolución romana. Este libro sigue siendo extraordinariamente influyente por lo que cuenta sobre el pasado, el momento crucial tras el asesinato de Julio César cuando la República romana desapareció para convertirse en la dictadura personal de Augusto, pero también por lo que narra sobre el presente: fue publicado en 1939, justo cuando los grandes totalitarismos se estaban apoderando de Europa.

La revolución romana es la única obra de Syme que se puede encontrar todavía en castellano, traducida para la editorial Crítica por Antonio Blanco Freijero y prologada por Javier Arce, profesor de arqueología antigua en la Universidad de Lille y un profundo conocedor del mundo romano. El resto de sus libros están desgraciadamente descatalogados en inglés y alcanzan en ocasiones precios estratosféricos cuando aparece algún ejemplar de segunda mano. El primer tomo de su biografía de Tácito, un volumen desgastado, cuesta cerca de 500 euros en Amazon. Del segundo no hay noticias. Sin embargo, el interés por su trabajo nunca ha decrecido, al contrario. Gustavo García Vivas, miembro del Departamento de Historia Antigua de la Universidad de La Laguna, acaba de publicar su tesis doctoral, Ronald Syme. El camino hasta ‘La revolución romana’ (1928-1939), en la que explica la génesis de esta obra maestra.

“La revolución romana es una crónica sui generis del ascenso al poder de Octaviano, el futuro Augusto; del establecimiento de su régimen y de su claque, de su grupo de seguidores o, como Syme los llama, su “facción”, palabra que en el momento en que la obra se escribe ofrece siniestras resonancias. Pero el ensayo tiene, sobre todo, la vocación de hablar de su propio tiempo, del auge de los fascismos en la Europa de su época”, explica García Vivas. La importancia del pensamiento de Syme reside en que logró cambiar la imagen de Augusto, del gobernante que construyó un imperio al dictador que destruyó una república. No es una casualidad que en estos tiempos, con la llegada a la presidencia estadounidense de Donald Trump y el empuje ultraderechista en Europa, las referencias a la obra de Syme aparezcan de forma recurrente: un artículo reciente del Financial Times invocaba al experto para hablar de la posverdad.

“Las tragedias de la historia no surgen del conflicto entre el bien y el mal convencionales. Son más augustas y más complejas. César y Bruto, los dos, tenían razón de su parte”, escribió este profesor de Oxford en La revolución romana, una frase cuyo alcance va mucho más allá de los idus de marzo del 44 antes de nuestra era. Su genio consiste en someter al lector al ejercicio de comparar el pasado con el presente, pero nunca de forma forzada: casi sin darnos cuenta, nos lleva a leer en la tragedia que significó el final de la República romana lo que el propio Syme estaba viviendo.

Javier Arce, que trató mucho a Syme, escribe sobre él: “Era un hombre brillante, irónico, preciso, modesto. Le gustaban los farias y el rioja. Fue viajero, cáustico, amante de las palabras, observador, distante y trabajador: ‘There is work to be done’, decía”. La principal virtud de este gran investigador fue enseñarnos, con un estilo claro y directo, que lo que ocurrió hace 2.000 años no está tan lejos. El diario italiano La Repubblica definió recientemente su libro como “un clásico que habla de nosotros”. Cada vez más.

jueves, 20 de abril de 2017

ABC:Los tesoros que dejó atrás el «saqueador de tumbas» en Deir el Bahari


Entre los siglos XIX y XX, decenas de arqueólogos y aventureros envueltos en una pátina de romanticismo, desde Belzoni a Howard Carter, se acercaban como moscas a un Egipto que se dibujaba, en el imaginario colectivo europeo, preñado de tumbas, pirámides, momias y tesoros faraónicos, buscando el reconocimiento de un descubrimiento tras otro. Sin embargo, la egiptología como ciencia arqueológica, años después, es mucho más que llegar y besar el santo, como demuestra la expedición liderada por el español Antonio Morales, que desde 2015 investiga y cataloga los tesoros científicos menospreciados por los pioneros de la egiptología en dos tumbas de más de 4.000 años de antigüedad en la necrópolis de Deir el Bahari.

El egiptólogo Herbert Winlock (1884-1950) pasó como un torbellino por las tumbas de la colina de Deir el Bahari en la orilla occidental de Luxor, junto a la antigua Tebas, dirigiendo una expedición del Metropolitan de Nueva York en los años 20. Casi un siglo después, el trabajo que queda en la necrópolis es ingente: «Winlock excavó muchas tumbas, pero publicaba muy pocos datos. Tenía muy buen estilo escribiendo. A lo mejor publicaba un artículo de seis páginas, y dos eran sobre detalles mundanos como la visita de la señora tal o cual, y sólo dos se dedicaban a la información arqueológica extraída de las tumbas. Se dedicaba a la épica más que al trabajo científico», explica a ABC el egiptólogo sevillano.

El equipo de Morales, con 20 profesionales internacionales de diferentes disciplinas (desde geólogos a expertos en momificación) sigue los pasos de Winlock en las tumbas de Ipi (TT 315) y Henenu (TT 313), visir y tesorero real del reinado del faraón Mentuhotep II y su sucesor Amenemhat I. «Aquí queda mucha arqueología por hacer», asevera.

Pese a lo poco publicado por Winlock sobre estas dos tumbas, que datan del periodo conocido como Reino Medio (hacia el 2000 a.C.), su arquitectura y organización se utilizan como referentes de estudio de sepulcros de periodos posteriores (el Reino Nuevo). Sin embargo, las investigaciones del equipo de Morales, auspiciadas este año por primera vez por la Universidad de Alcalá de Henares, están cambiando esos paradigmas a cada piedra que extraen. «Como apenas se sabía nada, todo lo que sacamos está cambiando lo que creíamos conocido. Por ejemplo, se pensaba que la estructura estándar es una zona pública con un patio muy extenso, de unos 100 metros, seguido de la zona privada. Sin embargo, en el sepulcro del visir Ipi hemos visto que los arquitectos cortaron la roca madre para hacer una rampa central en el patio», sostiene Morales mientras pelea con la burocracia egipcia por obtener los permisos para que visitantes puedan acceder al yacimiento.

Decenas de tumbas
El invierno apenas ha acabado, pero el sol cae a plomo sobre Deir el Bahari. Un empinado sendero serpentea por la ladera de la colina que, como un queso gruyer, fue perforada durante siglos para construir decenas de tumbas. En las TT 315 y TT 313, separadas unos 150 metros, nadie comienza a trabajar hasta que el «mudir» (jefe, en árabe) da la orden. Un puñado de trabajadores locales, ataviados con su galabeya tradicional, hacen cadena para descender a la zona inferior de la colina los cascotes y rocas que van extrayendo de las tumbas y que disponen sobre una malla verde.

El equipo se divide en dos: los primeros investigan la tumba de Ipi, cuyo amplio patio -una zona pública- precede a un pasillo y a una cámara de culto, de planta cuadrada. Como muchas otras tumbas, la TT 315 fue saqueada y reutilizada como cantera. El expolio de las paredes de la cámara y las losas de piedra que recubrían la estancia descubrió bajo la solería un pasillo oculto que llevaba a la cámara funeraria donde descansaba el cuerpo del visir. Dentro, al equipo de Morales le esperaba un magnífico sarcófago de caliza con un peso estimado de ocho toneladas, tallado en una sola pieza y ricamente decorado. «Se trata de un sarcófago muy especial, pues es el único que tiene escrituras en la base», explica el egiptólogo doctorado de la Universidad de Pensilvania.

El sepulcro de Henenu
Unos metros más allá, el resto del equipo se afana en el sepulcro de Henenu, un importante personaje cargado de títulos «muy rimbombantes». El encargado de «la pezuña, el cuerno, la balanza y la pluma», de «toda ave que flote, vuele o se pose» y el «supervisor de lo que es y no es» fue enterrado en una tumba más larga, de cuarenta metros de profundidad y diversas galerías que se pierden en el interior de la montaña. Sin apenas ventilación y casi en la oscuridad, una arqueóloga del equipo se adentra en uno de los nueve pozos encontrados en el complejo funerario, de más de más de 5,5 metros de profundidad.

Allí, se han encontrado nuevas salas, decoraciones e incluso restos de cuerpos humanos. Fuera de la tumba y al pie de la colina, donde los sacerdotes prefirieron construir una pequeña capilla de adobe para el culto diario, seguramente intentando evitar la perspectiva de subir diariamente hasta la puerta del sepulcro, Morales se muestra confiado: «Henenu nos va a dar más información original», asevera. Este año, dos profesores de la UAH parte del equipo multidisciplinar -financiado por las fundaciones Gaselec de Melilla y Palarq de Barcelona- comenzarán además con la digitalización 3D de las tumbas, lo que facilitará nuevos estudios de forma remota sobre la arquitectura y geografía de los sepulcros construidos para ambos personajes.

Ambos fueron funcionarios clave en uno de los periodos más interesantes del Antiguo Egipto, cuando tras una guerra civil que enfrentó al norte y al sur una familia de nobles en Tebas se embarca en la reconquista del país del Nilo y se nombraron faraones. «Mentuhotep II -a quien Henenu servía- fue el primer monarca de la reunificación. Fue un antes y un después en la historia de Egipto», relata Morales, quien destaca la oportunidad de estudiar las tumbas de dos funcionarios «con impacto directo en la política del momento».

El descubrimiento más sorprendente
Pero el descubrimiento más sorprendente, que según adelanta Morales (a la espera de que el Ministerio de Antigüedades de luz verde a la publicación de la información más detallada) lo han encontrado junto a la entrada a la tumba del visir Ipi. Un pozo de metro y medio de profundidad lleno de bolsas y ánforas con material de momificación que se descubrió en 2016 y que está ofreciendo mucho más de lo que esperaban. « Como no son ‘puros’, no pueden ir en la cámara del sarcófago, pero al haber sido utilizadas para la momificación de alguien que irá al más allá, tampoco se pueden tirar sin más», explica el egiptólogo español.

Decenas de paños, todos utilizados en la momificación de Ipi y llenos de restos de sangre y otros materiales biológicos, incluso un órgano pendiente de identificación, conforman el descubrimiento que Winlock dejó a un lado. «Sólo se llevó 4 jarras. Buscaba más bien el valor estético, no lo científico», explica Morales, que destaca que el descubrimiento «permitirá estudiar el proceso técnico de momificación de un visir». Ataviados con mascarillas y guantes, los egiptólogos de Morales extraen los paquetes de paños impregnados en natrón, un tipo de sal empleada para desecar el cadáver, y que, más de 4.000 años después, «pica en los ojos, en las manos. Es un peñazo».

Pese a los más de 800 kilómetros que los separan, las noticias del atentado contra dos iglesias en el norte de Egipto llegan rápido, aunque no los amilanan: ellos no son turistas, que huyen en desbandada del país de los faraones. Para los próximos años, Morales ha solicitado ya al Ministerio la concesión de otras tres tumbas, que prolongarán los trabajos de esta misión española.

miércoles, 19 de abril de 2017

Una investigación pone de relieve que Cástulo podría albergar un circo romano


Uno de los divertimentos de los antiguos romanos era asistir a los espectáctulos que se ofrecían en el circo. La relevancia que tuvo la ciudad de Cástulo antaño, y por la que también pasó esta civilización, parece ser que también propició la creación de este recinto.

Esta hipótesis es la que barajan Francisco Arias, arqueólogo; y José Carlos Gutiérrez, topógrafo, y que la desarrollaron ayer por la tarde en una conferencia en el Museo Arqueológico de Cástulo. Los expertos expusieron los resultados que han obtenido aplicando la tecnología LiDAR, en la que a través de coordenadas UTM, y con las que se puede medir la altura de cotas a nivel del mar, han obtenido una visión de lo que hay en el subsuelo de Cástulo.

La tecnología LiDAR aporta un modelo digital del terreno muy detallado, que sirve para detectar estas estructuras y que ayuda a los arqueólogos en su trabajo por conocer la historia, en este caso, de Cástulo.

«Parece que entre las conclusiones que han obtenido con esta información geográfica que proporcionó el Instituto Nacional Geográfico el año pasado, y después de un importante estudio de todos esos datos, tenemos para nuestra sorpresa la localización de donde podría estar este circo», comentó la delegada del Gobierno en Jaén, Ana Cobo.

Esta investigación la iniciaron a finales del pasado año, una vez que se publicaron los datos del Instituto Nacional Geográfico. «Cuando empezamos a investigar en el entorno de Cástulo es donde nos llevamos la primera sorpresa y empezamos a detectar unas anomalías bastante grandes que por las dimensiones y por la forma casi no dejaban lugar a dudas de que podía ser el circo de Cástulo», explicó Arias.

El perímetro sería de unos 400 metros de largo por 100 metros de ancho y se ubicaría al norte de la ciudad amurallada, fuera por tanto de sus límites (y de la propiedad pública), pero dentro de la zona delimitada por la Consejería de Cultura en 2011. Además de haber detectado el circo, los expertos plantean otras hipótesis como puede ser la presencia de un anfiteatro a unos 200 metros de donde está el circo. «Con esta tecnología que proporciona el Instituto Geográfico Nacional es un avance no solo para Cástulo, sino para la arqueología en general y dará muchas sorpresas en muchos yacimientos. En el caso de Cástulo conocíamos la existencia de un circo, no sabíamos su ubicación y hay quien dudaba de su presencia, pero con esta tecnología casi no deja lugar a dudas», destacó Arias.

martes, 18 de abril de 2017

El País:Una excavación en Badajoz descubre un edificio tartésico único en el Mediterráneo occidental


Fuera de contexto, la imagen de unos escalones en mitad de un gran agujero que acompaña este texto podría no decir mucho. Sin embargo, su contexto —la excavación de un enorme edificio tartésico de hace 2.500 años en la comarca de Las Vegas del Guadiana, en Badajoz— los convierte en un descubrimiento extraordinario. Y no solo porque esa escalinata monumental de dos metros y medio de altura apunta a una insólita edificación de dos plantas del siglo V antes de Cristo, la primera que se conserva de aquella época; sino porque está construida con unas técnicas y unos materiales que se pensaba que no se habían utilizado en todo el Mediterráneo occidental hasta mucho tiempo después.

La mitad de los escalones están hechos a modo de sillares, es decir, colocando unos bloques rectangulares a continuación de otros y luego unos encima de otros. Pero no utilizan grandes piezas de piedra cortada, como se hacía en construcciones similares de la época en el Mediterráneo oriental (en Grecia, por ejemplo), sino una especie de mortero de cal y granito machacado, probablemente encofrado después (la mezcla se colocaba a fraguar entre tablas hasta que se secara). Algo así como un protocemento, solo que un siglo antes de que apareciera el primer material de este tipo documentado hasta ahora: el opus caementicium del Imperio Romano.

El yacimiento del Turuñuelo de Guareña, cuya excavación arrancó en 2015, ya había sorprendido a los investigadores por su tamaño (es el más grande localizado de aquella época, en torno a una hectárea), la riqueza de materiales encontrados y su extraordinario estado de conservación. Todo tipo de joyas, puntas de lanza, recipientes, semillas, restos de tejidos, parrillas de bronce o calderos enormes prometían desde el principio arrojar nueva luz sobre la cultura de Tartesos. Una civilización prerromana que ocupó el suroeste de la Península Ibérica en el primer milenio antes de Cristo sobre la que se ha levantado todo tipo de mitos y leyendas (sobre todo, en torno a su misteriosa decadencia y su abrupto final), debido, entre otras cosas, a la escasez de restos materiales. Una escasez que la excavación dirigida por los arqueólogos del CSIC Sebastián Celestino —que también es director del Instituto de Arqueología de Mérida— y Esther Rodríguez está compensando a marchas forzadas, y eso que apenas se ha desenterrado hasta el momento el 10% de la construcción.

“Una escalinata constituye un elemento arquitectónico único de algo, además, que no pensábamos que fueran capaces de ejecutar. Existen escaleras durante la protohistoria en la Península, pero ya en época posterior. De esta cronología como máximo había dos o tres escalones de piedras y adobe para salvar un desnivel”, explica Rodríguez. En este caso, son 10 escalones (al menos; todavía puede haber alguno más) de 2 metros de largo, 40 centímetros de anchura y 22 de altura. Los cinco superiores están cubiertos por lajas de pizarra y los inferiores son los que están hechos a modo de sillares cuadrangulares con mortero de granito machacado envuelto en cal.

“Lo más sorprendente ha sido su profundidad. Dos metros y medio significa que debajo hay otra planta, que estamos accediendo a una planta superior sobre-elevada”, completa Celestino. Se había especulado sobre la existencia de este tipo de edificaciones en época tartésica, a partir de textos de la Biblia, pero nunca se había encontrado ninguno. “Este edificio será el primero que conserva las dos plantas”, insiste.

Dos caballos sacrificados
A un lado de la asombrosa escalinata, han aparecido los cuerpos de dos caballos sacrificados, perfectamente colocados en posición anatómica, con todo su herraje puesto, lo que apunta sin duda a un sacrificio ritual, pues estos animales, símbolo del lujo, no solían comerse en aquella época. Al otro lado, sin embargo, han hallado restos de una vaca que los moradores del lugar sí llegaron a consumir en una especie de festín. Los investigadores del CSIC, de hecho, cada vez ven más claro que a finales del siglo V antes de Cristo se produjo allí una gran celebración justo antes de la destrucción del edificio.

La mayor parte de las construcciones de aquella época localizadas en el Valle medio del Guadiana –una zona que recibió grandes oleadas de inmigración desde en núcleo central de Tartesos, en el Guadalquivir y Huelva, tras una profunda crisis económica en el siglo VI— fue destruida por sus propios moradores hacia finales del siglo V, o principios del IV. Prefirieron echarlas abajo antes de verlas saqueadas por los pueblos del norte, de etnia céltica, que estaban a punto de llegar.

La del Turuñuelo de Guareña también fue incendiada y después sepultada bajo arcillas sacadas del río Guadiana. Pero su formidable estructura, que incluye muros de varios metros de grosor, hizo que se mantuviera en pie pese a todo.

Ahora, el trabajo de Celestino y Rodríguez —que cuenta con el apoyo de la Secretaría General de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Guareña, y con la financiación de la Diputación Provincial de Badajoz— será seguir excavando este gigantesco edificio. La próxima campaña será en mayo y, entre sorpresa y sorpresa, intentarán vislumbrar cómo fue aquella celebración de despedida y descubrir con ello qué tipo de edificio fue el del Turuñuelo de Guareña.

La dificultad añadida es que se trata de algo completamente nuevo, muy distinto de las otras construcciones tartésicas halladas en la zona, como el santuario de Cancho Roano, en Zalamea de la Serena; o La Mata (en Campanario), con un perfil más económico. Tiene características de palacio, pero también de gran monumento funerario. “La planta de arriba, con varios altares, tiene una función ritual clarísima, pero la religión entonces estaba mezclada con todo. A partir de ahí, hay elementos que hacen pensar en el enterramiento, como el hecho de que no tenga suelos construidos a pesar de la riqueza de todo lo demás. Sin embargo, el hecho de que tenga dos plantas apunta hacia otro lado”, explica Celestino. Las respuestas irán llegando, casi con toda seguridad, a medida que la excavación vaya sacando a la luz ese otro 90% del edificio que todavía permanece enterrado entre los campos de tomates de las Vegas del Guadiana.

lunes, 17 de abril de 2017

ABC:Numancia, una gesta del pasado con futuro


El aire hiela hasta los huesos en este paraje de Garray, a poco más de 7 kilómetros al norte de Soria, donde hace 2.150 años los numantinos escribieron con sangre y dignidad una de las páginas más memorables de la Historia. Apenas quedan vestigios de la indomable ciudad celtíbera de Numancia. Los romanos la asolaron por completo cuando ésta al fin claudicó, tras casi veinte años de lucha y once meses de terrible asedio. Los restos visibles hoy sobre el terreno pertenecen en su mayor parte a la etapa posterior, como ciudad romana, pero en la colina donde debieron de diseminarse antes las chozas de aquellos duros celtíberos, no resulta difícil imaginar el frío que sufrieron, el hambre atroz que les llevó a comerse a sus propios muertos y la desesperación con que mirarían desde su muralla hacia el cerco romano que la aisló por completo del exterior. No había ayuda ni escapatoria posible. Eran ellos, solos y pocos, frente al mejor ejército de la época al mando de Escipión, uno de los más destacados generales del Imperio Romano. Sucumbieron, claro está. Pero fue tan grande su entereza, que hasta sus enemigos admiraron la gesta de esta modesta ciudad que «resistió durante tanto tiempo con sus solas fuerzas a la nación que disponía de todas las del universo», en palabras del historiador romano Floro.

«Los numantinos lucharon hasta la muerte por su libertad y eso se ha convertido en un símbolo histórico para toda la humanidad. Hay otros casos de lucha por la libertad, pero ninguno que sea tan acrisolado, tan simbólico como Numancia. Por eso ha pasado a ser una página, no de la Historia, sino del ideario colectivo de toda la humanidad», subraya Martín Almagro Gorbea, académico anticuario de la Real Academia de la Historia. Antes de inaugurar en Soria los actos que conmemoran los 2.150 años de la caída de Numancia, el reputado catedrático ya jubilado de la Universidad Complutense recorrió el yacimiento arqueológico el pasado 5 de abril, invitado por Amalio de Marichalar, presidente del Foro Soria 21 y principal impulsor de que sea declarado en un futuro Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En el interior de una reproducción de una vivienda celtíbera, Martín Almagro explicaba a ABC que la conquista de Hispania por los romanos «duró dos siglos (la de la Galia por Julio César, seis años), lo que da idea de las dificultades que tuvo Roma aquí». Citando a Floro, que describió a los celtíberos como el pueblo más fuerte y resistente de la Península Ibérica, el reputado historiador destacaba que Numancia fue «probablemente la ciudad celtibérica más importante», es decir, el centro de esta recia gente, el hueso más duro de roer por los romanos.

Almagro relataba cómo Numancia «se convirtió en el pavor de Roma», que trató de doblegarla sin éxito durante casi dos décadas hasta que finalmente envió a Escipión para que resolviera la situación. El general romano, que venía de tomar Cartago, «preparó un ejército muy numeroso, de más de 60.000 personas, frente a 4.000-6.000 que serían los numantinos, y los encerró en un cerco que se ha convertido en un ejemplo en toda la historia militar».

Los romanos levantaron siete campamentos en los cerros que rodeaban Numancia, unidos entre sí por un muro de unos 9 kilómetros de perímetro reforzado por torres. Controlaron además con fortines la confluencia del Duero con los ríos Tera y Merdancho, impidiendo toda comunicación con la ciudad celtíbera. Aunque los numantinos incitaron a los romanos a entablar batalla, «Escipión, que era un gran general, nunca quiso enfrentarse directamente a ellos porque sabía de su enorme fuerza como guerreros. Estableció el cerco y quiso rendirlos por hambre. No fue el combate, sino el hambre la que mató a los celtíberos», resaltaba el miembro de la Real Academia de la Historia.

Durante los once meses de cruel asedio, nadie salió ni entró en Numancia, salvo el valiente «Retógenes, que con cinco compañeros logró eludir el doble cerco, pero no consiguió que ninguna otra ciudad se atreviera a desafiar a Roma», recordaba Almagro. Los 400 jóvenes de la vecina ciudad de Lutia que quisieron prestarle ayuda fueron apresados por los romanos, que les cortaron la mano derecha.

La situación se hizo tan insostenible en Numancia que llegaron a comerse a los muertos. Escipión, «un hombre frío, un profesional de la guerra» exigía una paz sin condiciones, inaceptable para los numantinos. Muchos se quitaron la vida antes de rendir la ciudad, que fue «destruida de raíz», según Cicerón. El territorio se repartió entre los pueblos vecinos que ayudaron a conquistarla y sus supervivientes fueron vendidos como esclavos. Cincuenta de ellos viajaron con Escipión a Roma para el desfile triunfal que se celebró al año siguiente, en el 132 a.C.

Un símbolo necesario
En el 2.150 aniversario de aquellos hechos, el Foro Soria 21 para el Desarrollo Sostenible, la Fundación Científica Caja Rural de Soria y la Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas (FOES), en colaboración con el Instituto de Historia y Cultura Militar, han organizado una serie de actos conmemorativos, dentro del programa «Numancia 2017», que inauguró Martín Almagro con una conferencia en Soria sobre el futuro del yacimiento, vinculado a una anhelada candidatura para ser Patrimonio de la Humanidad.

Para el conde de Ripalda, el aniversario es doble ya que se cumplen 110 años de la cesión al Estado de las ruinas de Numancia por parte de su abuelo, Luis de Marichalar. «En mi familia creímos que había que defender Numancia para el presente y para el futuro de la Historia de España y la Historia Universal», señalaba en el recorrido por el yacimiento. Marichalar instó a «unir fuerzas entre todos para destacar Numancia como ese símbolo que necesita hoy la humanidad» y «recobrar esos valores de libertad, dignidad y honor» para que «sean la base esencial de la construcción del presente y futuro».

Los valores históricos, arqueológicos y paisajísticos de Numancia «son únicos» y «los inmateriales de la defensa de un pueblo por su libertad, su dignidad y su independencia recobran más que nunca una enorme trascendencia en un mundo global como en el que estamos», destacó el presidente del Foro Soria 21, que quiso agradecer especialmente el apoyo de Portugal en la «carrera de fondo» por la candidatura a Patrimonio de la Humanidad, al ser símbolo común de la resistencia de la Península Ibérica a la invasión romana.

Al recordar la celebración este año del Tratado de Roma, Marichalar destacó la necesidad de Europa «de símbolos irrenunciables y Numancia, como bien dijo en su día el Parlamento europeo, representa el origen más remoto de la historia y cultura común europea».
El camino hacia la candidatura aún tiene por delante diversas etapas, como la inclusión de Numancia en la lista de los bienes susceptibles en toda España de proponer a la Unesco como patrimonio de la humanidad y la posterior redacción de una «tesis doctoral cuádruple» para argumentar su defensa, antes de competir a nivel internacional con otras propuestas. Por ello, Amalio de Marichalar no se atrevía a señalar plazos: «Podríamos hablar de una serie de años, seis, siete, ocho años. Ojalá me equivoque y sean menos, pero lo importante es empezar un proyecto de todos».

El viaje más largo se hace dando el primer paso y para éste «ya se han dado muchos con la concurrencia de todos», destacó el presidente de Foro Soria 21 que no alberga ninguna duda de que «lo lograremos porque lo merece. Numancia es parte de la Historia y del alma de España».

«Acontecimiento de excepcional interés público»

Con 14.000 firmas y el apoyo de instituciones como el Parlamento europeo, el portugués, las Reales Academias de Bellas Artes e Historia, la de Ciencias Morales y Políticas, la de Historia de Portugal, el Instituto Arqueológico alemán, las Universidades Autónoma, Complutense, Oberta de Cataluña, Exeter, Hannover... y personalidades como sir John Elliott, ¿que falta para que el Gobierno plantee la candidatura a Patrimonio de la Humanidad? El Gobierno ha declarado la conmemoración del 2.150 aniversario «acontecimiento de excepcional interés público», pero aún falta que la Junta de Castilla y León y el Gobierno formalicen su voluntad, que ya existe, para incluir a Numancia en la lista indicativa de los bienes que son susceptibles en toda España de proponer a la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

domingo, 16 de abril de 2017

El País:¿Una sombrilla para la Arena de Verona?


Empezó como cualquier otro anfiteatro romano: arena que empapaba la sangre de gladiadores y animales exóticos; más adelante, en época medieval allí iban a parar los desgraciados que no tenían dónde caer muertos; fue sede de un concurrido prostíbulo, acogió carnicerías y fábricas de vidrio; hospedó hasta el siglo XIX pequeños talleres artesanales. Sirvió, además, para ajusticiar a criminales y ladrones; de noche, en cambio, se celebraban fiestas y espectáculos.

En 1913 acogió la primera representación de Aida, de Giuseppe Verdi, inaugurando oficialmente el templo veraniego de la lírica italiana e internacional. En los ochenta, las bandas de rock le cogieron gusto a los conciertos en la Arena de Verona. Y también el público. Pero los chaparrones no perdonan ni el verano y han obligado a cancelar varios espectáculos en los últimos años. El Ayuntamiento de la ciudad se planteó cubrir el coliseo, de 2000 años de edad, y convocó un concurso internacional de ideas "para proteger el monumento y garantizar los espectáculos en caso de mal tiempo”, explica desde su despacho con vistas a la Arena, Marco Mastroianni, presidente de la comisión organizadora y director general del municipio.

La comisión, formada por arquitectos, ingenieros y arqueólogos recibió 84 propuestas anónimas. El primer premio fue para SBP Schlaich Bergermann, de Stuttgart, y GMP Architekten, de Berlín, este último encargado de remodelar el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. La propuesta convenció a los examinadores porque constituye "la opción más inteligente y menos invasiva", dice Mastroianni.  En síntesis, la solución escogida consiste en un anillo perimetral que descansa sobre el borde superior del coliseo y permite recoger las telas de la cobertura, dispuestas en una sola orden de cables, lo que facilita una fácil apertura y cierre.

Según la recreación del proyecto, el impacto visual en el edificio es mínimo: sus creadores pensaron en una especie de abanico móvil que se cierra cuando llueve o pega duro el sol. “Es una opción inteligente porque puede desaparecer sin dejar rastro”, escriben en su página web los alemanes, con experiencia en estructuras móviles como la de la plaza de toros de Zaragoza y la Arena de Nimes, en Francia.

Una sombrilla para el anfiteatro veronés no hace falta, sostiene la arqueóloga Brunella Bruno, de la Superintendencia del Patrimonio Cultural y Arqueológico de Verona. “La Arena no se está cayendo por culpa de la lluvia, sino porque el sistema de drenaje con el que se construyó, una verdadera obra de ingeniería, desapreció con las restauraciones hechas en el tiempo", lamenta. "Eso se puede resolver con mantenimiento constante. Pero no se está cayendo, es un monumento al aire libre, como el Partenón o Pompeya”, comenta en su oficina.

Se queja de que el municipio "no ha tenido en cuenta el criterio de los expertos". Ahora, el Ministerio de Bienes Culturales debe dar el visto bueno. Y la última palabra la tiene el departamento de Bruno; según ella no hay ningún prejuicio establecido, pero sí aclara que debe existir mucha transparencia sobre su verdadera función. “Para algunos la lluvia puede comprometer el espectáculo, tal vez este sea el verdadero motivo por el cual se ha inventado la idea de la cubierta. No sería viable apoyar nada sobre el último borde de la Arena. Por el momento son solo ideas”, zanja Bruno.

La Arena es el tercer anfiteatro romano más grande, después del Coliseo romano y la Arena de Capua y por su escenario han pasado Plácido Domingo, Sting, Adele y un largo etcétera de cantantes líricos, de rock y música pop.

sábado, 15 de abril de 2017

National Geographic:El duelo de Sinhué y el beduino


El relato de la Historia de Sinhué, cuyo inicio se sitúa justo en el momento de la muerte del faraón Amenemhat I, tuvo una gran popularidad durante el período faraónico, un hecho que queda demostrado por los 28 óstracas y 7 papiros que se han conservado hasta hoy con fragmentos de la historia. Se trata de una narración que contiene todos los elementos de un relato literario: diálogos, transcripciones de cartas, episodios de acción...

El argumento gira en torno a la huida del protagonista después de saber que el faraón ha sido asesinado. A partir de ahí, el lector acompaña a Sinhué en su periplo y su nueva vida fuera de Egipto, llena de aventuras y desventuras.

Uno de los episodios más destacados de la Historia de Sinuhé es el combate entre el protagonista y un jefe beduino de Retenu (Siria) que le desafía a un combate singular. Sinuhé, que ya lleva unos años viviendo en Retenu como yerno del príncipe Amunenshi, acepta el duelo y vence a su enemigo. Es un hombre rico y respetado, pero su felicidad es incompleta al estar lejos de Egipto.

viernes, 14 de abril de 2017

ABC:Espartaco, el esclavo que doblegó a Roma


Fue uno de los más importantes gladiadores de la Historia y lideró la más importante rebelión de esclavos de toda la antigüedad contra la República romana entre el 73 y 71 antes de Cristo. Espartaco nunca pudo imaginar que su nombre entraría en los libros de Historia y en la leyenda, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la libertad y la igualdad. Un viaje conmovedor nos sumerge en el más grande sistema de esclavitud de la Historia mediante una magnífica exposición que se presenta en el museo del Ara Pacis de Roma, hasta el 17 de septiembre: «Espartaco. Esclavos y amos de Roma», realizada por un equipo de arqueólogos, escenógrafos y arquitectos, y comisariada por Orietta Rossini.

La muestra reúne 250 restos arqueológicos, algunos procedentes del Museo Arqueológico de Madrid; fotografías, paneles y vídeos, en los que se revela el complejo sistema de esclavitud de la Antigua Roma. La economía del imperio, su expansión y su desarrollo social, económico y político no hubieran sido posibles sin la explotación de una fuerza de trabajo privada de derechos y de libertad. El Coliseo, por ejemplo, es una construcción emblemática realizada por esclavos.

La rebelión de un gladiador
Estudios recientes han calculado la presencia de entre 6 y 10 millones de esclavos en una población de 50-60 millones de personas. La exposición se adentra en las condiciones de esos esclavos, pero no se olvida de la esclavitud en la actualidad, estimulando a una reflexión: la Organización Internacional del Trabajo calcula que hay un mínimo de 21 millones de personas que hoy se encuentran en condiciones de esclavitud en todo el mundo, ya sea como agricultores, trabajadores domésticos o mujeres explotadas sexualmente. Precisamente, las prostitutas son las esclavas modernas, que constituyen la tercera parte del negocio de la criminalidad organizada, después de la venta de armas y de la droga.

La exposición nos hace revivir las duras condiciones de los esclavos, apareciendo como telón de fondo la historia del extraordinario personaje que fue Espartaco, el gladiador que decidió rebelarse a su destino de esclavo y osó desafiar la potencia de Roma en nombre de la libertad. Originario de Tracia, región del sureste de la Europa antiguo, donde era de buen linaje y de notables cualidades, Espartaco fue conducido como prisionero a Capua, una de las más importantes ciudades romanas, definida por Cicerón como la «segunda Roma», con un monumental anfiteatro, entre los más grandes del imperio tras el Coliseo.

El esclavo Espartaco se adiestró como gran combatiente en la famosa escuela de gladiadores de Capua, llena de esclavos, que se preparaban prácticamente a morir en el Circo para la diversión de los espectadores en el célebre anfiteatro de la ciudad. Contra esas sangrientas y mortales peleas se sublevó Espartaco. Un día intentaron la huida 200 esclavos. Lo consiguieron 78, llegando tras una escapada rocambolesca hasta las faldas del Vesubio. Allí logró con ese puñado de esclavos su primera victoria sobre los romanos, una victoria que cambió para siempre su vida.

Sed de libertad y venganza
Espartaco, convertido en el líder del malestar popular contra la esclavitud y la opresión, lanzó un llamamiento a todos los esclavos y desheredados de Italia, que se contaban por millones, organizando un ejército de unos 70.000 hombres sedientos de libertad y de venganza. Les enseñó a fabricarse las armas y durante casi tres años combatió a las legiones romanas, derrotando a varios generales enviados en su contra por el Senado. Su lucha sorprendió a toda la península y las victorias de Espartaco preocuparon a Roma.

Se dio entonces el mando de las legiones al cónsul Grasso, quien en el 71 a.C. derrotó a Espartaco, tras hacer llegar incluso a marchas forzadas desde España al general Pompeo con sus legiones. De fuentes antiguas se sabe que Espartaco murió de manera heroica. Fue acribillado y nunca se pudo identificar su cadáver. La mayor parte de sus hombres murió con él. Unos 6.000 supervivientes fueron capturados en los bosques y en la primavera del 71 acabaron crucificados en los márgenes de la via Appia, uno cada 30 metros. Quien recorría desde Capua hasta Roma esa calzada, una de las más importantes del imperio, quedaba horrorizado. Era un escarmiento y una derrota que marcaba el final sangriento de las guerras sociales y sancionaba la inevitabilidad de la economía con esclavos. Al igual que le había ocurrido a Aníbal, también para Espartaco la conquista de Roma se quedó solamente en una ilusión.

Sugestivo recorrido

El legendario rebelde da pie a un recorrido muy sugestivo en once secciones de la exposición, en la que se cuentan algunos detalles históricos citados anteriormente y diversos aspectos de la esclavitud: el mercado de los esclavos, floreciente en todo el Mediterráneo y en Roma; las condiciones de los esclavos domésticos, en el campo, en las minas; la esclavitud femenina y la explotación sexual. Suscita ternura y al mismo tiempo horror la octava sección, la dedicada a los niños. Al co mienzo del recorrido está la foto de un niño de cinco años explotado en un campo americano de algodón en el 1916, y después numerosos testimonios de la antigüedad que son ejemplos de infancias robadas. La novena sección esta dedicada a los esclavos en las canteras y minas, con las cadenas y esposas de esclavos de las minas de Huelva. Se explora también, en la sección esclavitud y religión, la relación que existía con algunos aspectos del culto oficial romano. Finalmente, destaca el capítulo dedicado al camino hacia la libertad: los libertos eran los esclavos a los que se les daba la libertad respecto de sus patronos. Algunos realizaron grandes carreras: En el tiempo del emperador Claudio eran de extracción libertina sus ministros de justicia, finanzas y cultura.

Entre los objetos de la exposición hay sellos con los que los patronos oficializaban la posesión de un esclavo: pendientes, anillos y collares que los amos regalaban a sus domésticas. Un documento importante es una carta, procedente del Museo Arqueológico de Madrid, en la que un patrono despide a uno de sus empleados porque hizo trabajar a una mujer embarazada, la cual perdió el bebé que habría sido de su propiedad.

Uno de los aspectos que distinguen la época en que se desarrollan los acontecimientos con la lucha de Espartaco es el carácter multiétnico de la sociedad romana. No fueron los romanos los inventores de la esclavitud, que existía desde tiempos remotos en todas las civilizaciones, pero ciertamente su genio organizativo fue capaz de poner en marcha la mayor sociedad de esclavos que jamás haya existido. La más grande en términos cuantitativos, dado que los esclavos constituyeron al menos el 10%, quizás incluso más, del total de la población imperial, con porcentajes que podían llegar al 30% en las grandes ciudades; y la más grande también por la presencia de los esclavos en todos los sectores clave de la producción económica y de la administración estatal.