miércoles, 31 de mayo de 2017

ABC:Unesco convierte en ejemplares cuatro proyectos españoles de arqueología subacuática


La VI Reunión de Estados Partes de la Convención de Patrimonio Cultural Subacuático, reunida hoy en París, ha aprobado la inclusión de cuatro proyectos españoles en el Registro de Buenas Prácticas en materia de protección, conservación y difusión del Patrimonio Cultural Subacuático, según ha informado el Ministerio de Cultura en un comunicado. Han sido incluidos en el prestigioso Registro los proyectos ‘Un naufragio romano para la sociedad, el pecio de Bou Ferrer (Villajoyosa, Alicante), ‘Prospección y excavación arqueológica del pecio Deltebre I (Cataluña), ‘Investigación arqueológica en los pecios Cala Cativa I/ Cap del Vol (Port de la Selva), Cataluña’ y ‘Protección jurídica del patrimonio arqueológico subacuático en Andalucía’,

Se trata de la primera inclusión –junto con dos proyectos de México y un proyecto presentado por Portugal- que la Convención realiza en el Registro de Buenas Prácticas en materia de protección, conservación y difusión del Patrimonio Cultural Subacuático, tras la aprobación en 2015 de un nuevo procedimiento por el que invitaba a los Estados Parte a proporcionar ejemplos de buenas prácticas en este campo, con el fin de fomentar la sensibilización y la difusión del patrimonio cultural subacuático.

«Con el respaldo a estos cuatro proyectos, España sigue demostrando su compromiso permanente con la defensa, estudio y valoración del Patrimonio Cultural Subacuático que asumió en 2005, tras la ratificación de la Convención de la UNESCO para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001», añade el texto del Ministerio.

El merecido caso del Bou Ferrer (Villajoyosa)
El pecio Bou Ferrer, una gran nave mercante romana, naufragada a mediados del s. I d.C. frente a las costas de Villajoyosa (Alicante), es el único gran mercante del periodo romano, en todo el Mediterráneo, que combina un inigualable estado de conservación, junto con una profundidad bajo el mar asequible a los arqueólogos subacuáticos. A cargo del equipo dirigido por el arqueólogo Carlos de Juan, la excavación es además un ejemplo de accesibilidad, tanto del sitio, por medio de visitas dirigidas, como de los materiales recuperados, por la futura exposición en el Museo de Villajoyosa.

Deltebre y Cala Cativa/ Cap de Vol
De los interesantes trabajos realizados durante las últimas décadas por el Centro de Arqueología Subacuática de Catluña, la Unesco reconoce la ejemplaridad de dos de ellos. El pecio Deltebre tiene restos de uno de los barcos hundidos durante los conflictos bélicos relacionados con el ataque a Tarragona, por parte de la escuadra británica, al mando del Almirante Jon Murray.

En 2008 se produjo el hallazgo fortuito que tenía peligro de expolio por hallarse cerca de la costa y a tan solo 7 metros de profundidad. Se protegieron los restos formando un talud que permite que el deterioro de los elementos orgánicos sea mínimo. Del mismo modo, se decidió la extracción de parte de la carga y se realizó una exposición itinerante, ya presentada en Girona, Alicante, Barcelona, Tarragona, Deltebre y Tortosa, para dar a conocer este yacimiento, su historia y su valor como patrimonio cultural subacuático.

Los de Cala Cativa y Cap de Vol son dos pecios importantes por su cargamento y por las técnicas de construcción naval: Cala Cativa I y Cap del Vol, los dos hundidos en el municipio de Port de la Selva.

Protección jurídica andaluza
Unesco también ha señalado como ejemplar la legislación desarrollada por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, que reaccionaba ante la amenaza que vive el patrimonio arqueológico subacuático, tanto por actividades ilícitas como legítimas que pueden llegar a afectarle de manera negativa. Una Ley 14/2007, de 26 de noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía, creaba las figuras «Zonas Arqueológicas», en los espacios claramente delimitados en los que se ha comprobado la existencia de restos arqueológicos de interés relevante. Y «Zonas de Servidumbre Arqueológicas», en aquellos espacios claramente determinados en los que se presuma, fundadamente, la existencia de restos arqueológicos y se considere necesario adoptar medidas precautorias.

Pero no es un proyecto arqueológico, sino que Unesco elogia esta buena práctica que del ámbito regulatorio y de protección y que podría complementar los proyectos arqueológicos que, sin duda, en un futuro no muy lejano podrían plantearse para conocer el patrimonio de uno de los mares con más pecios del mundo.

martes, 30 de mayo de 2017

La gran mina romana de espejuelos se prepara para recibir visitantes


Hoy cuesta imaginarlo, pero hace 2.000 años lo que ahora es un paraje natural más de Arboleas era el lugar de tránsito diario de un gran número de ciudadanos romanos que acudían a su puesto de trabajo en una de las numerosas minas que plagan la Sierra de Limaria.

La existencia de una de las minas más accesibles (se calcula que existen en torno a una decena) se conocía desde tiempos remotos pero no ha sido hasta hace tan sólo unos años cuando el Ayuntamiento de Arboleas ha tomado partido y ha apostado firmemente por la puesta en valor de este lugar histórico. De hecho, desde hace meses el alcalde, Cristóbal García, cuenta con un equipo de espeleólogos expertos así como de investigadores del espejuelo romano (conocido como lapis specularis) para esta labor. 

Trabajos en marcha 
La cavidad donde se están sucediendo en estos momentos los trabajos de limpieza deja ver el trabajo de los ciudadanos del antiguo Imperio Romano con claridad. Huecos en las paredes usados para depositar los instrumentos usados para alumbrar a los mineros o las marcas de su trabajo para extraer son algunos de los testimonios supervivientes de cuando las mismas y galerías acogían a centenares de trabajadores hace aproximadamente 2.000 años.

En pleno trabajo de limpieza, la mina recibió ayer la visita del delegado provincial de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta, Miguel Ángel Tortosa López, acompañado por el alcalde de Arboleas, Cristóbal García. El responsable territorial supervisó los trabajos de limpieza y desescombro que se están realizando como primera fase de un proyecto con el que el Ayuntamiento de arboleano quiere poner en valor este importante yacimiento y convertirlo en un atractivo turístico que dinamice la economía y el empleo en el municipio y en la comarca del Almanzora. Los trabajos autorizados por la Administración autonómica se refieren a la retirada de escombros y tierra de la mina y tienen una duración prevista de tres meses, de los que ya se han ejecutado la mitad. 

Estas labores permitirán investigar la morfología de la mina y la extensión de sus galerías “para descubrir todo su potencial y ponerlo en contexto respecto a otros yacimientos de espejuelos del Imperio Romano que existen en Europa, con la posibilidad de hacerla accesible para la ciudadanía” conforme a un proyecto de musealización adecuado, ha señalado Tortosa.

La ‘brillante’ mina no sólo promete ser un revulsivo para el turismo, tal y como prevén el delegado y el alcalde. Sin duda, una vez exploradas todas sus galerías, supondrá todo un libro abierto sobre el paso de los romanos por la provincia y el uso del lapis specularis arboleano para ventanas y bellos adornos repartidos por  todo el imperio. 

Cristóbal García,alcalde: A la espera de mayor apoyo institucional
 Los trabajos para la pesta en valor de la mina arboleana de espejuelos cuentan, por el momento, con la única financiación del Ayuntamiento de Arboleas, que ha destinado alrededorde 350.000 euros. En este sentido, el alcalde del municipio, Cristóbal García, confía en que se impliquen “administraciones que debieran intervenir en su puesta en valor puesto que entendemos que el complejo minero tiene la envergadura suficiente como para que se le tenga una consideración especial” aunque que el proyecto seguirá adelante pase lo que pase. “Cumpliremos lo que pensamos que tenemos que hacer”, ha asegurado. Sobre la visita del delegado provincial de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta el regidor explica que ha sido “muy receptiva, muy interesante y nos sentimos muy agradecidos por ella”.

domingo, 28 de mayo de 2017

Hallan el mayor muro romano de València y el antiguo trazado de Micalet


Las excavaciones arqueológicas que la Conselleria de Hacienda realiza en el Palacio de Calatayud de València han sacado a la luz el mayor muro de época romana en la ciudad, edificios islámicos, el antiguo trazado de la calle Micalet y objetos como una lápida con inscripciones romanas sobre la población de la época. Los hallazgos podrían convertir este enclave en un centro turístico al nivel del museo arqueológico de La Almoina, según ha destacado la Generalitat en un comunicado.

Estos descubrimientos se suman a los llevados a cabo semanas atrás, donde se han obtenido datos importantes para la historia urbana del entorno de la Catedral y la plaza de la Virgen.

Las labores arqueológicas han sacado a la luz un muro romano que conserva parte de su revestimiento de placas de mármol, posiblemente de la cantera valenciana de Buixcarró. Se trata de un hallazgo de gran valor en el ámbito de los grandes edificios monumentales que rodeaban el Foro de Valentia entre los siglos I y II d.C.

Este muro, fue utilizado a lo largo de la historia, de modo que se conserva hasta el momento una altura superior a los 2,25 metros y, sobre él, se mantienen reformas de épocas posteriores que muestran cómo distintas culturas y civilizaciones vivieron en el mismo espacio que ha llegado hasta nuestros días.

También se ha descubierto una parte de la trama urbana antigua, cuya modificación en el año 1800 coincide con la construcción de la actual Casa Vestuario. Los técnicos han verificado las antiguas alineaciones de la calle Micalet provenían de muchos siglos atrás, y han confirmado que la antigua línea de fachada se encuentra bajo la actual calle, por lo que la anterior era mucho más estrecha y con una orientación que coincide con la de otros restos de la ciudad romana de València.

En la pared medianera con la Casa Vestuario, ha salido a la luz el antiguo muro, que alcanza dos plantas de altura, construido con la técnica del tapial y que data del siglo XIV. Gracias a su gran valor patrimonial y plástico quedará finalmente visible e integrado en el futuro edificio de la administración autonómica.

Los trabajos han recuperado también restos del pasado islámico de la ciudad como una fuente rodeada de tuberías cerámicas, una canalización de suministro de agua, posiblemente derivada de la Acequia de Rovella, y diversas estancias de un edificio cuya interpretación se encuentra en fase de estudio, a la espera de poder verificar si pertenecen a unos antiguos baños árabes de los que se tiene constancia en el entorno del actual Palau de Calatayud.

Otro descubrimiento islámico que ha aflorado es un muro que progresa en el alzado de las paredes del actual inmueble. Se trata de un hallazgo de gran relevancia, ya que salvo los restos de la antigua muralla musulmana, son pocos los muros de esa época conservados en altura en València. Todos los edificios de ese periodo fueron eliminados progresivamente tras la conquista cristiana de la ciudad.

La labor de los arqueólogos ha proporcionado más evidencias de la antigua ciudad romana. A una profundidad próxima a los cuatro metros, ha aparecido una porción de pavimento romano de época imperial (siglos I y II d. C.).

Además, se ha recuperado un fragmento de inscripción con letras romanas que forma parte del cimiento de un muro de época califal del siglo X que podría pertenecer a una lápida honorífica que hace referencia a los "veterani et veteres", dos grupos de población que gobernaron la Curia de la ciudad.

Los 'veteres' eran los descendientes de los primeros pobladores, que llegaron a la ciudad en el siglo II a. C., mientras que los 'veterani' eran los soldados licenciados llegados a València en la época de Augusto, aproximadamente a finales del siglo I a. C.

La intención del Gobierno autonómico es que el conjunto arqueológico sea visitable por parte de la ciudadanía y, al mismo tiempo, compatibilizarlo con fines administrativos.

El proyecto del Consell pretende integrar estos hallazgos arqueológicos de la calle Micalet, junto con otros elementos patromoniales como los del Centro Arqueológico de La Almoina, el Museo Catedralicio, la cripta de San Vicente o los restos conservados en el Palau de l'Almirall.

La Junta señalizará los campamentos romanos de Renieblas


La Dirección General de Patrimonio Cultural ha licitado los trabajos de señalización de los campamentos romanos de Renieblas, declarados en 1998 Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica, con una inversión estimada de 15.000 euros, con cargo a los Fondos FEDER. Los ejércitos acampados en Renieblas participaron en la conquista de Numancia.

La intervención tiene como objetivo promover la divulgación de estos espacios, utilizando la senda peatonal recientemente realizada por el Ayuntamiento de Renieblas y la Diputación Provincial de Soria, con un recorrido de unos dos kilómetros de oeste a este, y que en su inicio, al lado de la carretera provincial SO-P-1001 (punto kilométrico 11,20), cuenta con una zona de aparcamiento.

El trabajo licitado contempla la redacción de un proyecto de señalización de los restos más destacados del entorno por donde discurre la senda, que incluirá: número y diseño de las señales, texto, material gráfico (ilustraciones, fotografías, etc.), códigos QR (en su caso) y ubicación, así como la ejecución y colocación de las señales. Para todo ello, se tendrá en cuenta el entorno natural del yacimiento.

Se plantean tres tipos de señales: carteles con información general sobre los campamentos y la ruta, flechas indicativas del recorrido y atriles informativos que se situarán junto a los elementos arqueológicos más significativos por los que discurre la ruta, en los que se incluirá información sobre las estructuras y su contexto histórico.

Campamentos muy significativos
El yacimiento de Renieblas es esencial para comprender las primeras fases de la conquista de la península y para analizar cómo Roma creó un sistema en las provincias más antiguas para abastecer de comida, armas y moneda a los soldados desplazados por primera vez fuera de Italia.

Los campamentos romanos de ‘El Talayón’ o ‘La Gran Atalaya’ de Renieblas, unos de los más antiguos e importantes del Mediterráneo, estuvieron implicados en el asedio del asentamiento celtibérico de Numancia. La caída de este asentamiento permitió a los ejércitos romanos avanzar hacia el interior y conquistar una buena parte de la península ibérica, durante los siglos II y I antes de Cristo.

Fueron objeto de varias campañas de excavación realizadas por Adolf Schulten, entre 1905 y 1912, quien identificó restos de cinco campamentos. El elevado número de piezas exhumadas durante sus trabajos es muestra de su potencial para documentar los distintos aspectos de la cultura militar romana de época republicana y de la vida cotidiana en el campamento.

En una superficie mayor de cien hectáreas se conservan las estructuras correspondientes a cinco campamentos. Son unos de los pocos campamentos republicanos que se han conservado y proporcionan, por ello, una información muy valiosa del ejército en esa etapa. El hallazgo de estructuras en los campamentos de ese momento es muy excepcional, sobre todo si tenemos en cuenta sus dimensiones: sólo el campamento V tiene casi 60 hectáreas, siendo uno de los más extensos documentados de esa etapa.

El campamento I (de mayor antigüedad) es el peor conservado, aunque se sabe que medía en uno de sus ejes 345 metros. El II mantiene un poco mejor sus estructuras en su lado norte, donde se pueden distinguir dos puertas. El III, de 970 por 730 metros, está rodeado por un terraplén de tres metros y en él se pueden apreciar vestigios de las torres y las puertas. El campamento IV tiene 59 hectáreas y seis puertas, pero se conservan pocos restos. En el campamento V se ha excavado el muro norte, de 925 metros, un muro doble de cuatro metros de ancho y dieciséis torres. El muro este mide 260 metros y tiene tres torres y una puerta.

La cronología de los campamentos ha sido objeto de polémica entre los investigadores en los últimos años, debido a la ausencia de excavaciones arqueológicas llevadas a cabo de acuerdo con estándares modernos. En la época de Schulten no se excavaba utilizando técnicas modernas para estudiar el contexto arqueológico de las construcciones y los materiales arqueológicos, y la interpretación se basaba fundamentalmente en los datos aportados por las fuentes antiguas.

Desde hace dos años, un equipo de la Universidad de Duke (Carolina del Norte) está realizando nuevas campañas de excavación en el marco de un proyecto de investigación bajo la dirección de Alicia Jiménez Díez (Duke Univesity), Jesús Bermejo Tirado (Universidad Carlos III de Madrid) y Martín Luik (L.M.U. München), que tiene como objetivo estudiar la estratigrafía del yacimiento para aportar una cronología basada en datos arqueológicos, que además permitirá conocer el papel del ejército en la creación de las primeras provincias y el Imperio Romano.

El yacimiento de Renieblas ha sido objeto de numerosas publicaciones científicas, destacando las monografías de M. Luik (2002), en las que se revisan todos los materiales hallados en Renieblas y conservados en el museo de Maguncia.

sábado, 27 de mayo de 2017

ABC:Una misión española halla un gran dintel grabado del Reino Medio


La misión arqueológica de la veteranísima egiptóloga española Carmen Pérez Die, con varias décadas a sus espaldas excavando Egipto, sigue ofreciendo nuevos descubrimientos. El Ministerio de Antigüedades egipcio ha anunciado hoy el hallazgo de un gran dintel de granito rojo durante las excavaciones en el templo de Heryshef, en el yacimiento de Heracleopolis Magna.

La pieza de granito, hallada durante la 51 temporada de la misión arqueológica hispano-egipcia del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, estaba adornada con dos cartuchos grabados con el nombre del faraón del Reino Medio Sesostris II (hacia el 1895 - 1889 a.C). «Este descubrimiento es muy importante porque la presencia de este dintel grabado con el nombre de Sesostris II en el templo de Heryshef prueba el interés de este faraón en este área, y la zona de Fayum en general», ha apuntado el director del departamento de Antigüedades del Ministerio, Mahmud Afifi. Sesostris II, faraón de la Dinastía XII construyó la pirámide de Lahun, a 10 kilómetros del templo de Heryshef.

La directora de la misión, Carmen Pérez Die, ha añadido que su equipo ha continuado las excavaciones en la zona noroeste de Heracleópolis Magna, que fue capital de Egipto durante dos dinastías antes que Tebas (actual Luxor), donde han hallado varios restos arquitectónicos nuevos de la dinastía XVIII (hacia el reinado de Tutmosis III, 1479 -1425 a.C.) y de Ramses II (1279 - 1213 a.C.).

Heracleópolis Magna (en la provincia moderna de Beni Suef), pese a haber sufrido años de expolio que han diezmado sus restos faraónicos, es uno de los yacimientos más grandes del país, lleno de templos y necrópolis.

viernes, 26 de mayo de 2017

National Geographic:Los romanos vuelven a Tarragona


Este no es un viaje normal; se trata de un viaje en el tiempo para vivir en primera persona como un auténtico romano. Y es posible gracias a Tarraco Viva, el festival romano de Tarragona. Estos romanos no están locos, y aprender con ellos nunca fue tan divertido.

Nueva edición de Tarraco Viva
La divulgación histórica es el objetivo del exitoso festival cultural. Estas jornadas se empezaron a organizar en el año 1999 como apoyo ciudadano a la candidatura de Tarraco, la antigua ciudad romana de Hispania, como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Fue tal el éxito que no ha dejado de repetirse años tras año hasta convertirse en una referencia internacional.

Del 15 al 28 de mayo, las calles, plazas y los principales monumentos arqueológicos de Tarragona, se convierten en el espacio de más de 430 actos públicos, gratuitos o de precios populares. Conciertos con instrumentos de la época, recreaciones históricas que te llevarán de paseo con el filósofo Demócrito o a presenciar el ritual de la momificación, lecturas, talleres, exposiciones, juegos, ferias, y gastronomía, para que conozcas Tarraco en la mesa. El programa de actividades del 2017, que se puede consultar en su web, cuenta con 180 páginas; pero, tranquilos, el de bolsillo, apenas son 92 páginas.

Este año, la XIX edición del festival, tiene como tema principal la relación entre Roma y Grecia. No se entiende una sin la otra, por lo que durante los eventos se analizará de qué modo se influyeron ambas civilizaciones. “La Grecia conquistada a su fiero vencedor conquistó e introdujo las artes en el agreste Lacio”, dejó escrito el poeta Horacio en una de sus Epístolas. Grecia se convirtió en maestra de los nuevos dueños del mundo.

Adriano, el emperador viajero
La helenización de la propia Roma empezó por sus élites, con Adriano como uno de sus máximos representantes. No obstante, en la edición de este año del festival destaca la figura del controvertido emperador.

Adriano pasó más de la mitad de su reinado viajando por todos los rincones del Imperio Romano: desde Britania e Hispania hasta las ciudades del oriente griego, las fronteras del Rin y del Danubio, Armenia, Turquí, Siria, y en muchos de los lugares que visitó, el emperador inauguró edificios, monumentos, caminos, fundó ciudades. De forma muy probable, Adriano visitó Tarraco en el invierno de 122-123 d. C. y celebró en ella un conventus para Hispania.

Conjunto arqueológico de Tarraco
Aquella Tarraco, fundada en el 218 a.C., que vio Adriano es la que podremos conocer nosotros durante el festival. Las actividades se desarrollarán en un marco espléndido, a orillas del Mediterráneo, con algunas de las mejores playas de la Costa Daurada cerca para una excursión. En el conjunto arqueológico de Tarraco, la antigua capital de la Hispania Citerior, se reservan algunos lugares emblemáticos para los eventos.

El circo romano de Tarraco, que mandó construir el emperador Domiciano, ya no es el escenario de los juegos teatrales o de las carreras de cuadriga, sino que lo ocuparán los participantes de una de las actividades programadas. Igual ocurrirá con el Anfiteatro, las murallas romanas, el Portal del Roser, el Pretorio, el antiguo ayuntamiento, y algunos otros de los lugares protegidos y declarados como Patrimonio de la Humanidad.

Obélix decía que los romanos estaban locos. En todo caso, los de Tarraco solo son unos locos de la divulgación histórica. Es la única forma de preparar con éxito un viaje como éste remontándonos en el tiempo. ¿Nos vamos a disfrutar como romanos?

jueves, 25 de mayo de 2017

ABC:Segóbriga vista como en tiempo de los romanos


Segóbriga es una de las ciudades romanas mejor conservadas de España. El espacio sobre el que se ubica la ciudad, impulsada por el emperador Augusto, estuvo ya habitado por culturas prerromanas, como demuestran yacimientos próximos atribuidos a los celtas y que posteriormente serían romanizados. El Parque Arqueológico, gestionado por la Diputación de Cuenca, recibe más de 150 visitantes diarios que recorren lo que en otros tiempos fueron el anfiteatro, teatro, circo, foro, termas, acueducto o necrópolis contemplando, hasta donde les alcanza la vista, las ruinas de lo que un día fue una gran ciudad romana.

Pero, a partir de ahora, algo va a cambiar en este recorrido por la historia gracias a un nuevo catalejo que introduce la realidad aumentada para mostrar a los visitantes con todo detalle una recreación de los edificios que componían la zona norte de esta ciudad, en la que se han localizado estructuras de los siglos I y II a.C.

El nuevo catalejo de Segóbriga ha llegado aún más lejos en el uso de la realidad aumentada para mejorar la experiencia del turista, aplicando lo que se conoce como «realidad aumentada dinámica». Un pequeño ordenador con un visor a modo de «telescopio» relaciona las imágenes reales con la localización geográfica, y las combina con una detallada reconstrucción de los edificios de la zona norte de la antigua ciudad.

Rosario Cebrián, la arqueóloga que dirige actualmente este parque, ha sido la encargada de supervisar todas las reconstrucciones digitales que se pueden ver a través del catalejo desarrollado por el equipo de I+D+i del Grupo Tragsa. Nada se ha dejado al azar: los edificios, sus decoraciones e incluso la vestimenta de los ciudadanos romanos que los visitantes podrán conocer desde el catalejo son una fiel reproducción de lo que se cree que un día fue la realidad de una importante ciudad romana.
App Caminos Naturales

No es la primera vez que la realidad aumentada se cuela en la vida de los turistas para proporcionarles experiencias mucho más completas. Una de las primeras aplicaciones promovidas por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente que hizo uso de la realidad aumentada con fines turísticos fue la App Caminos Naturales: diseñada especialmente para senderistas y turistas de naturaleza, no solo incluyó más de una quincena de recorridos descargables de entre los promovidos por el Ministerio por su interés natural, sino que además se instalaron «etiquetas» que, gracias a la geolocalización, indican al caminante los puntos de mayor interés a medida que recorre la ruta.

También el Gobierno Vasco apostó por la realidad aumentada para promocionar el estuario superior del río Oka, en la provincia de Vizcaya, un paraje de gran patrimonio natural y cultural. La App Urdaibai Oka recoge hasta nueve rutas distintas para recorrer los pueblos de la zona, mientras unas flechas virtuales guían al senderista indicándole qué camino tomar en cada momento.

miércoles, 24 de mayo de 2017

El País:Un español entre los guerreros de Xian


¿Fueron los artesanos de Xian, los fabricantes de los famosos guerreros de terracota hace 2.200 años, pioneros en el arte de conservación de armas blancas? Este es uno de los grandes secretos que guardan aún las imponentes estatuas desde que fueron descubiertas en los años setenta, los guardianes en la eternidad del primer emperador chino, Qin Shihuang. Y es el misterio que el arqueólogo español Marcos Martinón-Torres (Orense, 1977) y el equipo que codirige esperan desvelar en los próximos meses.

Las armas encontradas junto a esos gigantes de arcilla son reales y letales. Las lanzas, espadas y puntas de flecha aún pueden cortar si se las toca sin cuidado. Un estado de conservación que ha chocado a los expertos desde el primer momento, y que aún no ha sido posible explicar con certeza.


“Los bronces prehistóricos tienen ese color verdoso de la corrosión, están porosos… Sin embargo, aquí la mayoría de las armas (lanzas, espadas y puntas de flecha) todavía brillan, todavía están afiladas” como si no hubieran pasado dos milenios por ellas, explica Martinón-Torres en una visita de estudio a las excavaciones en Xian. Como catedrático del Instituto de Arqueología del University College de Londres, codirige un proyecto de colaboración interdisciplinar con el museo del mausoleo y lleva más de una década estudiando estos guerreros.

El uso de cromo para evitar la corrosión es algo que se descubrió en Occidente en los años veinte del siglo pasado. Pero para sorpresa de los arqueólogos, los análisis iniciales inmediatamente después del descubrimiento, luego confirmados, mostraron la presencia de cromo en las hojas de esas armas.

“El tratamiento con cromo para prevenir la corrosión es un proceso que se hace en la actualidad. Es un proceso que se creía haber descubierto en los años veinte y que quizá los artesanos chinos ya realizaban sobre sus armas” con siglos de adelanto, explica el experto español. Tras un intenso trabajo, adelanta, “estamos a punto de concluir si esto es así, verificar si hay cromo, si ese cromo es deliberado y si ese es el motivo por el cual las armas están tan bien conservadas. En los próximos meses esperamos tener una respuesta un poco más definitiva y que nos permita resolver ese misterio”.

Será un nuevo avance en una cadena de hallazgos relacionados con los guerreros que no parece tener fin. “Siempre hay cosas nuevas”, explica Martinón-Torres, “objetos nuevos y descubrimientos que no nos esperábamos”.

Es una opinión que comparte Shen Maosheng, el director general de las excavaciones, que cita entre sus hallazgos predilectos “una matriz para producir botones”. “Es muy pequeña y no está hecha de oro ni de plata, pero para nosotros es un objeto muy importante”.

El equipo ya había logrado notables descubrimientos. Pudo determinar que, en lugar de una enorme cadena de montaje, los miles de guerreros se fabricaron en numerosas unidades de producción, pequeños talleres, en diferentes emplazamientos. Cada taller confeccionaba cada elemento de la escultura -piernas, cuerpo, cabeza-, que personalizaba mediante sellos de marca, cambios en la expresión facial o el peinado. Cada estatua es diferente de las demás.

Algunos expertos han conjeturado con la posibilidad de que hubiera influencia griega en estas esculturas. Un grupo de acróbatas muestra una musculatura que puede evocar un estilo helenístico. “El que haya influencias entre el este y el oeste no debería de sorprendernos… lo raro sería que no las hubiese”, matiza el experto orensano, dado que el mundo griego tras Alejandro Magno llegaba a lo que hoy son partes de India o China. Es posible, concede, que algún artesano de territorios helenísticos llegara a Xian. “Pero no podemos caricaturizar la historia y pensar que vino un artesano de Atenas. Aquí hay muchos elementos de la tecnología y la artesanía que son claramente locales”, puntualiza.

Hasta el momento, se han localizado más de 7.000 guerreros, de los que se han excavado apenas unos 1.500, y decenas de caballos. Pero el potencial es enorme. El terreno del mausoleo es de unos 100 kilómetros cuadrados -más de 70 veces el jardín del Retiro-, explica Martinón-Torres, de los que solo se han excavado unos 400 metros cuadrados, una ínfima parte. Las fuentes históricas hablan de un ejército de un millón de soldados. Shen calcula que hay “unas 180 fosas”, y quizás cerca de 8.000 estatuas de caballos.

Y es posible que haya figuras de otro tipo. El túmulo principal, donde se encuentra la tumba del Emperador Amarillo, oculta bajo tierra una pirámide de 51 metros de altura. Dentro de ella, a su vez, los expertos han podido determinar la existencia de muros, y quizá unos canales, aunque sin la posibilidad de excavar -está prohibido por temor a arruinar los posibles hallazgos- es imposible determinar exactamente qué hay ahí dentro.

El historiador Sima Qian apuntaba, ya un siglo después, que la tumba contenía gemas maravillosas e incluso ríos de mercurio en perpetuo movimiento. Los análisis arrojan una alta concentración de este elemento, algo que echa a volar la imaginación. “Es sugerente”, admite Martinón-Torres, aunque llama al escepticismo. “También tienes mercurio en el cinabrio, que es el pigmento rojo que en la China del periodo se utilizaba para pintar muchas cosas”.

martes, 23 de mayo de 2017

Descubren un campamento romano de las Guerras Cántabras en Castañeda


Arqueólogos cántabros han sacado a la luz un nuevo campamento militar romano en un lugar conocido como La Cabaña, en el municipio de Castañeda. La campaña, dirigida por el arqueólogo Enrique Gutiérrez Cuenca, con la colaboración de José Ángel Hierro Gárate, Rafael Bolado del Castillo y Eduardo Peralta Labrador, ha reunido numerosos testimonios (una moneda, una fíbula omega o una vaina de puñal labrada), que permiten datar el asentamiento en el año 25 a. de C., coincidiendo con las Guerras Cántabras. Por otro lado, esta misma loma fue el escenario de una contienda con el ejército italiano en el año 1937.

A pesar de que el yacimiento estaba "muy alterado" por un incendio forestal ocurrido en 2015, durante la prospección se ha conseguido recuperar valiosas piezas, "que confirman el carácter militar y la cronología del yacimiento", fijándolo en este periodo convulso de la historia entre el 29 y el 19 a.de C. Así, según describen los investigadores, se ha encontrado una moneda romana de bronce acuñada en la Colonia Lépida Celsa (Velilla del Ebro, Zaragoza) entre los años 44 y 36 a. de C., una pieza de suspensión de una vaina de puñal fínamente decorada y una fíbula en omega –broche que utilizaban los romanos para sujetarse la vestimenta– y que ya descansan en el el Museo de Prehistoria y Arqueología (Mupac) para su estudio, restauración y exposición.

Además, también han aparecido otros útiles usados por los legionarios como una dolabra –un tipo de herramienta para cavar fosos– o parte de un molino de mano portátil para moler la ración diaria de cereal.

El recinto tiene una extensión de dos hectáreas, "superficie suficiente para alojar a unos 1500 hombres", describen. Además, las estructuras mejor conservadas definen una línea "triple de fosos y terraplenes en la zona norte" y se completaban con una fortificación "más sencilla".

También, junto al yacimiento, una prospección previa mediante fotografía aérea permitió localizar otro posible campamento "de mayor tamaño" a poco más de un kilómetro hacia el sur, en el barrio de Pando (Santiurde de Toranzo). De hecho, ambos fueron incluidos en la obra colectiva ‘Las Guerras Astur-Cántabras’ en 2015.

Además, los dos asentamientos están en relación visual tanto con los del Campo de Las Cercas y Cildá, o el castro de la Espina del Gallego, "que forman parte del mismo dispositivo militar romano, en la otra orilla del Pas", describen.

A juicio de este equipo de arqueólogos, el hallazgo de La Cabaña es en sí mismo, una "evidencia arqueológica" que permitiría situar "en la Bahía de Santander" el mítico Portus Victoriae, cuya existencia describía ya Plinio el Viejo, pero del que existen varias teorías sobre su posible situación geográfica. "Su ubicación, a menos de 20 kilómetros de la bahía, vincula este establecimiento militar con el desembarco de tropas romanas que hizo posible la conquista de Cantabria por Roma", afirman.

Operación de salvamento

Gutierrez Cuenca y sus colaboradores pusieron también el acento en el peligro que ha corrido La Cabaña, debido a un incendio forestal en 2015 y los trabajos posteriores de acondicionamiento "que se llevaron a cabo sin supervisión arqueológica", dejando el yacimiento "muy alterado". Todo ello a pesar que, en 2014, ya habían avisado a Cultura de la existencia de los mismos. La actuación ha consistido en una "operación de salvamento" con el objetivo de documentar y recuperar los restos "que la maquinaria pesada se había llevado por delante", con autorización de Cultura y financiada por los arqueólogos.

Durante los trabajos, también se ha recuperado material importante de la Guerra Civil, ya esta misma loma fue el escenario de una batalla entre la División Littorio (italiana) y algunas unidades republicanas.

lunes, 22 de mayo de 2017

Los últimos hallazgos romanos en Cullera



El hallazgo en la bahía de Cullera de la primera ánfora romana entera y el quinto cepo romano que ya tiene en su haber la población refuerzan la teoría de que el mítico Portum Sucrone, la importante ciudad romana que albergó la comarca, se emplazaba en el territorio que ocupa la actual localidad.

Las labores de extracción arqueológica se han desarrollado dentro del proyecto de Prospección Arqueológica Subacuática Bahía de Cullera, financiado por la Concejalía de Patrimonio Histórico, ha informado el consistorio en un comunicado. Los autores de la extracción han sido los buzos descubridores del posible Portum Sucrone, el presidente del Club de Buceo Delfín, Óscar Pellicer, y José Puig, acompañados por el arqueólogo municipal, Kike Gandía, y la directora del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunitat Valenciana, Asunción Fernández.

La operación se ha iniciado en la bocana del puerto pasadas las 9:30 horas de hoy y se ha podido realizar con éxito gracias a la buena visibilidad en un mar en calma. Aunque no es posible todavía determinar la época de las dos piezas, ambas en excelentes condiciones, y en los próximos días se procederá a un estudio exhaustivo a fin de conocer los siglos de los que datan y otros detalles como la carga que llevaba el ánfora. "Es un hallazgo singular porque no es fácil encontrarse piezas enteras y menos en superficie" como ha sido el caso, ha apuntado Gandía, quien ha incidido en que los restos suelen estar enterrados y presentan roturas.


Además, el hecho de que haya aparecido otro cepo apuntala algo que, según las mismas fuentes, ya nadie discute: el enorme tráfico comercial que albergó la bahía. Pese a que el responsable de museos se ha mostrado prudente y no ha querido afirmar que ello suponga definitivamente la confirmación de la presencia del Portum Sucrone, ha hecho hincapié en que se trata de "dos indicios muy potentes".

Se trata de la primera extracción que se lleva a cabo en el marco del Proyecto de Prospección Arqueológica Subacuática Bahía de Cullera, puesto en marcha este año por el consistorio. "Ya no es un hallazgo casual, sino programado", ha expuesto Gandía, quien ha recordado que el proyecto tiene dividida la costa cullerense en cuatro áreas que van desde la Isla de los Pensamientos hasta la Penya Roja (frente al Marenyet), pasando por la desembocadura del Xúquer y la Penyeta del Moro. Pellicer ha agradecido el interés municipal por financiar estas iniciativas y ha recordado que tras "casi 20 años de historia, hasta ahora todos nos habían puesto problemas con la financiación".

Esta inyección financiera permitirá un mínimo de 45 inmersiones anuales aunque Pellicer ha afirmado que ya llevan más de un centenar porque lo hacen "no por dinero sino por amor a la arqueología y a Cullera".

El hallazgo de las piezas rescatadas tuvo lugar el pasado mes de noviembre y se determinó la necesidad de extraerlas por peligro de expolio. "Ha sido un milagro porque estaban en superficie en la bocana del puerto, por donde pasan muchas embarcaciones, pero las piezas están perfectas", ha destacado Pellicer.

El alcalde de Cullera, Jordi Mayor, ha planteado la posibilidad de crear un museo del mar en el futuro para exponer la riqueza arqueológica de la bahía y ha valorado que el hallazgo "contribuye a aumentar el atractivo de Cullera como paraíso para los amantes del buceo".

domingo, 21 de mayo de 2017

ABC:El corazón momificado del visir Ipi


El visir Ipi, un importante funcionario y alcalde de Tebas, capital del Antiguo Egipto, merecía el mejor enterramiento. Su tumba fue excavada en la roca en una posición privilegiada, en la necrópolis de Deir el Bahari, frente al ahora casi destruido templo del faraón Mentuhotep II de la dinastía XI. Su cuerpo fue tratado con deferencia, y su momificación no reparó en gastos: un equipo español ha descubierto varias docenas de ánforas y paños utilizados en su embalsamamiento, en lo que se trata de «la mayor colección de material de momificación» del Reino Medio jamás encontrada, ha señalado a ABC el director de la misión española, Antonio Morales. Un descubrimiento que ayudará a comprender mejor el proceso de momificación décadas antes de que alcanzara su esplendor en el Reino Nuevo.

Las 56 ánforas encontradas, llenas de casi 300 paquetes de material de momificación utilizados en el proceso de embalsamamiento del visir fueron halladas en un pozo de metro y medio de profundidad a pocos metros de la entrada al sepulcro en Deir el Bahari, necrópolis en la orilla oeste de la moderna ciudad de Luxor.

Metros y metros de vendajes de lino impregnados de resinas y aceites, restos biológicos como sangre y coágulos, decenas de bolsas de entre seis y diez centímetros de diámetro empapadas en natrón (la mezcla de sal utilizada para desecar el cadáver) y atadas con vendajes de lino, otros paquetes más pequeños e incluso un órgano humano que según las primeras indagaciones sería un corazón fueron colocados por los sacerdotes en una cámara construida expresamente en un extremo del amplio patio que precede a la TT315, donde también se almacenó la mesa donde descansó su cuerpo durante el proceso. «Como no son "puros", no pueden ir en la cámara del sarcófago, pero al haber sido utilizadas para la momificación de alguien que irá al más allá, tampoco se pueden tirar sin más», explica Morales.

Materiales ingentes

Los materiales hallados en el depósito eran ingentes, cuenta el egiptólogo, y su extracción se demoró durante varias semanas el pasado marzo. El equipo, auspiciado este año por la Universidad de Alcalá de Henares y financiado por las fundaciones Gaselec y Palarq, seguía los pasos del egiptólogo Herbert Winlock (1884 -1950), que en los años 20 dirigió en Deir el Bahari una expedición del Metropolitan Museum of the Art de Nueva York. Sin embargo, el estadounidense pasó por alto la magnitud del descubrimiento desvelado ahora por los españoles: «Sólo se llevó cuatro jarras. Buscaba el valor estético, no el científico», explica Morales.

El egiptólogo y su equipo arañaron la superficie del almacén en la temporada de 2016, aunque no ha sido hasta este año cuando se han conseguido extraer las numerosísimas ánforas. El estudio de los restos requerirá, apuntan desde la misión española, al menos una campaña más. Las largas tiras de lino, empapadas de natrón y sangre, pasarán por el cromatógrafo de gases, espectómetros y otros análisis de identificación de restos. «Es muy interesante para procesar, y somos extremadamente afortunados de tener acceso a todos estos materiales, y estudiarlos en un modo más profesional, gracias a toda esta nueva tecnología que tenemos disponible», señala a este diario la reconocida experta en momificación y profesora de Egiptología en la Universidad Americana de El Cairo Salima Ikram, que colabora en el proyecto. «Es increíble. Lleva tantos años en esto que, por ejemplo, puede probar con la punta de la lengua los paquetes de natrón y saber datos sobre la salinidad, sobre cómo se utilizaron… Una vez ‘probó’ uno bastante grande que encontramos y me dijo ‘¡ay de mí, este se colocó directamente en el estómago!’», bromea Morales.

Ikram se ha mostrado fascinada con el hallazgo: «Es un descubrimiento extremadamente inusual porque está datado en el Reino Medio, uno de los periodos más tempranos en los que se comenzó a momificar», señala Ikram. Con el tiempo, los sacerdotes egipcios encargados de la momificación aprendieron a depuraron el proceso: el embalsamamiento era un arte que alcanzó su culmen en el Reino Nuevo y que se ha convertido en la práctica más reconocida del Antiguo Egipto. Menos se sabe de los técnicas decenas de dinastías antes, en el Reino Medio, cuando la momificación comenzaba a extenderse entre los egipcios de alta cuna.

«Sabemos que la momificación del visir Ipi, que ha dejado tantos materiales de embalsamamiento usados, fue muy fastuosa, ya que se preparó material extra para él.

No todo fue utilizado, pero como se hizo especialmente para él, lo dejaron en el pozo», detalla la investigadora. Según señala Ikram, apenas se tienen datos sobre cómo de extendida estaba la momificación en los primeros años del Reino Medio, cuando Ipi fue embalsamado y Mentuhotep II, noble tebano, se nombró a sí mismo faraón para reconquistar y unificar todo Egipto bajo su mandato en la nueva capital Tebas, por lo que el descubrimiento «ayudará a entender mejor» esos primeros pasos del embalsamamiento de los muertos. Una momificación cuidada podía durar hasta 70 días, mientras el cuerpo era desecado y después envuelto en vendajes. Entre ambas épocas, con unos mil años de diferencia, cambiaron los detalles: la calidad de las momias conservadas es mucho mayor y, por ejemplo, en el reino Medio órganos como el cerebro se dejaban dentro del cuerpo, mientras que en el Nuevo era extraído a través de la nariz. Estómago, intestinos, pulmones e hígado eran colocados en los vasos canopes. «Se supone que el corazón, como hemos visto en otros ejemplos de momificación de la época, se dejaba dentro del cuerpo. El hecho de que en este caso lo extrajeran y lo dejaran con el resto de materiales de momificación puede significar que los encargados del proceso no fueron tan responsables como deberían haber sido», especula Ikram.

Aunque primavera, el proverbial calor egipcio hace sudar las frentes de los arqueólogos del equipo español. Más de 4.000 años no han disminuido un ápice la fuerza del natrón, que pizca y casi hace llorar los ojos de los arqueólogos, pese a los guantes y mascarillas. Pero no todo es sal: en las jarras y vendajes quedan incluso restos de las resinas y aromas utilizados. «Algunos todavía huelen muy bien, es increíble. Todavía puedes, miles de años después, oler los aceites, muy fragantes, como una suerte de incienso».

sábado, 20 de mayo de 2017

EL País:Qué es el mecanismo de Antikythera: el enigmático artilugio de la antigua Grecia


Si preguntáramos a un alumno que cursa Secundaria que quién inventó la calculadora o dónde fue inventada, casi ninguno haría referencia al mecanismo de Antikythera. Las respuestas podrían ser miles, pero ninguna estaría cerca de la realidad y muchos menos harían referencia a una calculadora astronómica con más de 2.100 años de antigüedad.

El mecanismo de Antikythera fue encontrado por unos buscadores de esponjas marinas entre los numerosos restos de joyería, monedas y estatuas de bronce y mármol de una galera romana que naufragó frente a la costa de la isla griega que le da su nombre, Antikythera.

Los 82 fragmentos de bronce localizados - hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas - estaban dentro de una caja de madera en cuyas tapas se mostraban numerosas inscripciones con información valiosísima (nombres de meses en corintio, planetas..)

No todos los expertos están de acuerdo con la interpretación del mecanismo de Antikythera. Fue el arqueólogo Stais en 1902 el que creyó que se trataba de un reloj astronómico. Edmunds y T. Freeth creían que el artefacto se utilizaba para predecir eclipses solares y lunares, teniendo como referencia los conocimientos en progresión aritmética de los babilonios. Edmunds, por su parte, aseguraba que podría mostrar planetas como Venus y Mercurio.

Sin embargo, Price tenía una teoría más celestial: el mecanismo de Antikythera se utilizaría para establecer el cronograma de festivales agrícolas y religiosos. Y Wright, con la reconstrucción del instrumento (72 engranajes), añadía que podía mostrar los movimientos de los cinco planetas conocidos en ese tiempo.

Por último, otros estudiosos revelaron que podría servir para determinar la fecha exacta de celebración de los Juegos Olímpicos, apoyándose en las inscripciones que se han encontrado, (empezaban con la luna llena más cercana al solsticio de verano, siendo necesario un cálculo lo más exacto posible y un gran conocimiento de astronomía para establecer la fecha concreta)

Lo que parece claro es que el mecanismo de Antikythera consta al menos de 37 ruedas dentadas de precisión, hechas de bronce, con las que se podría calcular con exactitud posiciones y movimientos astronómicos, recrear la órbita irregular de la Luna y, quizás, establecer la posición de planetas.

Posterior a esta calculadora se encontró un calendario luni-solar mecánico persa del año 1000 con una gran precisión tecnológica, pero no fue hasta la Edad Media cuando aparecieron aparatos complejos en los relojes de las catedrales medievales.

Hoy en día somos capaces de llegar a los lugares más insospechados, calcular distancias sorprendentes y alcanzar todo aquello con lo que los griegos soñaron alguna vez. Tan sólo pensar que un artefacto de semejantes características como el mecanismo de Antikythera fuera creado hace más de 2.000 años, nos da que pensar que estamos ante una civilización mucho más cercana a la nuestra de lo que podemos imaginar.

viernes, 19 de mayo de 2017

Los romanos recalaron en la isla de Lobos hace unos dos mil años


El Museo de la Naturaleza y el Hombre de la capital tinerfeña acogió ayer la presentación del libro "Un taller romano de púrpura en los límites de la Ecúmene. Lobos 1. (Fuerteventura - Islas Canarias). Primeros resultados", en el que se recogen las principales conclusiones a las que se han llegado tras analizar con detalle y diferentes medios tecnológicos los diversos restos hallados en el yacimiento arqueológico del citado islote durante las campañas de los años 2012 y parte de 2013.

Mercedes del Arco Aguilar, una de las especialistas que han participado en los estudios en representación del Museo Arqueológico de Tenerife, corroboró que se trata de un taller estacional para la extracción de la púrpura de varios géneros de la Stramonita haemastoma, que luego se utilizaba como tinte, molusco presente en gran número en los concheros existentes en la zona.

El yacimiento Lobo I, que se ha datado entre el primer cuarto del siglo I antes de Cristo y el siglo I después de Cristo, también contenía los instrumentos que utilizaban los romanos para extraer el tinte de estas caracolas vivas, de las que existía una medida patrón, como son los yunques, los morteros y otros elementos metálicos para la obtención de esta valiosa sustancia. Estos materiales fueron localizados en las estructuras habitacionales descubiertas.

"Entre todos estos restos también había trozos de cerámica y de ánforas romanas de unos tipos muy determinados para traer salazones, vino o aceite. Luego hay otro lado del yacimiento, que conocemos como la parte doméstica, en la que se han encontrado partes de vajilla variadas de mesa y de cocina, como recipientes para el fuego, entre otros objetos como anzuelos y clavos, pesas de plomo para redes y otros fragmentos metálicos".

También se detectaron trozos de huesos de cabras, ovejas y espinas de pescado, además de semillas y morteros para moler los granos con los que se alimentaba este grupo durante la época del año en la que arribaba al islote majorero para cosechar aquella apreciada "esencia" de color.

Este yacimiento, en cuyas excavaciones y estudios participa un equipo multidisciplinar de profesionales del Museo Arqueológico de Tenerife, la Universidad de La Laguna y el Cabildo de Fuerteventura, dirigidos por la catedrática del departamento de Prehistoria de la ULL, Carmen del Arco Aguilar, ratifica la huella romana en Canarias, ya que no existía un lugar de asentamiento tan claro como Lobos I, aunque fuera estacional.

Los restos localizados en la playa de La Caleta también permiten conocer el proceso seguido para la obtención de la púrpura, los diferentes materiales ligados a la actividad pesquera y el ajuar necesario para el mantenimiento del grupo durante un tiempo determinado, el de la reproducción y cosecha de la Stramonita haemastoma.

Los estudios continuarán en próximas campañas en Lobos, donde existen otros yacimientos como Lobos 3 y Lobos 4, donde se han descubierto diferentes vestigios del pasado romano, como ánforas y un posible embarcadero.

jueves, 18 de mayo de 2017

ABC:Los crueles hábitos de los soldados que desangraron a las legiones romanas en Hispania


Más de medio siglo de contiendas, una larga lista de generales y gobernantes, y miles de bajas. Ese fue el sangriento tributo que se vio obligada a pagar la Roma republicana para dominar de forma efectiva buena parte de la Península Ibérica a partir del siglo III A.C. Durante ese tiempo, los pueblos celtíberos (así como los lusitanos, los vettones y otros tantos) se opusieron con bravura al avance de las legiones por la región.

Para orgullo hispano, cumplieron su objetivo con creces enfrentándose al poderío de sus vecinos hasta en tres grandes contiendas sucedidas -de forma oficial- a partir del año 181 A.C. De hecho, los descalabros que perpetraron contra algunos generales como el cónsul Cayo Hostilio Mancino (humillado en batalla por los numantinos), obligaron a Roma a enviar a Hispania a su general más destacado, Publio Cornelio Escipión Emiliano, para pacificar definitivamente la zona.

El militar, hasta ese momento apodado el «Africano Menor» por haber destruido la ciudad de Cartago durante la Tercera Guerra Púnica, se ganó en tierras hispanas el sobrenombre del «Numantino» tras aplastar la resistencia y tomar Numancia (una de las principales plazas que se oponían al dominio).
Aquella derrota honrosa para los defensores -algunos de los cuales prefirieron darse muerte a capitular- puso fin a un enfrentamiento que sacó de quicio a Roma. Una contienda, en definitiva, en la que los soldados celtíberos demostraron que eran capaces de poner en jaque a las experimentadas legiones haciendo uso de un amplio abanico de armas y una serie de costumbres tan curiosas como amputar la mano diestra al enemigo (símbolo de su poder militar) y hacer uso de ella como trofeo de guerra.

Esta última (y sanguinaria) práctica puede apreciarse en la portada de la revista Desperta Ferro Antigua y Medieval n.º41 («Numancia»). Dicha ilustración (elaborada por el artista rumano Radu Oltean y cedida en exclusiva a ABC) muestra a un orgulloso guerrero numantino alzando a los cielos la mano de un soldado romano al que acaba de vencer. El mismo combatiente del que ha obtenido la espada que porta desafiante: un «gladius hispaniensis».

El protagonista de la escena porta también a su espalda un «caetra». Este escudo era su principal defensa y, como señala el historiador Eduardo Peralta Labrado en su obra «Los cántabros antes de Roma», era circular, contaba con un umbo central, y tenía «una característica decoración de cuatro segmentos curvos».

A su vez, en la escena también puede apreciarse que el combatiente (todavía con furia en los ojos por su particular victoria en combate singular) está equipado con un casco hispano-calcídico. Un elemento que, en palabras de los autores de la obra «Cascos hispanos-calcídicos», denotaba que pertenecía a la élite de la sociedad de la época.

Finalmente, la imagen también destruye uno de los mitos más extendidos de la Historia: el que nos muestra a los legionarios ataviados de forma perpetua con una coraza de placas y un gigantesco escudo rectangular. Por el contrario, durante el asedio de Numancia el griego Polibio (citado por el historiador Fernando Quesada Sanz en su dossier «El legionario romano en época de las Guerras Púnicas») afirma que la mayoría de los combatientes portaban «un pequeño pectoral que cubría el centro del pecho», un casco de bronce «de tipo Montefortino» y un «escudo oval en forma de teja».

Primera guerra por Hispania
El origen de las largas contiendas contra Roma se remonta hasta el 181 A.C. Aunque solo de forma oficial. Anteriormente, en el 197 A.C., las tensiones ya se habían dejado ver en Hispania después de que los romanos decidieran ocupar parte de Iberia tras expulsar de ella a los molestos cartagineses. El asentarse por estos lares, su división del territorio en dos grandes provincias (Hispania Citerior e Hispania Ulterior) y la explotación interesada de la zona provocaron que las diferentes tribus nativas se alzasen en su contra.

Así fue como (en el mencionado año 181 A.C.) comenzó la Primera Guerra Celtibérica cuando los habitantes de la Hispania Citerior reunieron un contingente de 35.000 combatientes para enfrentarse a los romanos. Al menos, así lo afirma el historiador Tito Livio en sus textos.
Marco Fulvio Flaco (pretor de la Hispania Citerior) logró armar un contingente que, aunque inferior en número, aplastó durante dos años a los sublevados en batalla. Entre las contiendas más destacadas quedó grabada a fuego la de Carpetania (en el centro de la geografía española). Un enclave que era considerado la llave para la conquista romana de Celtiberia. El mismo Livio señaló en sus textos que, durante esta lid, los defensores lucharon hasta la extenuación contra las legiones: «Los celtíberos tuvieron unos instantes de indecisión e incertidumbre; pero como no tenían dónde refugiarse si eran derrotados y toda su esperanza radicaba en el combate, reemprendieron la lucha de nuevo con renovado brío». Su bravura no les valió de nada, pues fueron derrotados amargamente.
Lo mismo les sucedió cuando a la Península llegó (en el 180 A.C.) el nuevo pretor de la Citerior: Tiberio Sempronio Graco. El mandamás logró romper el asedio de la ciudad de Caraúes (aliada de Roma) y detener drásticamente la sublevación local tras la batalla de Moncayo (en la que causó a sus enemigos -según se cree- unas 22.000 bajas). Su efectividad hizo que los alzados pactaran otorgar a Roma una serie de tributos anuales y ceder hombres para sus legiones a cambio de la paz. Y por si esto fuera poco, a los derrotados también se les prohibió fortificar sus dominios.

Dos alzamientos y un exterminio
La «pax» deseada se extendió 23 años desde el 177 A.C. Al menos oficialmente, pues durante aquellos años se sucedieron varios enfrentamientos que (aunque fueron sofocados por los gobernadores locales) dieron más de un calentamiento de cabeza a los romanos.

Sin embargo, en el 154 A.C. volvieron a resonar tambores de guerra. La razón del comienzo de las disputas fue que la ciudad de Segeda (en Zaragoza) decidió ampliar su muralla 8 kilómetros. Aquello fue tomado como una violación de los tratados de Graco, y le vino como anillo al dedo a una Roma ansiosa de batallas para ampliar (todavía más si cabe) y afianzar su dominio en la zona. En este caso, para dar un castigo ejemplar a los desobedientes hispanos llegó a la demarcación el Cónsul Fulvio Nobilior. Y no lo hizo solo, sino con 30.000 combatientes divididos en cuatro legiones.

La llegada de este contingente hizo que los habitantes de Segeda solicitasen asilo en la fortificada Numancia la cual -hasta entonces- se había mantenido al margen del enfrentamiento. Así fue como la urbe se convirtió en uno de los centros neurálgicos de la resistencia contra Roma. Nobilior cercó la ciudad y, aunque no logró tomarla, sus victorias en los pueblos cercanos (y las de su sucesor, Claudio Marcelo) hicieron que los celtíberos se viesen obligados a firmar la paz en el año 152 A.C. Todo parecía haber acabado.
Pero el tratado fue breve. Ese mismo año, las victorias del popular lusitano Viriato (todavía en guerra contra Roma) avivaron la llama de la contienda, lo que llevó al enésimo enfrentamiento armado. En las casi dos décadas siguientes, desde Roma desfilaron una ingente cantidad de cónsules por Hispania. Todos ellos, con el objetivo de destrozar a los sublevados al precio que fuese. Pero a cada cual más torpe que el anterior.

El colmo de la incapacidad llegó de las manos de Cayo Hostilio Mancino en el 137 A.C. Este gobernante no solo no logró conquistar Numancia, sino que se vio obligado a rendirse cuando tan solo 4.000 numantinos rodearon su campamento y amenazaron con aniquilar a sus hombres. La humillación fue tal que Roma le obligó a desfilar desnudo frente a las murallas de Numancia para castigarle por su torpeza.

Finalmente, desde Italia decidieron mandar a la Península a Publio Cornelio Escipión Emiliano, el vencedor de Cartago en la Tercera Guerra Púnica. El militar arribó a la zona en el año 134 A.C. Con él llegó la verdadera disciplina militar a las legiones en Hispania. Y es que, cansado de derrotas, dedicó su tiempo a entrar duramente a los soldados. Además, expulsó de los campamentos a las prostitutas y los adivinos, a los que consideraba un verdadero cáncer por distraer (de una forma u otra) a sus hombres.

Poco después conquistó los pueblos cercanos a Numancia y, tras un arduo trabajo de ingeniería, edificó un cerco alrededor de esta urbe para matar de hambre a sus ciudadanos. La jugarreta le salió bien, pues a los numantinos no les quedó más remedio que capitular en el 133 A.C. Aunque, todo hay que decirlo, muchos de ellos prefirieron suicidarse antes que entregar la urbe.

Las curiosas costumbres de los guerreros
1-La guerra sagrada.

Tal y como se explica en el número de Desperta Ferro, para los celtíberos la muerte en batalla era «el suceso personal más trascendente». Para ellos, solo existía la victoria o el fallecimiento. Con todo, para acceder a este honor debían «ofrecer la victoria a los dioses, mostrar valor y aspirar siempre a una “bella muerte”».

Así lo señala Eduardo Kavanagh (director de la cabecera de Historia Antigua y Medieval de la revista Desperta Ferro) a ABC: «Uno de los caracteres de la sociedad celtibérica parece haber sido el protagonismo dado a la guerra y, por ende, la admiración de la condición del guerrero. Como queda patente en la portada de la revista, se desarrolló un ethos agonístico, o mentalidad tendente a la competición entre los guerreros, con objeto de demostrar su valía en el combate, entendida esta como la mayor virtud. De resultas de ello, se desarrollaron algunas de sus instituciones más características, como la devotio (por la que un grupo de combatientes se consagraban a un líder militar y juraban no sobrevivirle en combate) o la costumbre de exponer los cadáveres de los caídos en combate a los buitres, en lugar de incinerarlos (entendido aquel como un trato más honroso)».

2-El combate singular.

Tal y como explica Kavanagh a ABC, los celtíberos también tenían la costumbre de enfrentarse en un combate ritual y singular (entre dos contendientes): «En varias ocasiones, de hecho, los romanos hubieron de enfrentarse a esta costumbre y el propio Escipión Emiliano tuvo que luchar de forma individual con un campeón de la ciudad de Intercatia (Paredes de Nava, Palencia), que se interpuso entre ambos ejércitos antes del combate y retó a duelo al mejor combatiente de entre los romanos. Escipión fue el único que aceptó el desafío, y salió triunfante. Pero nos llama la atención que el hijo del campeón derrotado llevara, años más tarde, un anillo que conmemoraba aquel episodio. Es evidente, por tanto, que la derrota en estos enfrentamientos no era considerada deshonrosa y, por el contrario, la mera participación era un enorme motivo de orgullo».

3-Cortar la mano del enemigo

En palabras de los autores, una de las costumbres más curiosas de los guerreros era la de amputar la mano derecha de sus enemigos. La explicación radicaba en que esa era una extremidad cargada de significado por ser con la que se empuñaba el arma. Así pues «era símbolo de la capacidad militar del hombre, y también de su capacidad política».

No les falta razón, pues también era con la mano con la que se sellaban los pactos y se confirmaba una amistad. Por ello, contaba con una importancia tan simbólica. Y por ello también, quedarse con ella como trofeo de guerra era todo un privilegio.

La amputación de la mano derecha como castigo (o como método de adivinación) puede verse en múltiples textos clásicos. El más famoso es el de Estrabón, donde se señala lo siguiente: «[Los lusitanos] hacen sacrificios y examinan las vísceras sin separarías del cuerpo; observan asimismo las venas del pecho y adivinan palpando. También auscultan las vísceras de los prisioneros, cubriéndolas con sagos. Cuando la víctima cae por la mano del adivino, hacen una primera predicción por la caída del cadáver. Amputan la mano derecha de los cautivos y la consagran a los dioses».

miércoles, 17 de mayo de 2017

El yacimiento de Bruñel se abrirá al público en meses


El yacimiento iberorromano de Bruñel, situado en el término municipal de Quesada —a unos 5 kilómetros del casco urbano—, podrá visitarse en unos meses. Este es el objetivo principal de las obras licitadas por la Consejería de Cultura. La adjudicación, por procedimiento abierto, acabará con los problemas de conservación del espacio. La dotación presupuestaria, financiada con fondos Feder, ronda los 360.000 euros.

El proyecto de intervención plantea la creación de una zona de aparcamiento para el público, la ejecución de un espacio de acogida e información para el yacimiento, la creación de unos recorridos accesibles que delimiten las zonas de paso, la sustitución de las cubiertas de protección de las áreas de mosaicos para permitir su visualización y evitar los problemas de humedades, y la sustitución de la cerca que separa del exterior el ámbito protegido.

En cuanto al coste previsto, la ejecución de las obras tendrá un importe de 329.119,37 euros. Además sale por procedimiento abierto el contrato para la dirección principal, la dirección auxiliar y la coordinación en seguridad y salud en las obras de intervención por 17.324,31 euros. La Junta de Andalucía también tiene previsto licitar un contrato menor para el seguimiento y control arqueológico en la ejecución de los trabajoss por 11.000 euros.

Este proyecto favorecerá la visita pública a través de un espacio de acceso y de un elemento de recepción e información que permita acoger y dirigir al visitante. Asimismo se delimitarán los recorridos públicos mediante pasarelas, plataformas y caminos para evitar el deterioro que supone la visita indiscriminada al yacimiento así como un nuevo cerramiento para el yacimiento.

El conjunto de Bruñel, inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural comprende vestigios que atestiguan la presencia humana durante más de ocho siglos. Consta de una necrópolis ibérica, que se remonta al siglo IV antes de Cristo y testimonios materiales de una ocupación romana desde entonces hasta el IV después de Cristo. Entre los restos destacan los de una villa del siglo III de la actual era, con patios, peristilos, un impluvio y una interesante colección de mosaicos. En el periodo final, la villa sufre una importante transformación que constituye un ejemplo del cambio de sistema socioeconómico de la sociedad romana de la Bética. Todo apunta a que el final fue brusco, pues hay huellas de un incendio que devastó el núcleo rural, que después quedó prácticamente deshabitado.

La apertura al público supondrá la incorporación de un atractivo para Quesada y su comarca, que se unen al Museo Zabaleta y el centro de interpretación de la pintura rupestre.

martes, 16 de mayo de 2017

ABC:Los Museos Vaticanos y el Museo Judío de Roma organizan su primera exposición conjunta sobre la Menorá


El símbolo más antiguo del pueblo judío campea en el lado sur de la plaza de San Pedro donde se inaugura este martes la primera exposición conjunta de los Museos Vaticanos y el Museo Judío de Roma, dedicada a «La Menorá», el candelabro de siete brazos forjado en oro por Moisés siguiendo las indicaciones de Yahvé, según relata el libro del Éxodo.

Su fascinante historia pasa por Roma, a donde la trajo Tito como trofeo de la Guerra Judaica en el año 70, y donde fue a su vez robada por los vándalos de Genserico el año 455 y llevada a Cartago, ciudad en la que se pierde su pista.

El Brazo de Carlomagno, situado a la izquierda de la fachada de la basílica de San Pedro, acoge 120 de las 130 piezas de la exposición, entre las que destaca el testimonio arqueológico más antiguo: una representación en piedra blanquecina, descubierta hace poco tiempo en la sinagoga de Magdala, situada en las orillas del lago Tiberíades y anterior a la toma de Jerusalén por Tito.

Las otras diez piezas de la exposición pueden verse en el Museo Judío de Roma, con el mismo billete de 7 euros. «»a Menorá” permanecerá abierta en sus dos sedes hasta el próximo 23 de julio.

La representación más fiel del mítico candelabro llevado a Roma como trofeo de guerra es precisamente un bajorrelieve de la parada triunfal en el Arco de Tito, de donde se hizo una copia para los Museos Vaticanos, que forma parte de la exposición. La imagen de ese arco de triunfo fue tomada como emblema oficial por el Estado de Israel, nacido en 1948.

En realidad, la Menorá, que se trajo Tito a Roma era muy probablemente la segunda ya que el templo construido por Salomón fue destruido por Nabucodonosor II de Babilonia en el año 586 antes de Cristo.

Según la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, «la Biblia relata que el Señor ordenó a Moisés que fundiese el candelabro de siete brazos en oro, y se emplearon unos 34 kilogramos».

A su vez, la directora del Museo Judío de Roma, Alessandra di Castro, hizo notar que «este candelabro es el símbolo más antiguo del pueblo judío, anterior a la estrella de David». A su vez, la comunidad judía de Roma, establecida hace 22 siglos, es la más antigua fuera de Palestina.

La exposición incluye un cuadro de Karl Pavlovich Brjullov, «El saqueo de Roma» (1833), que recrea en estilo romántico el momento en que los vándalos de Genserico se llevan la Menorá como trofeo en el año 455.

Las 130 piezas incluyen préstamos de grandes museos de todo el mundo desde el Louvre y la National Gallery hasta el Kunsthistorische Museum de Viena o el Jewish Museum de Nueva York.

Palacio de Liria
Incluye también un lavabo de mármol procedente de Tarragona y cedido por el Museo Sefardí de Toledo, así como la llamada «Biblia de Alba» en hebreo y castellano, realizada entre 1422 y 1433 y procedente del Palacio de Liria, en Madrid

Pero la aportación española más espectacular son dos gigantescos candelabros de siete brazos realizados en plata y procedentes de la catedral de Palma de Mallorca. Cada uno incluye un total de 13 ángeles, y cuatro demonios en la base.

Hay piezas conmovedoras como los afectuosos epitafios de las catacumbas judías de Roma, predecesoras de las cristianas, donde aparece el candelabro de siete brazos junto a textos escritos generalmente en griego.

Entre las imágenes en que aparece la Menorá figura una acuarela sorprendente de Marc Chagall, «El Cristo y el pintor» (1951) en que se autorretrata frente a Jesús crucificado y donde escribió «Como Cristo, yo estoy crucificado, clavado a mi caballete». Chagall había utilizado ya una imagen de Jesucristo en su «Crucifixión blanca» (1938) que presentaba, con gran fuerza dramática, la persecución nazi de los judíos.

Es el cuadro preferido del Papa Francisco, que ha contribuido a la exposición con una imagen del más famoso de los candelabros: el emblema del Estado de Israel que le regalaron en el 2014 durante su visita a ese país.