viernes, 12 de mayo de 2017

La antiquísima urbe de Tusculum: ‘Pompeya a los pies de Roma’


El yacimiento —dividido en fase arcaica, romana y medieval— ha sido excavado en los últimos 23 años por un grupo de investigadores de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma (EEHAR) y del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En el equipo está también la italiana Valeria Beolchini, quien explicó a los medios que las últimas labores se han centrado en excavar un área bajo la cual se encontraban varios edificios de época romana, así como los restos de una iglesia medieval.

Mientras un grupo de expertos trabaja entre los restos, Beolchini señala algunos de los hallazgos sacados a la luz, como una monumental pavimentación conformada por grandes losas de mármol blanco, de la época romana, y localizada a 1,70 metros de profundidad.

En esta campaña de trabajos arqueológicos también ha aparecido un mosaico que se encuentra entre los restos de un gran edificio público, posiblemente unas termas, así como una letrina también de época romana y perfectamente conservada, apuntó la experta.

Todos estos edificios, subrayó, estaban decorados con estucos en rojo, verde, amarillo, azul o blanco, una rica decoración que da idea de la importancia de esta urbe, que alcanzó su máximo esplendor a partir del 300 a.C, rivalizando con una Roma en plena expansión.

Además se han localizado los restos de una iglesia medieval de entre los siglos XI y XII y, a su alrededor, una parte de una necrópolis.

Todos estos hallazgos han sido posibles gracias al empleo de las nuevas tecnologías que -según Beolchini- permiten “entender la ciudad” mediante un estudio “no invasivo”.

Para ello se han empleado drones, que han aportado mapas digitales de la zona, y aviones tripulados equipados con cámaras térmicas para conseguir imágenes multiespectrales.
Todo para descubrir las distintas épocas urbanísticas de una urbe que se prolongó en el tiempo, fundada prácticamente a la vez que la vecina Roma —en el 753 a.C—, y cuya total destrucción se produjo a finales del siglo XII.

Con el paso del tiempo la urbe creció en influencia por su rango de municipio, lo que concedía a sus habitantes los mismos derechos que los romanos, y fue lugar de veraneo de personalidades, como Cicerón, con villas en la zona, y más tarde también de papas, como Alejandro III.

Beolchini dijo que "Roma siempre tuvo una relación complicada con esta ciudad" por la proximidad entre ambas, unos 30 kilómetros.

Además, Tusculum era su "enemiga natural", pues controlaba el eje de la vía Latina y su importante flujo comercial.

Logró existir hasta que en 1191 el ejército romano la saqueó y la destruyó por completo, después de que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Enrique VI, retirara las tropas que la protegían a cambio de ser coronado en Roma.

A partir de entonces, las ruinas se utilizaron como cantera y la ciudad quedó enterrada con el paso de los años, hasta que a principios del siglo XIX un hermano de Napoleón compró una villa en cuyos terrenos se conservaban los restos de la ciudad y comenzó una serie de excavaciones de poca relevancia.