jueves, 30 de noviembre de 2017

ABC:Descubren la primera evidencia de la invasión de Gran Bretaña por parte de Julio César


Arqueólogos de la Universidad de Leicester han descubierto la primera evidencia de la invasión romana de Gran Bretaña por Julio César en el año 54 antes de Cristo. El primer desembarco de la flota romana tuvo lugar en Pegwell Bay en la Isla de Thanet, en la punta noreste de Kent.

Este lugar coincide con el propio relato de César de su llegada a lo que sería Britania y tres pistas sobre la topografía del lugar coinciden con que el desembarco se produjera en Pegwell Bay: su visibilidad desde el mar, la existencia de una gran bahía abierta y la presencia de un terreno más alto cercano.

La investigación de la Universidad de Leicester, financiada por Leverhulme Trust, fue impulsada por el descubrimiento de una gran zanja defensiva durante las excavaciones arqueológicas previas a la construcción de una nueva carretera.

La forma de la zanja hallada en Ebbsfleet, una aldea de la isla de Thanet, es muy similar a algunas de las defensas romanas en Alésia (Francia), donde tuvo lugar la batalla decisiva de las Galias en el año 52 antes de Cristo. De unos 4-5 metros de ancho y 2 metros de profundidad, está fechada por los restos de cerámica hallados en el siglo I aC.
El tamaño, la forma, la fecha de las defensas en Ebbsfleet y la presencia de armas de hierro, incluyendo un pilum romano (jabalina) sugieren que el sitio en Ebbsfleet fue una base romana en en el siglo I a.C.

El sitio, con vistas a la bahía de Pegwell, se encuentra a unos 900 metros hacia el interior, pero en el momento de las invasiones de Julio César estaba más cerca de la costa.

César narra que mientras navegaban desde algún lugar entre Boulogne y Calais, vieron al amanecer Gran Bretaña a lo lejos a su izquierda. Describe cómo los barcos quedaron fondeados en una playa lisa y abierta y cómo resultaron dañados por una gran tormenta. Estos datos se corresponden con Pegwell Bay, la bahía más grande en la costa este de Kent, abierta, llana y lo suficientemente grande como para que todo el ejército romano hubiera desembarcado en un único día como cuenta Julio César. Las 800 naves habrían necesitado de un ancho de unos dos kilómetros.

César también relata que los britanos se habían agrupado para hacer frente a la invasión, pero se vieron sorprendidos por el tamaño de la flota y se refugiaron en un terreno más elevado, que podría corresponderse con el que existe en la Isla de Thanet alrededor de Ramsgate.

«Estas tres pistas sobre la topografía del lugar del desembarco; la presencia de acantilados, la existencia de una gran bahía abierta, y la presencia de un terreno más elevado en las cercanías, son consistentes con el desembarco del año 54 a. C. que se produjo en Pegwell Bay», según explica Andrew Fitzpatrick, investigador asociado de la Escuela de Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Leicester.

Hasta ahora nunca se había considerado a la isla de Thanet como posible lugar del desembarco romano porque estaba separada del continente hasta la Edad Media. «Sin embargo, no se sabe la anchura del canal que lo separaba de la parte continental (el Canal Wantsum)», añade el investigador, que explica que este canal «no era una barrera significativa para la gente de Thanet durante la Edad del Hierro y ciertamente no habría sido una gran desafío a las capacidades de ingeniería del ejército romano».

El último estudio completo de las invasiones de César se publicó hace un siglo, en 1907.

Durante mucho tiempo se ha creído que las invasiones fueron un fracaso, ya que César regresó a Francia sin dejar una fuerza de ocupación. También se creía que, debido a que estas campañas eran breves, habrían dejado pocos restos arqueológicos. Los investigadores de la Universidad de Leicester creen, sin embargo, que en Roma estas campañas fueron vistas como un gran triunfo y el hecho de que César hubiera llegado más allá del mundo conocido causó sensación. También sugieren que la invasión romana tuvo efectos de larga duración en Gran Bretaña, que se constataron casi un siglo después, durante la invasión de Claudio.

El profesor Colin Haselgrove, investigador principal del proyecto de la Universidad de Leicester, cree probable que los tratados establecidos por César formaran la base de las alianzas entre Roma y las familias reales británicas. Cuando el emperador Claudio invadió Gran Bretaña en el año 43 d.C., la conquista del sudeste de Inglaterra se cree que fue rápida, posiblemente porque los reyes de esta región ya eran aliados de Roma.

«Este fue el comienzo de la permanente ocupación romana de Gran Bretaña, que incluía a Gales y parte de Escocia, y que duró casi 400 años, lo que sugiere que Claudio explotó más tarde el legado de César», afirma.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

El País:El enigma de los guerreros íberos


El Vaso de los guerreros, obra cumbre del arte íbero, sigue guardando secretos. Pero las últimas investigaciones, cuyos resultados se muestran hasta marzo en una exposición del Museo de Prehistoria de Valencia, arrojan más luz sobre el origen y significado de una obra excepcional, datada entre los siglos III y II antes de Cristo, considerada a la pintura de este antiguo pueblo del Mediterráneo lo que la Dama de Elche supone para su escultura.

El friso continuo pintado sobre una gran vasija representa a seis jinetes y dos infantes armados con falcatas (la espada de hoja curva que usaban los íberos) y lanzas que persiguen a otros cuatro guerreros, los cuales parecen huir a pie sin dejar de mirar hacia atrás con gesto de entendible preocupación mientras se protegen con escudos. Los motivos pintados alrededor de los personajes, fundamentalmente hojas y flores, ilustran un escenario al aire libre.

Persiste el enigma de si trata de la reconstrucción de una cruda batalla o de un enfrentamiento meramente ritual. Los arqueólogos consideran, en todo caso, que refleja algunos de los valores, como la guerra y la violencia, de las élites de Edeta, la antigua ciudad ibérica ubicada en la actual Llíria, donde fue hallado en el año 1934.

"Las armas tenían un valor social que se pierde en otros momentos históricos. Hoy la gente no se suele hacer enterrar con un arma. En aquellos momentos sí, y también se mostraban con ellas", afirma Jaime Vives-Ferrándiz, uno de los dos comisarios de la exposición El enigma del Vaso y conservador del Museo de Prehistoria, a cuya colección pertenece la obra desde su descubrimiento en el paraje del Tossal de Sant Miquel, situado a 30 kilómetros de Valencia.

La exposición en torno al enorme vaso (tiene 43 centímetros de altura y 52 de boca), que seguramente nunca se utilizó para comer, pero es posible que sí para beber alguna sustancia no identificada en el contexto de un rito social de celebración, como un cambio de estación o la entrada en la edad adulta de un miembro de la aristocracia edetana, coincide con el 90 aniversario del museo.

La obra fue hallada en los restos de un edificio que inicialmente se consideró una construcción anodina de Edeta y ahora, explica Helena Bonet, directora del museo y también comisaria de la exposición, es visto como un inmueble excepcional. Probablemente un templo, a cuyo pozo votivo se lanzaron, antes de sellarlo, esta y otra decena de vasos con pinturas extraordinarias —algunos de cuyos fragmentos integran la exposición—, copas, platos y una figura de terracota que parece representar a un ancestro. Todos los objetos, en fin, propios de un gran banquete de celebración que quizá, imaginan en el museo, se extendió hasta el alba de la noche más larga del año.

El conjunto de imágenes que decoran las piezas, en algunas de las cuales las mujeres ocupan el papel protagonista, constituye una ventana a la vida de la aristocracia ibérica, amante de la música y el baile, preocupada por la vestimenta y por exhibir su pericia en el combate.

En el Vaso de los guerreros dos de los atacantes empuñan las espadas con la mano izquierda. "No disponemos de conclusiones claras, pero puede responder a que estemos ante una muestra de alarde y destreza en el uso de las armas". Y los jinetes montan a la amazona, en vez de a horcajadas. "Para algunos investigadores es un recurso pictórico; una forma de no cortar las piernas. Pero puede pensarse también en una exhibición de habilidad", indica Vives-Ferrándiz.

No hay pruebas de que el pintor o pintora del Vaso de los guerreros se prodigara mucho, pero la misma persona o sus discípulos crearon otros de los recipientes hallados en el pozo. Los nombres propios que figuran en algunos vasos, junto a fórmulas escritas que se asocian con las expresiones encargar o mandar hacer —la lengua íbera es intraducible—, además de otras pistas, llevan a los investigadores a deducir que se trataba de regalos.

La misteriosa destrucción de Edeta

Como los demás vasos hallados en el pozo ritual de Edeta, el de los guerreros tuvo que ser recompuesto, ya que se rompió en pedazos probablemente al ser lanzado allí por sus dueños durante la celebración. "La calidad artística del Vaso de los guerreros supera la de cualquier otra cerámica indígena del Mediterráneo occidental. La ejecución alfarera tiene un tamaño excepcional y apenas tres milímetros de espesor. Y como calidad artística, detalle, secuencia y plástica de la decoración no hay nada parangonable a esta pieza", afirma el conservador del museo.

También es un misterio qué sucedió con Edeta, una de las principales ciudades-estado (por definirlas así) ibéricas, cuyos dominios se extendían desde el río Mijares, en Castellón, hasta el Júcar, en Valencia. El análisis arqueológico apunta a que fue destruida, quizá por soldados romanos, a principios del siglo II antes de Cristo, puede que una o dos generaciones después de que el Vaso de los guerreros fuera creado. "Sabemos que fue un episodio violento porque las cosas se dejaron allí sin recuperar. Es decir, que no fue un abandono planificado", afirma Vives-Ferrándiz. "En otros casos vemos que la gente se ha mudado, aquí no".

martes, 28 de noviembre de 2017

ABC:Hallan en Granada una de las necrópolis megalíticas más longevas de Europa


Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Granada ha descubierto una necrópolis en la Sierra Arana de Darro (Granada) de entre 5.000 y 6.000 años de antigüedad, y que estuvo en uso durante más de un milenio, lo que la convierte en la más longeva de Granada y de las más perdurables de Europa.

Las excavaciones las ha llevado a cabo un grupo de investigación del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad, así como el estudio de estas cámaras funerarias de forma poligonal o rectangular construidas con grandes losas de piedra, a las que se accede mediante pequeños y estrechos pasillos.

La necrópolis recibe el nombre de «Panoría», según ha informado la Universidad, cuyo profesor de Prehistoria y Arqueología Gonzalo Aranda Jiménez lidera el proyecto. Según la Universidad, por primera vez en más de un siglo de investigaciones se han realizado dataciones absolutas que permiten situar cronológicamente la construcción, su periodo de uso, las reutilizaciones y el abandono de las 19 sepulturas que componen la necrópolis.

Mediante la aplicación del método de datación radiocarbónica (un sistema que a través de la degradación de carbono 14 consigue datar cronológicamente la muerte de los organismos vivos) se han fechado a 19 individuos seleccionados de entre los hombres y mujeres enterrados en las cinco sepulturas excavadas.

Primeros enterramientos

El estudio de las 19 dataciones, con novedosas herramientas estadísticas, ha permitido llegar a la conclusión de que los primeros enterramientos en esta necrópolis se realizaron entre el 3525-3195 a.C, mientras que los últimos datan de los años 2125-1980 a.C., por lo que «Panoría» estuvo en uso durante más de un milenio, entre 1055-1410 años, según el análisis estadístico. Esta circunstancia la convierte en el espacio ritual y funerario más longevo de Granada y entre los lugares sagrados de mayor pervivencia de Europa.

Según los investigadores, las excavaciones han evidenciado que se trata de lugares de enterramiento colectivo donde la mayoría de los restos antropológicos han perdido sus conexiones anatómicas -aparecen amontonados unos encima de otros-. Asociados a los restos humanos se documentaron distintos objetos como vasijas, cerámicas, puntas de flecha, cuchillos de sílex o conchas marinas que formaron parte de los ajuares funerarios y de los ritos de inhumación propios de la época.

Según los estudios antropológicos, se enterraron personas de ambos sexos y de todas las edades, llegando a registrarse al menos 28 personas en una sola sepultura. No todas las sepulturas fueron construidas a la vez: las dataciones de las diferentes tumbas muestran variaciones cronológicas de cientos de años entre ellas.

Uso ritual y funerario

Según los arqueólogos, durante los más de mil años de uso ritual y funerario, las sepulturas fueron construidas en diferentes momentos temporales por grupos sociales muy dispares y muy posiblemente no relacionados entre ellos. En ocasiones las sepulturas fueron utilizadas durante escasas décadas, no más de dos generaciones, en otras durante siglos, mientras que también se documentan reutilizaciones tras largos periodos de inactividad funeraria.

Granada, y muy especialmente la cuenca de Guadix, posee una de las mayores concentraciones megalíticas de Europa. Hace 6.000 años, las sociedades de agricultores y ganaderos que habitaron la cuenca de Guadix eligieron la montaña de «Panoría» como lugar donde construir unos enterramientos realizados con grandes losas de piedra que suponían un cambio relevante. Por primera vez los grupos humanos realizaban construcciones visibles en el entorno y con un claro sentido de perduración en el tiempo, lo que evidencia el deseo de transcender el presente.

lunes, 27 de noviembre de 2017

National Geographic:Excavan un depósito de ánforas intactas en la Schola Armaturarum de Pompeya


La Schola Armaturarum de Pompeya: excavada en 1915 por el arqueólogo italiano Vittorio Spinazzola (1863-1943). El carácter público militar de este ambiente fue evidente desde el comienzo, debido a sus grandes dimensiones y a su decoración: trofeos en la entrada y figuras aladas y armadas decorando las paredes. Sin embargo, su función exacta, un depósito de armas o una escuela de formación para la juventud pompeyana, aún no está clara. Las excavaciones arqueológicas han sido retomadas en Pompeya.

En la Schola Armaturarum se están restaurando los frescos originales que se salvaron de los bombardeos inútiles de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial. El pasado mes de julio comenzaron a excavarse los ambientes traseros, nunca antes investigados. Un depósito de ánforas, formado hasta la fecha por 14 objetos inmersos en los materiales expulsados por el Vesubio, ha salido a la luz, según reveló ayer el Parque Arqueológico de Pompeya.

Las ánforas excavadas, intactas, debían de contener aceite, vino y salsas de pescado; un ánfora presenta una inscripción pintada en la que aparecen números, probablemente para especificar el producto que contenía. El uso como depósito de dicho ambiente lo confirman unos grafitos visibles en una de las paredes: ahí se realizaron actividades de almacenamiento.

domingo, 26 de noviembre de 2017

National Geographic:Un teatro griego aflora en un campo de olivos de Mesenia


Un teatro griego descubierto el año pasado en la antigua Touria, en Mesenia, al suroeste del Peloponeso, en Grecia, ha sido excavado por la Sociedad Arqueológica de Atenas y bajo la dirección de Xeni Arapogianni, según ha revelado hoy el Ministerio de Cultura de Grecia. Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz todo el perímetro de la orchestra (el espacio central, donde el coro cantaba y bailaba), cuyo diámetro es de 16,30 metros. También se distingue claramente la canalización por la que discurría el agua, entre la orchestra y la primera fila de asientos.

Detrás de la primera fila de asientos hay numerosos elementos arquitectónicos caídos de los niveles superpuestos, entre ellos muchas partes de asientos intactos; en la parte derecha se han conservado cinco filas de asientos con una gran parte de los asientos en su lugar original. El koilon, el conjunto de gradas reservado para el público, disponía de escaleras y de pasillos. Especialmente significativo es el hallazgo de una parte del escenario, en el lado norte del teatro, donde se conservan tres ranuras paralelas para acomodar el escenario móvil.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Las obras destapan una parte del Circo Romano de Tarragona


Singular hallazgo arqueológico en Tarragona. Las obras de arreglo de una calle a raíz del edificio del Ayuntamiento han dejado al descubierto un tramo de la pista del Circo Romano, por donde corrían las cuadrigas. El hallazgo apoya la teoría de que el consistorio y buena parte de la Parte Alta se asientan sobre la antigua construcción.

De hecho, el descubrimiento no ha sido ninguna sorpresa. Pero los arqueólogos destacan, como singular, el buen estado de conservación de la masa rocosa -de unos veinte metros de largo- y la forma de la piedra alisada sobre la que se esparcía la arena, una base particular y propia del Circ de Tarragona que, en este sentido, lo hacían único.

UNA PIEZA MÁS DE UN PUZZLE
Esta roca descubierta en el subsuelo se documentará y se tapará, sin alterar el ritmo de las obras en la calle Salines. Por lo menos, los arqueólogos aseguran que es una pieza más de un puzzle que ayuda a comprender la magnitud de un recinto, que hacía 325 metros de largo y 100 de ancho, del que se conserva sólo una pequeña parte, del sector de la cabecera.

Aunque la parte recuperada del Circ es mínima en comparación con su importancia, la cabecera, más próxima a mar, y también el Trinquet Vell son las dos zonas donde hay más parte conservada de la construcción original del recinto. En cambio, este nuevo hallazgo es más insólita por el hecho de encontrarse en el sector occidental del Circ -el área menos estudiada-, donde se situarían las cocheras, el punto de salida de las cuadrigas.

De hecho, en 2008, el Ayuntamiento encontró restos de las cocheras mientras construía un ascensor interno. Ahora nuevamente, a raíz del edificio consistorial, han aparecido nuevos vestigios del circo, presumiblemente de un tramo próximo al primer giro de la pista donde se disputaban las carreras de carros.

Si bien los restos se consideran importantes para la interpretación del Circo y concretar su datación, no lo son lo suficiente como para dejarlas al descubierto en este vial en obras -que seguirán su calendario. “No sabíamos si encontraríamos algo con un nivel de conservación de hace 2.000 años atrás, y eso nos ha hecho ilusión; aportan mucho, no tanto a nivel museológico, sino de investigación”, afirmó la teniente de alcalde de Patrimoni, Begoña Floria.

viernes, 24 de noviembre de 2017

National Geographic:Akenatón, el primer revolucionario de Egipto


A veces la opinión más reveladora sobre un rey es la que no se expresa. Una mañana en Amarna, una población del Alto Egipto situada a unos 300 kilómetros al sur de El Cairo, se dispuso sobre una mesa de madera un conjunto de huesos tan delicados que parecían los de una golondrina. «Aquí está la clavícula, y el húmero, las costillas, la tibia y el peroné –dijo la bioarqueóloga estadounidense Ashley Shidner–. Tendría entre año y medio y dos años».

Era el esqueleto de un niño que vivió hace más de 3.300 años en Amarna, cuando esta ciudad era la capital de Egipto. Fue fundada por Akenatón, un rey que, junto con su esposa Nefertiti y su hijo, Tutankamón, ha seducido nuestra imaginación como ninguna otra figura del antiguo Egipto.

Ese esqueleto anónimo, por el contrario, se había exhumado de una tumba sin nombre. Los huesos mostraban signos de malnutrición, algo que Shidner y otros arqueólogos han observado en los restos de decenas de niños de la antigua Amarna.

«El retraso del crecimiento se inicia en torno a los siete meses y medio –me explicó–, que es cuando empieza la transición de la leche materna a los alimentos sólidos». En Amarna parece que esa transición se pospuso para muchos niños. «Posiblemente la madre decidía seguir amamantando al hijo porque no había comida suficiente».


Hasta hace poco los súbditos de Akenatón parecían ser los únicos que no tenían nada que decir sobre su legado. Otros han hablado extensamente acerca de este faraón que gobernó entre 1353 y 1336 a.C. e intentó transformar la religión, el arte y la política de Egipto. La mayoría de sus sucesores fueron muy críticos con su reinado.

Hasta Tutan­kamón firmó un decreto en el que se criticaban las condiciones de vida en tiempos de su padre: «El país pasaba penurias; los dioses habían abandonado esta tierra». La dinastía siguiente se refería a Akenatón como «el criminal» y «el rebelde», y los faraones destruyeron sus estatuas e imágenes en un intento de borrarlo por completo de la historia.

Descubrimiento en 1905

Esa consideración dio un giro de 180 grados en los tiempos modernos, cuando Akenatón fue redescubierto por la arqueología. En 1905 el egiptólogo estadounidense James Henry Breasted describía al rey como «el primer individualista de la historia de la humanidad». Para él, y para muchos otros, Akenatón fue un revolucionario cuyas ideas, en especial el concepto de monoteísmo, eran adelantadas para su época por innovadoras y radicales.

Y el registro arqueológico ha sido siempre lo bastante exiguo como para dar alas a la imaginación. El egiptólogo británico Dominic Montserrat, autor de un libro sobre Akenatón subtitulado Historia, fantasía y antiguo Egipto, apuntaba que a menudo tomamos certezas sueltas sobre la antigüedad y las hilamos en relatos propios de la lógica de nuestro mundo.

Lo hacemos, escribe en su obra, «para poder colocar el pasado ante el presente, como si de un espejo se tratase».

Ese espejo moderno de Akenatón ha reflejado casi todas las identidades imaginables: ha sido presentado como un profeta, como un protocristiano, como un ecologista pacifista, como un homosexual declarado y orgulloso y como un dictador totalitario. Su imagen fue abrazada con igual entusiasmo por los nazis y por el movimiento afrocéntrico. Thomas Mann, Naguib Mahfouz y Frida Kahlo incorporaron al faraón en su arte.

Cuando Philip Glass compuso tres óperas sobre pensadores visionarios, optó por Einstein, Gandhi y Akenatón. Sigmund Freud sufrió un desmayo mientras discutía acaloradamente con el psiquiatra suizo Carl Jung sobre si el rey egipcio se resentía o no de un excesivo amor materno. (Según el neurólogo austríaco, Akenatón tenía complejo de Edipo casi mil años antes de que apareciese el mítico rey de Tebas).


Los arqueólogos siempre trataron de resistirse a este tipo de interpretaciones, pero les faltaban piezas clave del rompecabezas. Buena parte del estudio de Amarna se había centrado en la cultura de las élites: escultura y arquitectura reales, e inscripciones de las tumbas de los funcionarios de alto rango.

Durante años los expertos aguardaron a que se presentara la ocasión de estudiar las necrópolis del pueblo llano, conscientes de que la breve existencia de Amarna –17 años– haría de un cementerio una instantánea de la vida cotidiana. Hubo que esperar hasta que, recién entrado el siglo XXI, un examen detallado del desierto circundante identificó por fin vestigios de cuatro cementerios diferentes.


Tras el descubrimiento, arqueólogos y bioarqueólogos invirtieron casi un decenio en excavar y analizar la mayor de esas cuatro necrópolis. Tomaron muestras de al menos 432 esqueletos. De las sepulturas en las que se conoce la edad del fallecido, el 70% no llega a los 35 años y solo nueve individuos parecen haber superado los 50. Más de un tercio perecieron antes de cumplir los 15.

Los niños mostraban retrasos del crecimiento de hasta dos años. Muchos adultos presentaban daños vertebrales, algo que los bioarqueólogos interpretan como una prueba de que la población estaba sometida a un exceso de trabajo, quizá relacionado con la construcción de la nueva capital.


En 2015 el equipo se trasladó a otro cementerio, situado al norte de Amarna, donde exhumaron 135 cuerpos. Anna Stevens, la arqueóloga australiana que dirige el trabajo de campo en las cuatro necrópolis, me contó que enseguida percibieron que aquellos enterramientos eran diferentes. Muchos cuerpos parecían haber sido sepultados apresuradamente, y yacían en tumbas que apenas contienen bienes ni objetos.

No hay indicios de muerte violenta, pero parece que no se respetaron los vínculos familiares; en muchos casos da la impresión de que en la misma tumba se enterraron de cualquier manera dos o tres personas que nada tenían que ver entre sí. Eran jóvenes: el 92% de los individuos inhumados en ese cementerio no superaba los 25 años. Más de la mitad murieron entre los siete y los 15.

«Salta a la vista que no estamos ante una curva de mortalidad normal –me dijo Stevens–. Quizá no sea casualidad que en esta zona se encontrasen las canteras de caliza del rey. ¿Se trata de un grupo de obreros reclutados por su juventud y obligados a trabajar hasta morir?». A su entender, una cosa está clara: «Esto despeja de una vez por todas cualquier tentación de seguir creyendo que Amarna era un buen lugar para vivir».

Para Akenatón, Amarna era un proyecto puro y profundamente visionario. «Ningún funcionario me ha transmitido jamás ninguna prevención al respecto», escribió el rey con orgullo sobre la fundación de la nueva capital. Escogió su ubicación –una amplia zona de desierto virgen sobre la margen oriental del Nilo– porque no estaba contaminada por el culto a ninguna divinidad.

Es posible que también quisiera emular a su padre, Amenhotep III, uno de los mayores constructores de monumentos, templos y palacios de la historia egipcia. Padre e hijo pertenecían a la XVIII dinastía, que llegó al poder tras derrotar a los hicsos, un grupo procedente del Mediterráneo oriental que había invadido el norte de Egipto.

Los antepasados de la XVIII dinastía estaban radicados en el sur de Egipto, y para expulsar a los hicsos copiaron de sus enemigos innovaciones como el carro de guerra y el arco compuesto. Los egipcios profesionalizaron el ejército y, a diferencia de la mayoría de las dinastías precedentes, la XVIII mantuvo uno permanente.

También eran buenos diplomáticos, y con el tiempo el imperio se extendió desde lo que hoy es Sudán hasta la actual Siria. Los extranjeros
llevaron a la corte de Egipto riquezas y conocimientos nuevos, lo que tuvo efectos de gran calado. Con Amenhotep III, que reinó aproximadamente entre 1390 y 1353 a.C., el estilo artístico de la realeza viró hacia unos planteamientos que hoy describiríamos como más naturalistas.

Aunque Amenhotep III se mostraba abierto a las nuevas ideas, también miraba hacia el pasado remoto. Estudió las pirámides de reyes que habían vivido hacía más de un milenio e incorporó elementos tradicionales en festividades, templos y palacios reales. Mantuvo el culto al dios Amón, patrón de Tebas, pero empezó a dar relieve también a Atón. Representado como un disco solar, Atón era una manifestación del dios Sol Ra, una reminiscencia de un antiguo culto religioso.

Su hijo subió al trono como Amenhotep IV, pero durante el quinto año de su reinado tomó dos decisiones cruciales: cambió su nombre por el de Akenatón –«el que place a Atón»– y abandonó Tebas para fundar su nueva capital en el lugar que hoy conocemos como Amarna. La llamó Akenatón, que significa «horizonte de Atón», y muy pronto en aquel trozo de desierto desolado había surgido una ciudad habitada por 30.000 personas. Con gran rapidez se erigieron palacios y templos enormes: el Gran Templo de Atón medía unos 800 metros de largo.

Entre tanto, el arte egipcio experimentaba su propia revolución. Las tradiciones inamovibles que durante siglos habían definido las temáticas, proporciones y posturas en que los modelos posaban en las pinturas y esculturas quedaron trastocadas por Akenatón. Los artistas empezaron a plasmar escenas realistas y dinámicas del mundo natural y a retratar al faraón y su esposa, la reina Nefertiti, en actitudes rompedoras por su naturalidad e intimidad.

El matrimonio aparece be­sando y acariciando a sus hijas. Las facciones de Akenatón tienen la intención de impresionar: mandíbula enorme, labios belfos y ojos almendrados. Según la visión del joven rey, la religión se simplificaba radicalmente.

Los egipcios adoraban hasta un millar de dioses, pero Akenatón era fiel a uno. Nefertiti y él eran los únicos intermediarios entre el pueblo y Atón, asumiendo el papel del estamento sacerdotal. Nefertiti tenía consideración de corregente y, aunque no está claro si ejerció un poder político efectivo, sí poseía un estatus religioso y simbólico excepcional en una reina.

La nueva situación debió de originar fricciones con los sacerdotes del antiguo orden, que seguían adorando a Amón. Tras unos años en Amarna, el faraón ordenó que se arrancasen todas las imá­genes de Amón de los templos estatales. Fue un acto de audacia inconcebible: era la primera vez en la historia que un rey atacaba a un dios. Pero a menudo las revoluciones se vuelven contra sus mayores entusiastas, y aquella violencia acabaría aniquilando las creaciones del propio Akenatón.

Llegué a las ruinas del Gran Templo de Atón justo el día que Barry Kemp hallaba un fragmento de una estatua rota de Akenatón. Kemp, profesor emérito de la Universidad de Cambridge y director del Proyecto Amarna, lleva trabajando en el yacimiento desde 1977. Ha dedicado a excavar la ciudad el triple de años que tardó Akenatón en construirla.

«Qué belleza –dijo, sosteniendo el fragmento de piedra esculpida en el que solo se veía la parte inferior de las piernas del rey–. Estos daños no son accidentales». La arqueología en Amarna tiene algo de investigación forense porque muchas piezas fueron destruidas deliberadamente tras la muerte repentina del rey hacia 1336 a.C. Su único hijo y heredero era Tutankatón, un niño de menos de 10 años que enseguida sustituyó el «Atón» de su nombre (Tutankatón) por el título del dios que tanto había odiado su padre: Tutankamón.

Abandonó Amarna y abrazó de nuevo las antiguas tradiciones. Tutankamón murió de improviso, y el jefe de su ejército, Horemheb, se autoproclamó faraón en el que posiblemente haya sido el primer golpe de Estado militar de la historia.

Horemheb y sus sucesores, entre ellos Ramsés el Grande, desmantelaron los palacios y templos de Amarna. Destruyeron las estatuas de Akenatón y Nefertiti y expurgaron el nombre del rey hereje y sus sucesores de las listas oficiales de gobernantes egipcios. Tan eficaz fue aquel acto de damnatio memoriae que explica en parte por qué la tumba de Tutankamón escapó a gran parte del expolio del que fue objeto el Valle de los Reyes.

En la época faraónica, generación tras generación de saqueadores peinaban aquellas tumbas, pero la de Tutankamón apareció casi intacta. La gente simplemente olvidó que estaba allí.

También olvidó casi todo de la vida en Amarna. Las últimas excavaciones de Kemp han revelado que el Gran Templo de Atón fue destruido y reconstruido en algún momento del año 12 del reinado de Akenatón. El fragmento de estatua que me mostró coincidía en la datación: había sucumbido por orden del propio rey, no de sus sucesores.

«Desde nuestro punto de vista es una maniobra muy extraña –me confesó Kemp, explicando que Akenatón usó aquellos cascotes para cimentar un templo nuevo, reinventado–. La estatua ya no se necesitaba, así que la redujeron a escombros. No se nos cuenta qué es lo que estaba pasando».

Hay otras pruebas en un excepcional estado de conservación. Los asentamientos antiguos solían situarse en el valle del Nilo, donde milenios de crecidas y presencia humana han destruido las estructuras originales. Pero Amarna está en el desierto, por encima del río. Por ese motivo el lugar estaba deshabitado antes de Akenatón, y por ese motivo se abandonó completamente después de él. Todavía hoy se ven los muros de ladrillo originales de las casas de Amarna, y hay fragmentos de cerámica por doquier. Puede visitarse el edificio de 3.300 años de antigüedad en el que un equipo de arqueólogos alemanes halló el famoso busto policromado de Nefertiti en 1912.

Kemp me contó que se interesó en Amarna porque era un yacimiento intacto, no por Akenatón. El arqueólogo cree que al rey se le han atribuido demasiados rasgos modernos y que el mero uso del término religión en referencia al antiguo Egipto es «un extravío».

Como la mayoría de los expertos actuales, no califica a Akenatón de monoteísta, porque es un adjetivo con demasiadas connotaciones de las subsiguientes tradiciones religiosas y porque durante el reinado de este faraón la mayoría de los egipcios perseveraron en el culto a otras deidades.

No obstante, Kemp no se resiste del todo a especular sobre el carácter del rey. Le impresionan la volubilidad de su pensamiento y su capacidad de obligar a los trabajadores a llevar a cabo sus caprichos. En el Gran Templo de Atón, me mostró los restos de grandes altares de ofrendas de adobe que en su día debieron de estar repletas de alimentos y de incienso, como parte de los ri­tuales.

El número es sorprendente: más de 1.700. «Nos permite entrever a un hombre con un pensamiento que raya en lo obsesivo», afirmó Kemp, quien también ha escrito lo siguiente: «El peligro de ser un monarca absoluto es que nadie se atreve a decirte que acabas de decretar un disparate».

Esa absoluta libertad de acción probablemente también inspiró la emancipación artística. Ray Johnson, director de la Casa de Chicago, el centro de investigación en Luxor de la Universidad de Chicago, cree que Akenatón debió de ser «un genio de la creatividad», pese a sus tendencias obsesivas y despóticas. «Las representaciones artísticas tardías de Amarna son bellísimas –me dijo–.

Sus autores rechazan el canon afectado y exagerado del arte egipcio tradicional y adoptan un estilo mucho más laxo. Las representaciones femeninas en concreto son de una sensualidad increíble».

Recientemente Johnson ha recompuesto digitalmente bajorrelieves y estatuas juntando fragmentos que estaban diseminados en colecciones del mundo entero. Me mostró un «ensamblaje» virtual en el que había encajado la fotografía de un fragmento localizado en Copenhague con la de otro custodiado en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. «Los separan 6.000 kilómetros, pero me percaté de que encajan», me dijo.

La reunificación revela una escena sorprendente: Akenatón celebra un rito no con Nefertiti, sino con Kiya, otra esposa, que carecía del estatus de reina.

Los expertos que participan en esta labor y con los que hablé parecían tener una opinión más benévola de Akenatón, quizá nacida del estrecho contacto con su arte. Las obras artísticas son el legado más perdurable del rey, al menos hasta que fue redescubierto en nuestra época.

Al pueblo le faltó tiempo para abandonar su ciudad y sus ritos, pero el estilo artístico de Amarna influyó en los períodos posteriores. Marsha Hill, conservadora del Metropolitano de Nueva York, me confesó que trabajar con los fragmentos escultóricos de Amarna le ha inspirado una opinión más positiva sobre Akenatón. «En mayor o menor medida, a todo el mundo le son simpáticos los revolucionarios –me dijo–.

Nos gustan las personas que tienen una buena idea, una idea potente que nos induce a pensar que todo va a ir mejor. Yo no veo en Akenatón un personaje destructivo. Sí, es cierto que su idea naufragó, pero eso suele ocurrir. El vapor se va acumulando en el subsuelo hasta que explota, y luego hay que recomponerlo todo».

La actual revolución egipcia ha hecho más difícil todavía, si cabe, el estudio arqueológico de los vestigios –fragmentados y desperdiga­dos– del reinado de Akenatón. En febrero de 2011 las protestas de la plaza Tahrir forzaron la dimisión del presidente Hosni Mubarak después de casi tres décadas al mando del país.

En 2012 Egipto celebró los primeros comicios presidenciales de su historia, de los que salió victorioso Mohamed Morsi, uno de los dirigentes de los Hermanos Musulmanes, pero fue derrocado por un golpe militar tras apenas un año en el cargo. A raíz de aquello, las fuerzas de seguridad masacraron en El Cairo a cientos de partidarios de Morsi.

Se registraron violentas protestas en todo el país, como en Mallawi, ciudad ubicada frente a Amarna, al otro lado del Nilo. En agosto de 2013 una turba de seguidores de Morsi atacó una iglesia copta, un edificio gubernamental y el Museo de Mallawi. Durante los disturbios el portero del museo fue asesinado y robaron todas las piezas que pudieron llevarse, en total más de 1.000. Desde entonces la policía ha recuperado la mayoría de ellas, pero el museo tardó tres años en reabrir sus puertas.

En Amarna el avance de la agricultura es una amenaza incluso mayor que los saqueos. Ahora que puede bombearse el agua desde el río con motores diésel, los agricultores están ocupando el terreno desértico, incluidas partes de la ciudad milenaria que aún no se han excavado.

En teoría el yacimiento tiene protección oficial, pero la revolución ha complicado sobremanera su salvaguardia. Mohammed Khallaf, entonces director de la oficina de antigüedades de Menia, la capital de la región, me explicó que los habitantes de la zona de Amarna pueden cultivar por ley unos 300 feddans (126 hectáreas). «Pero infringiéndola han sumado otros 300 –me dijo–. El 80% de la usurpación se ha producido después de la revolución».

La revolución también ha paralizado las obras de construcción del Museo de Atón, el edificio más imponente de Menia. Diseñado por arquitectos alemanes y egipcios, su moderna estructura, que recuerda a una pirámide, se yergue 50 metros a orillas del Nilo.

En todo Egipto, Akenatón es el único faraón en cuyo honor todavía se erigen construcciones monumentales. Ello da fe de que los líderes islámicos del país explotan la identidad popular del Akenatón monoteísta, pero al mismo tiempo se diría que el suyo es un legado condenado a vivir turbulencias políticas. En el museo se habían invertido más de 9 millones de euros cuando de la noche a la mañana dejó de financiarse, víctima del colapso económico post-Tahrir.

El día que visité el complejo me encontré con 11 empleados sentados en una oficina con las luces y el aire acondicionado apagados; en el exterior la temperatura era de 43 °C. Mohammed Shaben se presentó como el director informático del museo y se disculpó por el calor: no tenían suministro eléctrico. Pregunté a qué se dedica un director informático cuando no hay electricidad. «A nada –respondió–. Todos estamos esperando».

Tenía 26 años; la mayoría de sus compañeros eran aún más jóvenes. Todos tenían estudios: eran conservadores, diseñadores de interiores, restauradores de arte. En torno al 60% de la población egipcia tiene menos de 30 años; los jóvenes dominaron las protestas de la plaza Tahrir. También son ellos quienes han pagado el precio más caro al fracasar la revolución.

Desde el golpe militar, la disidencia ha sido castigada con brutalidad y las cárceles recluyen a decenas de miles de presos políticos, muchos de ellos jóvenes. Casi un tercio de la juventud del país está en paro. Shaben me contó que tanto a él como a otros funcionarios públicos se les exigía presentarse en su puesto de trabajo y matar las horas en él, pese a que la construcción del complejo estaba paralizada.

Me enseñó el museo, que consta de cinco plantas, 14 salas de exposiciones y un auditorio, todo a medio construir y a merced de los elementos. Por doquier se veían losetas, barras de acero co­­rrugado y tubos de aire acondicionado oxidados. «Ojo con los murciélagos», me advirtió cuando entramos en el auditorio. Algún día, me dijo, tendrá un aforo de 800 espectadores.


Ahmed Gaafar, el joven inspector de antigüedades que nos acompañaba, se quejaba de que la agitación política había estancado su carrera de conservador. Es un patrón que siempre se repite, desde las tumbas de Amarna hasta la frustración de Tahrir: en todas partes y en todo mo­mento, las revoluciones fagocitan a los jóvenes.

Gaafar mencionó las recientes elecciones presidenciales, en las que ganó Abdelfatah el-Sisi, el general al mando del golpe que había derrocado al líder islamista Morsi. Gaafar veía un paralelismo entre aquel golpe y la era de Akenatón.

«Hay quien dice que Morsi es como Akenatón, y El-Sisi, como Horemheb –dijo–. Horemheb liberó Egipto de un Estado teocrático que se debilitaba por momentos. –En tono esperanzado, añadió–: Y abrió la puerta al período ramésida, que fue el de mayor esplendor de la historia de Egipto. Con El-Sisi ocurre lo mismo: está preparando a Egipto para que recupere su grandeza».

Esa idea –preparar a Egipto para que recobre su grandeza– es muy anterior a El-Sisi e incluso al propio Akenatón. En el antiguo Egipto, tras los períodos de debilidad o desunión, los dirigentes solían declarar un wehem mesut, que literalmente significa «repetición del parto»: un renacimiento. Con símbolos antiguos se valían de las glorias pretéritas para prometer éxitos futuros.

Tutankamón declaró un wehem mesut y parece ser que Horemheb hizo otro tanto. La estrategia sigue viva en la actualidad en otros lugares del mundo. Las revoluciones ganan legitimidad cuando se vinculan con el pasado, y eso explica por qué muchas de las pancartas de la plaza Tahrir iban acompañadas de imágenes de los líderes políticos Gamal Abdel Nasser y Anwar el-Sadat.

En 2012, cuando Morsi y los Hermanos Musulmanes llegaron al poder, aprobaron una Constitución que aludía al «monoteísmo» de Akenatón, y titularon su programa político Nahda, que en árabe significa renacimiento.

En Egipto siempre ha existido la tentación de reflejar el pasado en el espejo moderno, re­creando el mundo faraónico a nuestra propia imagen. Pero también es cierto que los antiguos egipcios desarrollaron tácticas políticas sofisticadas; al fin y al cabo, su sistema político perduró más de 3.000 años. Introdujeron el concepto de reinar por la gracia de dios, así como muchos símbolos universales de poder, como la corona y el cetro.

El arte de Amarna solía tener funciones propagandísticas, con representaciones de Akenatón entregando premios a sus aduladores y paseándose por la ciudad con su deferente guardia personal. Barry Kemp afirma que todas esas escenas constituyen «una caricatura inopinada de todos los líderes modernos seducidos por las mieles de la exhibición carismática».

En las ruinas del Gran Templo de Atón pregunté a este egiptólogo inglés si esos patrones de pensamiento y conducta son universales y atemporales. «Pertenecemos todos a la misma especie –me respondió–. Hasta cierto punto estamos programados para pensar y actuar de la misma manera. Pero las tradiciones que se mantienen en el tiempo moderan a las sociedades. Esa es nuestra responsabilidad: hallar el equilibrio entre patrones universales y patrones culturales distintivos».

El Proyecto Amarna, que coordina las investigaciones sobre el terreno, cuenta con un despacho en un edificio contiguo a la plaza Tahrir. Anna Stevens me contó que ese entorno le ha aportado una nueva perspectiva a la hora de contemplar el pasado. «Vivir los acontecimientos de esta época me ha llevado a meditar mucho sobre Akenatón y el impacto de las revoluciones –me dijo, refiriéndose al ascenso de El-Sisi–.

Me llama la atención el interés que siempre despierta la figura del hombre fuerte como líder». Me comentó que en las tumbas de los altos dignatarios de Amarna aparece imaginería de Atón y la familia real, pero que hasta la fecha no se han hallado imágenes similares en las necrópolis del pueblo llano. «No hay ni una sola mención a Akenatón ni a Nefertiti –aseguró–. Es como si aquel no fuese su espacio».

La arqueóloga observa una dinámica parecida en el elitismo de la política actual: «Puedes introducir transformaciones radicales en las altas esferas, pero por debajo nada cambia. Puedes trasladar una ciudad entera a otra parte de Egipto; puedes trasladar todo un grupo humano a la plaza Tahrir, pero nada cambia».
En su opinión, una revolución es un acto de narración selectiva.

«Akenatón está creando un relato –me dijo un día en su despacho, y acto seguido señaló una imagen de los esqueletos de un cementerio plebeyo–. Pero en realidad ese relato no es para estas gentes».

Jamás conoceremos la historia de esas personas, de igual manera que no nos fijamos en la vida de la mayoría de los egipcios de hoy cuando ponemos toda nuestra atención en las figuras dominantes de la política nacional: Mubarak, Morsi y El-Sisi. Si nos cuesta aprehender toda la variedad de experiencias revolucionarias de los últimos seis años, ¿qué posibilidad tenemos de comprender como es debido los vaivenes políticos de mediados del siglo XIV a.C.?

«¡Así es la vida!», dijo al fin Anna Stevens. Ocupaba un despacho seis pisos por encima de la plaza Tahrir y estaba rodeada de un batiburrillo de datos de las excavaciones de Amarna. Pero parecía cómoda con la incertidumbre fundamental de Akenatón: los misterios de su fe, los mensajes de los huesos de sus súbditos y todas las piezas rotas que nunca podrán recomponerse. Sonrió y dijo: «No hay relato claro».

jueves, 23 de noviembre de 2017

ABC:Hallan unas «barbies» de hace 2.000 años en Crimea


Unas insólitas marionetas de terracota, con los brazos y piernas articulados, figuran entre los objetos descubiertos en la excavación de una mansión del siglo I d.C en la ciudad crimea de Kerch.

El descubrimiento ha sido trabajo de investigadores del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia. La vivienda perteneció a una familia de clase media del Reino del Bósforo, un territorio vasallo del Imperio romano.

En el inventario excavado figuran numerosos fragmentos de vasos de cerámica romana, diversas estatuillas de terracota, joyas, lámparas, llaves y clavos de bronce, además de 150 monedas que se usaron durante los siglos I y II d. C.

En cuanto a las marionetas «se podrían llamar 'las Barbies helenísticas'. Servían de juguete para los niños», explicó en un informe oficial el encargado de la expedición arqueológica, el profesor Serguéi Vnúkov, citado por sputniknews.com.

El arqueólogo subrayó que los objetos hallados son una muestra perfecta del estilo de vida de una familia típica de clase media del Reino del Bósforo, ya que los arqueólogos no descubrieron «ni objetos caros de fabricación extranjera, ni monedas de oro o de plata u otros artículos de lujo».

El investigador explicó que en el edificio podrían haber vivido unos propietarios de tierras o arrendatarios, pero indicó que no se trataría de los llamados terratenientes romanos, aunque probablemente tenían varios esclavos.

Además de la mansión, los arqueólogos rusos descubrieron un asentamiento de la edad del Bronce Medio -del siglo II a. C.-, así como las ruinas de varias calles pertenecientes a las épocas del Imperio romano y la Edad Media.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

La Vanguardia:Descubren tres barcos romanos hundidos en la costa norte de Egipto


Tres naves del Imperio romano han sido descubiertas en la costa de Alejandría, en el norte de Egipto, con diversos artefactos en su interior como monedas, vasijas de cerámica y piezas de cristal, informó hoy el Ministerio egipcio de Antigüedades.

Los arqueólogos han hallado tres monedas de oro de la época del emperador romano Octavio Augusto (63 a. C. - 14 d. C.), además de un busto de cristal que se cree que perteneció al general romano Marco Antonio, contemporáneo de Octavio Augusto.

Los pecios han sido descubiertos en un yacimiento submarino situado en la bahía de Abu Qir, en las afueras de la ciudad mediterránea de Alejandría (norte), por un equipo formado por el departamento Central de Antigüedades Submarinas en colaboración con el Instituto Europeo de Arqueología Submarina de Alejandría.

En opinión del presidente del Departamento Central de Antigüedades Submarinas, el doctor Osama Alnahas, “las excavaciones indican que un cuarto barco será descubierto en la próxima temporada”, en Abu Qir, puesto que “se han encontrado tablas y restos de vasijas de cerámica que podrían ser la carga del barco”.

La bahía de Abu Quir ya es celebre por albergar los yacimientos de Thonis-Heraclion y Canopus, ciudades hundidas del siglo VIII a.c. que fueron descubiertas por el arqueólogo francés Franck Goddio en el año 2000 y albergan un importante yacimiento arqueológico.

martes, 21 de noviembre de 2017

National Geographic:Hallada en Italia una nueva tumba etrusca de más de 2.600 años de antigüedad


Una nueva tumba etrusca ha sido descubierta este mes en la necrópolis de Poggetto Mengarelli en Vulci, en la provincia de Viterbo, al norte de Roma, según informa Carlo Casi, el director de las excavaciones, a National Geographic. La tumba 37 está compuesta por una pequeña cámara funeraria casi cuadrada precedida de un breve dromos (un corredor al aire libre). El interior del hipogeo estaba parcialmente cubierto de tierra, que ha conservado el ajuar funerario del difunto, formado por 19 objetos prácticamente intactos.

"Los restos del difunto, incinerados, se han conservado en el interior de un ánfora etrusco-corintia de decoración lineal que permite fechar el complejo entre finales del siglo VII y comienzos del VI a.C.", afirma Casi. También se han descubierto vasijas en bucchero (cerámica negra típica de la civilización etrusca) utilizadas para el consumo de vino: una enócoe, un attingitoio, una cótila, un cántaro y un cálice; además de vasos para contener líquidos y productos alimenticios.

"El género masculino del difunto ha sido determinado por la presencia de una punta de hierro de una jabalina y de su terminal (el sauroter), y por dos cuchillas del mismo material; una probablemente sea un un cuchillo con la hoja ligeramente curva, con abundantes restos de madera del mango. Entre los ornamentos personales cabe destacar una fíbula, una especie de hebilla de hierro y una aguja de bronce", concluye el arqueólogo.

lunes, 20 de noviembre de 2017

ABC:Encuentran una espada con más de 2000 años de antigüedad en Ribadumia


Un grupo de arqueólogos de la Diputación de Pontevedra ha econtrado el mango de una espada, también llamada puñal de antena, en el yacimiento galaico-romano del Monte do Castro (Ribadumia). Según los primeros análisis la pieza habría sido elaborada entre los siglos II y I antes de Cristo.

En rueda de prensa, la presidenta provincial, Carmela Silva, ha destacado que se trata de un caso «curioso», ya que el hierro con el que se fabricó esta empuñadura «no es el material que se empleaba habitualmente» para estas piezas, hechas casi siempre de bronce.

Silva ha señalado que la procedencia se puede situar en ese horizonte temporal porque piezas similares se encontraron en otras excavaciones como Santa Trega (A Guarda) o A Lanzada (Sanxenxo) en los años 70, o por el «contexto» en el que ha encontrado, pegada al muro de una cabaña.

La presidenta de la Diputación ha recordado que este hallazgo se ha producido durante los trabajos de restauración de la «acrópolis» del yacimiento, compuesta por siete cabañas y un tramo de muralla de 25 metros, en donde están actuando un equipo de quince arqueólogos y restauradores desde el pasado mes de septiembre.

Esta actuación forma parte del protocolo firmado entre la institución provincial y el Ministerio de Fomento para la puesta en valor de los yacimientos galaico-romanos de la provincia de Pontevedra.

En el caso del Monte do Castro, Silva ha asegurado que ya están documentadas más de 100.000 piezas arqueológicas, algunas de ellas «únicas» en el noroeste peninsular como un gran caldero de bronce, una fíbula metálica o una cerámica votiva decorada y que están expuestas en el Museo de Pontevedra.

viernes, 17 de noviembre de 2017

National Geographic:Un brazo de bronce y otros nuevos hallazgos del naufragio de Antiquitera


La última campaña arqueológica cerca de la isla griega de Antiquitera, donde en el siglo I a.C. se hundió una imponente nave romana cargada de reliquias griegas, se ha desarrollado entre el 4 y el 20 de septiembre bajo unas condiciones meteorológicas excelentes y con unos resultados asombrosos, según informó ayer el Ministerio de Cultura de Grecia. El pecio y sus tesoros fueron descubiertos en 1900 por un grupo de buscadores de esponjas y desde entonces se han sucedido las campañas arqueológicas, con exploradores tan ilustres como Jacques Cousteau. Uno de los objetos más conocidos, rescatado del fondo del mar por los buscadores de esponjas, es el Mecanismo de Antiquitera, la computadora mecánica más antigua que se conoce, que reúne el saber astronómico y astrológico de la época.

La excavación ha continuado en la zanja en la que se descubrieron restos humanos el año pasado, donde han aparecido amplios fragmentos cerámicos de ánforas y otros recipientes. También se han investigado otras dos zonas, donde han aparecido fragmentos de estatuas de mármol y bronce bajo grandes piedras que se deslizaron hasta ahí debido a un evento sísmico violento. Entre los fragmentos destacan un brazo de bronce, con lo que aumenta el número de estatuas de bronce procedentes del naufragio, y un elemento de la vestimenta de una estatua de bronce. Y entre los fragmentos de mármol cabe destacar una posible pierna de un desnudo masculino unida al plinto o base de la estatua, que se encontraba bajo una enorme roca.

Asimismo se han recuperado fragmentos de la estructura externa e interna del barco que ofrecen indicios sobre el accidente que sufrió, además de clavos, fragmentos de revestimiento de plomo e incluso un disco metálico con cuatro extremos agujereados y decorado con un toro, que ha podido ser observado con rayos X. La página web Return to Antikythera reúne los increíbles hallazgos realizados durante las diferentes campañas arqueológicas.

jueves, 16 de noviembre de 2017

National Geographic:Descubierto el primer gimnasio helenístico en Egipto


Un equipo arqueológico alemán y egipcio, dirigido por Cornelia Römer, del Instituto Arqueológico Alemán, ha descubierto el primer gimnasio helenístico en Egipto, concretamente en Watfa, al noroeste de Fayún, según acaba de anunciar el Ministerio de Antigüedades de Egipto.

En un gymnasion griego los atletas competían desnudos en honor de los dioses y también socializaban y compartían intereses intelectuales. "Los jóvenes griegos de clase alta practicaban deportes, aprendían a leer, a escribir y a disfrutar de las discusiones filosóficas", explica un comunicado del Ministerio de Antigüedades. El gimnasio de Watfa, más pequeño que el de Pérgamo, Mileto o Pompeya, "muestra claramente el impacto de la vida griega en Egipto, no sólo en Alejandría, sino también en el medio rural".

Watfa, la antigua Filoteris, fue uno de los muchos asentamientos fundados por los primeros ptolomeos a mediados del siglo III a.C. En sus inicios tenía unos 1.200 habitantes: dos tercios de egipcios y un tercio de pobladores grecoparlantes. El gimnasio recientemente descubierto conserva los restos de una amplia sala para reuniones, antiguamente adornada con estatuas, un comedor y un patio en el edificio principal. Y, al lado, los restos de una pista de casi 200 metros de largo, prácticamente el recorrido de un estadio griego. Amplios jardines rodeaban este centro de enseñanza griega.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

National Geograpic:2 depósitos excavados en Creta contenían figurillas votivas zoomorfas y femeninas


Dos depósitos que contenían figurillas votivas de más de 2.500 años de antigüedad han sido excavados recientemente en el macizo de Anavlochos, en la costa norte de Creta y a unos 500 metros sobre el nivel del mar, según explica Florence Gaignerot-Driessen, la directora de las excavaciones, a National Geographic.

El depósito más antiguo, fechado entre el 1200 y el 1100 a.C. (Minoico tardío IIIC), contenía figurillas zoomorfas: bóvidos, équidos, aves y "destaca una gran figura de un toro con decoración pintada", comenta Gaignerot-Driessen. El otro depósito, fechado entre el 1050 y el 550 a.C. (del período protogeométrico al clásico), contenía 350 figurillas, figuras y placas con representaciones femeninas. "Todavía no sabemos qué representaban, pero probablemente eran ofrendas votivas depositadas por mujeres", señala la arqueóloga.

Las excavaciones, realizadas por un equipo de la Escuela Francesa de Atenas, también se han desarrollado en una ladera con vistas a un antiguo cementerio, donde se encuentra el santuario de Kako Plaï, formado por un edificio de culto, pequeño, rectangular y con un banco. "El lugar probablemente fue visitado entre el 1200 y el 550 a.C.", concluye.

martes, 14 de noviembre de 2017

Aparece un nuevo mosaico en la Villa Romana La Olmeda


La Villa Romana La Olmeda no deja de deparar sorpresas. El equipo de arqueólogos del yacimiento de la Diputación ha sacado a la luz un nuevo mosaico, aparentemente en muy buen estado de conservación y de gran valor, en la zona de los baños de la Villa.

Lo más sorprendente de este hallazgo es que el nuevo mosaico se encontraba hasta el momento oculto bajo el mosaico actual correspondiente al espacio destinado como vestuario de las termas. Su descubrimiento ha sido casual, ya que ha visto la luz tras la intervención de los arqueólogos para evitar que se desprendieran las teselas del actual mosaico, al haberse observado unos abombamientos.

Según el director de las excavaciones de La Olmeda, José Antonio Abásolo, y a la vista de lo descubierto hasta el momento, se puede tratar de un mosaico de gran valor, dada su policromía y dimensiones, ya que, previsiblemente podría superar los 90 metros cuadrados, lo que supone las dimensiones totales de la habitación en la que se encuentra.

Se trata de un mosaico geométrico de características, tanto en factura como en decoración, muy similares a otro firmado existente en la zona de los baños templados.
Ante el gran interés y posible importancia de este nuevo descubrimiento se solicitará en breve permiso a la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León para poder continuar los trabajos de levantamiento de dicho mosaico para que pueda ver la luz el nuevo mosaico que se encuentra bajo su suelo. 

El equipo de arqueólogos de La Olmeda, a la vista de estas futuras excavaciones decidirá la forma más idónea para que el visitante pueda ver toda la secuencia de suelas de esta habitación.

Ante la importancia de este hallazgo, el Presidente de la Diputación, Enrique Martín, acompañado por José Antonio Abásolo, el jefe del servicio de Cultura, Rafael Martínez, y el mosaísta Domiciano Ríos, ha querido desplazarse a la Villa Romana La Olmeda para interesarse por el valor y estado de conservación del nuevo mosaico. 

lunes, 13 de noviembre de 2017

La Vanguardia:¿Cuándo se diagnosticó por primera vez la infertilidad?


¿Es la población menos fértil los últimos años? Esta es la respuesta a la que intentan dar una respuesta definitiva los expertos. Los centros de reproducción asistida se afanan en investigar las posibles causas de un aumento de la infertilidad que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) constata.

Pero esto es algo que lleva preguntándose la humanidad desde hace muchos siglos atrás. Un descubrimiento, hallado por investigadores turcos en la provincia central de Kayseri, así lo revela.

Se trata de una antigua tableta de arcilla asiria, descubierta el pasado jueves, que revela que el primer diagnóstico para determinar la infertilidad se realizó hace 4.000 años. La histórica pieza analiza el problema, así como una solución a él.

Dicha tabla funcionó en su día como un acuerdo prenupcial. La familia de la novia hizo un pacto con el futuro esposo en el que se permitía que contratara a una esclava para concebir un bebé. Como la mujer no podía concebir niños, los familiares aceptaron este trato para que así llegara un hijo a su casa.

“La esclava sería liberada después de dar a luz al primer bebé varón y garantizar que la familia no se quede sin un hijo”, ha explicado a los medios el profesor Ahmet Berkiz, del departamento de ginecología y obstetricia de la Universidad de Harran.

Este acuerdo prenupcial es el más antiguo hallado hasta el momento, lo que significa que corresponde al diagnóstico de infertilidad más antiguo encontrado hasta la fecha. Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista médica de Endocrinología Ginecológica y la tableta está en exhibición en el Museo de Arqueología de Estambul.

domingo, 12 de noviembre de 2017

National Geographic:Colocan la primera piedra del futuro Centro Arqueológico del Mosaico de Lod (Israel)


La primera piedra del futuro Centro Arqueológico del Mosaico de Lod (Shelby White and Leon Levy Lod Mosaic Archaeological Center) fue colocada el pasado 19 de octubre, 21 años después de su hallazgo casual en la ciudad de Lod, al sureste de Tel Aviv (Israel), según informa la Autoridad de Antigüedades de Israel. El célebre mosaico de Lod, fechado a finales del siglo III y comienzos del siglo IV d.C., es uno de los mosaicos romanos más completos y espectaculares del mundo.

El mosaico fue descubierto en 1996 por Miriam Avisar y, debido a la falta de fondos para su conservación, fue cubierto de nuevo hasta 2009, cuando una generosa donación de la Fundación Leon Levy y Shelby White permitió retirarlo y restaurarlo. En los últimos años ha viajado por todo el mundo (ha sido expuesto en museos como el Metropolitan de Nueva York o el Louvre de París) y a partir de 2019 se exhibirá en un moderno complejo arqueológico situado en el lugar del hallazgo y diseñado por el arquitecto Amit Nemlich.

El mosaico de Lod, de una calidad extraordinaria, embelleció el pavimento de una villa romana que formaba parte de un suntuoso complejo residencial erigido en Lod. En el colorido mosaico, de 17 metros de largo y 9 de ancho, aparecen representados animales (mamíferos, aves y peces) e incluso barcos romanos con gran detalle, pero ninguna figura humana. Al sur del mosaico principal hay un segundo mosaico colorido que también será incorporado al museo.

viernes, 10 de noviembre de 2017

National Geographic:Una obra maestra que cambiará la percepción del arte griego prehistórico


La tumba del Guerrero del Grifo (Griffin Warrior), denominada así porque contenía una placa de marfil adornada con un grifo (una critatura mitológica con el cuerpo de un león y la cabeza y las alas de un águila), fue descubierta y excavada en el verano de 2015 por un equipo de la Universidad de Cincinnati en un olivar cercano al yacimiento arqueológico conocido como el Palacio de Néstor, en Pilos (Grecia). La tumba intacta contenía los restos mortales de un probable guerrero micénico o un sacerdote, enterrado alrededor del 1500 a.C., y unos tesoros extraordinarios que se remontan a los orígenes de la civilización griega: una espada con la empuñadura de oro, una daga también revestida de oro, copas de oro, un espejo de bronce con el mango de marfil, decenas de sellos de piedra con diseños intrincados...

Uno de ellos destaca del resto por su labrado artesanal: el Ágata del Combate de Pilos, una gema que provocó lágrimas entre algunos de sus restauradores. Representa una batalla entre tres guerreros. El héroe, con escudo y taparrabos, ya ha derrotado a un adversario y está a punto de vencer a un segundo enemigo. "No afirmamos que la escena esté directamente relacionada con los poemas de Homero, pero resulta muy evocadora de algunas batallas de la Ilíada. La pieza es, por sí sola, la obra glíptica de la Edad del Bronce más hermosa que se ha descubierto hasta ahora", explican Sharon Stocker y Jack Davis, los directores de la excavación, de la Universidad de Cincinnati, a National Geographic. "La representación del cuerpo humano presenta un nivel de detalle y de musculatura que no se vuelve a ver hasta el período clásico del arte griego, unos 1.000 años más tarde", expresa Davis en un comunicado emitido el lunes por la Universidad de Cincinnati.

"El sello de piedra sólo mide 3,5 centímetros de largo, por lo que debió de ser increíblemente difícil crear una obra tan detallada en una superficie tan pequeña y tan dura. Creemos que fue producida en la Creta Neopalacial y no en la Grecia continental. Por lo que sabemos, los micénicos no poseían la tecnología para producir un tesoro tan asombroso", sostienen Stocker y Davis. "Parece ser que los minoicos producían un tipo de arte que nadie se imaginaba que pudieran producir. Este sello, que debería de incluirse en todos los próximos textos de historia del arte, cambiará la percepción del arte prehistórico", concluye Stocker.